¡Controlen A Ese Misionero!

08.06.2020

"Si desplazamos la teología de la práctica, tarde o temprano lo ridículo puede llegar a naturalizarse"

Hechos 13 y nuestra "teología del control"

"Había entonces en la iglesia que estaba en Antioquía, profetas y maestros: Bernabé, Simón el que se llamaba Niger, Lucio de Cirene, Manaén el que se había criado junto con Herodes el tetrarca, y Saulo. 2 Ministrando éstos al Señor, y ayunando, dijo el Espíritu Santo: Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a que los he llamado.3 Entonces, habiendo ayunado y orado, les impusieron las manos y los despidieron. 4 Ellos, entonces, enviados por el Espíritu Santo, descendieron a Seleucia, y de allí navegaron a Chipre." - Hechos 13: 1-4


Se me ocurre (no sé si usted verá lo mismo en el texto), que la razón por la cual Lucas, detalla que en Antioquía había "Profetas y Maestros" y los cita, es para resaltar que la iglesia estaba desarrollada y que Dios eligió de entre sus líderes, a quienes debían salir a la obra misionera.

Si vamos a hacer la obra misionera, debemos aplicar la teología a la misma, porque si la teología es el estudio de Dios, y la Biblia es la manifestación de Dios al hombre, deberíamos abrevar de sus aguas para hacer las cosas como Dios quiere, y no como nosotros creemos que Dios quiere.

Deberíamos hacer las cosas como Dios quiere y no como nosotros creemos que Dios quiere

La razón por la que digo esto, es porque el estudio de este pasaje me permitió entender que mucho de lo que yo hacía, respondía a un convencionalismo pre-existente que limitó mi visión espiritual de la lectura y estudio de algunos pasajes bíblicos. Eso me permitió advertir algunos conceptos equivocados que hoy quiero compartir contigo.

El concepto de "iglesia que envía", no puedo verlo en la Biblia

Notemos, en este caso, el versículo 2 y 4.

Claramente se menciona que es Dios quien llama a los misioneros, y es el Espíritu Santo quien los envía, por lo que a la luz de estos dos versículo podemos decir que el concepto de "iglesia que envía" no tiene una base bíblica, o por lo menos, parecería contradecir el pasaje citado. Pero veamos otros aspectos importantes del texto:

Analicemos ahora el versículo 2, donde claramente se dice que el Espíritu Santo no se comunicó exclusivamente con las personas enviadas, sino con todos los líderes de la iglesia. Todos los líderes recibieron una orden del Espíritu Santo:

"Apartadme a Bernabé y Saulo para la obra a que los he llamado".

Esto implica un reconocimiento de los líderes de la iglesia de que las personas elegidas, realmente fueron designadas por Dios. En otras palabras: El llamado de Dios debe ser reconocido por los líderes de la iglesia.

Ahora examinemos el versículo 3. Tratemos de ver la importancia que los líderes de aquella iglesia mostraron ante lo que estaba pasado. Aquí se dice que hicieron cuatro cosas:

Ayunaron - como una manera de buscar más profundamente a Dios.

Oraron - Una acción colectiva, notemos el plural.

Les impusieron las manos - un claro traspaso de autoridad (Num. 28:18,19).

Y los despidieron - la palabra griega que se traduce "despidieron" es apolúo que también puede traducirse como: liberar completamente, aliviar, soltar, dimitir o figurativamente: dejar morir, perdonar, divorciarse, poner en libertad, repudiar, retirar, soltar, enviar, dejar libre, despedir.

Es evidente entonces, que lo que hicieron los hermanos con Pablo y Bernabé, es darles completa libertad de acción, liberarlos de sus responsabilidades en la iglesia, para que pudieran dedicarse de lleno al llamado de Dios en sus vidas.

Repasemos, entonces, algunos conceptos importantes que aprendemos de este pasaje bíblico:

1. Dios llama a los misioneros de entre los líderes de la iglesia.

2. La iglesia es llamada a confirmar dicho llamado y apartar a tales hombres.

3. Los líderes de la iglesia son los encargados de traspasar su autoridad a la de las personas llamadas. La imposición de manos es un acto público que se realiza frente a la congregación (ver ejemplo de Moisés).

4. Los líderes relevan a las personas que partirán, de todas sus obligaciones para con ellos. Los despiden, los "sueltan" para darles completa libertad de acción.

5. Los misioneros, no son enviados por la iglesia, sino por el Espíritu Santo.

Pero este sencillo análisis sobre el texto (para que la teología sea realmente relevante) debería estar respaldado por el resto de las Escrituras, pues sabemos que una porción de la Biblia no es la verdad, sino que la verdad, es la suma de toda la Palabra de Dios -Salmo 119:160


El Control De La Iglesia Que Envía, Sobre "Sus" Misioneros

No hay versículos bíblicos que indiquen que la iglesia de Antioquía ejerció algún tipo de control sobre los misioneros. En realidad, la evidencia bíblica apunta a que tanto Pablo como Bernabé regresaron a su iglesia por decisión propia. No había presiones de la iglesia, sino una necesidad de Pablo por informar cuán grandes cosas había hecho el Señor con ellos (Hch. 14: 26,27). De hecho, el escritor del libro de Hechos refiere que tanto Pablo como Bernabé se quedaron en la iglesia de Antioquía mucho tiempo. La expresión usada para señalar esto, muestra que ellos decidieron quedarse ahí. No fueron obligados.

Estando en la iglesia de Antioquía, surgió una discusión doctrinal con un grupo de hermanos que enseñaban que los cristianos debían circuncidarse según la ley de Moisés. Debido a esto, y a que Pablo y Bernabé refutaron fuertemente aquella falsa doctrina, los hermanos de Antioquía decidieron enviarlos a Jerusalén, donde habría un concilio con representantes de varias congregaciones, donde se discutiría aquel asunto (Hch. 15: 1-3).

El versículo 3 utiliza una palabra diferente a la usada el día que ellos salieron a la obra misionera: "encaminados", en griego "propémpo" que significa enviar adelante, ayudar o escoltar para el viaje, acompañar, encaminar. Lo que indica que la naturaleza del viaje que ambos emprenderían hacia Jerusalén, sería diferente a la anterior. Ellos viajaban con la ayuda y respaldo de la iglesia, como representantes de ésta ante el concilio. Por lo tanto, el vínculo existente entre ellos era evidentemente espiritual, de amor fraternal, pero de ninguna manera formal, porque ellos habían sido "liberados" de aquel vínculo formal, por la naturaleza de su llamado.

Al terminar el concilio los Apóstoles deciden enviar con Pablo y Bernabé, a Barsabás y a Silas como testigos de las resoluciones tomadas (Hch. 15:4-35) y después de un tiempo, Pablo y Bernabé deciden salir a su segundo viaje misionero. Por un desacuerdo a causa de Juan Marcos, salen por separado. Pablo elije a Silas (Hechos 15:40) lo que nos indica que Pablo y Silas "salieron encomendados", pero la palabra griega utilizada es "Paradídomi" que significa rendirse, ceder, confiar, transmitir, encomendar, enseñar, maduro, poner, preso, exponer. Una palabra diferente a las anteriores.

Evidentemente, este segundo viaje misionero no es igual que el primero. Aquí no los relevan de sus obligaciones, porque ya les habían dado su independencia de acción la primera vez. Tampoco los "escoltan", porque este viaje es de una naturaleza distinta pues no van como representantes de la iglesia. Aquí la iglesia los "ceden", depositan en ellos su confianza y los despiden para que cumplan con su llamado. No hay control, sino que lo que hay es una relación de confianza mutua.

Pablo tiene un llamado de Dios y una obra por hacer. No es la obra de la iglesia de Antioquía ni de Pablo. Es la obra de Dios. Dios es quien llama, Dios es quien dice lo que hay que hacer. La iglesia de Antioquía o Pablo no pueden adjudicarse crédito alguno por lo que pasó. Pablo contó cuan grandes cosas hizo el Señor. No ellos. En todo caso, los frutos de dicho ministerio el Señor los reasignó a la cuenta de las iglesias que apoyaron aquel ministerio (Fil. 4:17). No es por ser la iglesia que envía, sino por apoyar el ministerio de Pablo (Fil. 4:18,19).

Por el relato de Hechos 16:6-15, es evidente que Pablo estaba subordinado a Dios y no a una iglesia. Inclusive estuvo dispuesto a alterar sus mismos planes si Dios así lo disponía.

No puedo encontrar una base bíblica a la pretensión de algunas iglesias o agencias misioneras de ejercer un control sobre los misioneros.

La relación entre el misionero y su iglesia debería ser de confianza mutua, pero no de subordinación formal. Espiritual, pero no obligatoria. ¿Por qué? porque si no lo hacemos así, no sólo estaremos abandonando la teología bíblica sobre las misiones, sino que estaremos usurpando un lugar que no nos corresponde.

El control debe tenerlo nuestro Dios

Es Dios el que planifica la obra misionera, el que elige y envía a sus misioneros, el que controla el plan a seguir. No podemos usurpar dicho lugar.

Las iglesias deben confiar en los misioneros que envían, porque si los confirmaron bíblicamente para partir, deberían confiar en el control de Dios sobre sus vidas. Y los misioneros, deberían tratar de mantener esa relación espiritual y fraternal con sus iglesias.

La manera en que llevamos adelante la obra misionera debe estar basada en una teología confiable y sólida, en una relación de confianza mutua, en una fe inconmovible en que Dios es quien debe controlarla.

El movimiento musulmán está avanzando a un ritmo vertiginoso, mientras que la obra misionera bautista se encuentra en franco retroceso. No son pocas las iglesias que están cerrando o vendiendo sus templos porque ya no pueden mantenerlos.  Debemos cambiar la manera de hacer las cosas, dejando que sea Dios el que tome el control, ordenando y encomendando a misioneros tan confiables que no deban ser controlados, sino apoyados. Dejando de perder el tiempo en cosas que sólo le compete a Dios y entregándonos por completo, cada quien, a la obra a la que el Señor nos ha llamado.

Debemos cambiar entonces, hacia prácticas basadas en una buena teología, y no en una mera repetición de tradiciones que con el paso del tiempo, dejaron de tener sentido o inclusive, se volvieron ridículas.


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