¿Con Cuánto Dinero Mensual Hay Que Apoyar A Los Misioneros?

22.06.2021

2ª Samuel 24:24

"Y el rey dijo a Arauna: No, sino por precio te lo compraré; porque no ofreceré a Jehová mi Dios holocaustos que no me cuesten nada. Entonces David compró la era y los bueyes por cincuenta siclos de plata."

Recuerdo una vez, cuando pastoreaba en Argentina, que los hermanos de la iglesia se mostraron preocupados porque consideraban que la ofrenda que enviábamos a nuestros misioneros era ínfima, por lo que decidimos hacer un esfuerzo extra para aumentar el aporte mensual que les enviábamos. A pesar del incremento de más del 50% de nuestro aporte mensual, los hermanos quedaron un poco defraudados, pues en su mayoría, seguían pensando que era poco. Unos meses después, decidimos ir a un evento en el que participan muchas iglesias de Argentina, Uruguay, Chile y otros hermanos latinoamericanos. Al volver del evento, uno de los hombres que fueron me dijo algo así como lo siguiente: -"Pastor, les pregunté a algunos pastores con cuanto apoyaban a sus misioneros, y me di cuenta que nosotros somos de las iglesias que más dinero les envían, ¿Bien no?" Inmediatamente le repliqué: -"Antes de ir al congreso, pensábamos que les mandábamos una miseria, pero al enterarte de que los demás envían menos que nosotros, ¿Tu reacción es que nosotros estamos enviando demasiado? ¿No será que las otras iglesias no están apoyando como deberían?". Finalmente, reflexioné que en esta anécdota, se cumple perfectamente el viejo refrán que reza "Mal de muchos, consuelo de pobres" o "En el país de los ciegos, el tuerto es rey", y es que algunos refranes, sólo señalan de forma coloquial, las miserias humanas. ¿Pero cuál es la cantidad aceptable que una iglesia debería enviar a sus misioneros?

Enviando Por El Motivo Correcto

Es interesante notar que en la mayoría de las iglesias que conozco -gracias a Dios no en todas- sus miembros no saben con cuanto dinero mensual se apoya a los misioneros de su iglesia, ni cuanta ofrenda mensual entra. Es más, raramente hablan de dicho dinero como un apoyo, sino como una ayuda, como si lo que enviaran fuera una dádiva para "apoyar al hermano necesitado".

La desconexión de la vida cristiana y la obra misionera, donde el miembro de la iglesia simplemente aporta "algo" para los misioneros, sin saber en muchos casos, ni siquiera cómo se apellidan o en dónde ministran; está íntimamente relacionada con una mala enseñanza sobre los motivos reales por los cuales les enviamos dinero cada mes. Enumeremos algunos de ellos:

1. Porque hacerlo es hacer el bien (Fil. 4:14)

2. Para ser partícipes de la obra misionera (Fil. 4.14)

3. Para que el Señor contabilice a nuestro favor, los frutos de aquel misionero (Fil. 4:18)

4. Para que el misionero pueda cubrir sus necesidades particulares (Fil. 4:16)

5. Para que podamos ejercer nuestro oficio sacerdotal (Fil. 4:18; 1ª Pe. 2:5)

6. Para que Dios supla las necesidades de nuestra iglesia (Fil. 4:19)

7. Para que Dios sea glorificado (Fil. 4:20)

Entendemos entonces, que el misionero no necesita que la iglesia le envíe una "dádiva" para ayudarlo (Fil. 4: 12,13), sino que es la iglesia la que necesita del misionero, si es que va a ser partícipe de la obra misionera mundial (Fil. 4:16). Efectivamente, lo que debemos ver en un misionero no es si es rico o pobre, viejo o joven, sino: ¿Está dando frutos que abunden en nuestra cuenta? Entonces, lo que hacemos como iglesia, no es ayudar sino invertir, y lo que hacemos como miembros individuales del cuerpo de Cristo, no es dar una "dádiva" como si de una limosna se tratara, sino elevar un sacrificio espiritual a Dios por medio de Jesucristo.

Dando La Cantidad Correcta

Hay iglesias que envían diferentes cantidades de dinero a cada misionero, determinando el monto según la economía del país en el que ministran, la cantidad y edad de hijos que tiene, la edad del misionero, etc. La evaluación a veces se hace en razón de la cantidad de profesiones de fe mensual que reporta, cantidad de bautismos o de obras terminadas. ¿Es correcto hacerlo de esta manera? Otras iglesias deciden enviar a todos los misioneros el mismo monto de dinero mensual, reservando un fondo de emergencia para misioneros en apuros. Es decir, que en vez de enviar una cuota más alta a cada misionero, la reducen y la ahorran, para ayudar con esa ofrenda extra ahorrada, a cualquier misionero que esté pasando por una emergencia. ¿Es correcto hacer esto? ¿Qué dice la Biblia?

La Biblia no asigna una cantidad específica para lo que llamamos "ofrenda misionera", que es la que se describe en Filipenses 4:10, en adelante. Pero, en el versículo 18 la llama "un sacrificio acepto, agradable a Dios", lo que la ubica inmediatamente en la categoría de "sacrificios espirituales". Categoría asignada en 1 Pe. 2:5 "vosotros también, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo" . Entonces, el monto que como iglesia debemos dar a nuestros misioneros, comienza en la decisión que cada sacerdote (miembro de la iglesia) debe tomar al respecto, es decir: ¿Cuánto dinero debo apartar cada mes, para elevar a Dios el "sacrificio espiritual" requerido?. Creo que la mejor medida nos la da el rey David cuando expresó: "porque no ofreceré a Jehová mi Dios holocaustos que no me cuesten nada" en otras palabras, como sacerdote espiritual, debo dar lo más que puedo, respetando las otras normas de administración enunciadas en la Biblia, como por ejemplo: Debo proveer para mi familia (1 Tim. 5:8); debo trabajar para proveer (2 Tes. 3:10); debo atesorar (ahorrar) para mis hijos (2 Cor. 12:14); no debo salir por fiador de extraños (Prov. 11:15); etc.

El sacrificio que todo sacerdote debería elevar a Dios por medio de Jesucristo debería ser excelente, y por excelente no hablamos del más abundante, sino de aquel que Dios demanda, que en definitiva es lo que marcó la diferencia entre Caín y el justo sacrificio de Abel (Heb. 11:4; 1 Jn. 3:12), ya que "justo" es el que practica la justicia, y cuando hablamos de justicia, hablamos de la ley de Dios.

Entonces, la cantidad correcta es la ofrenda que Dios demande a cada uno, actitud individual que debería reflejarse en una actitud colectiva de ofrecer a Dios, lo que Él pide, de la manera más excelente.

La cantidad correcta individual ¿Cuál es entonces?, es la que cada hermano, en su condición de sacerdote, decide que Dios le está demandando. La cantidad correcta colectiva, sugiero que sea el promedio de entrada de la ofrenda misionera de la iglesia, de los últimos cuatro meses, dividido por la cantidad de misioneros que la iglesia apoya.

Dando Consistentemente

Cuando hablo de consistencia, hago referencia no sólo a la fidelidad en el envío de ofrendas, sino también a la cantidad, calidad y periodicidad de la misma. En mi largo peregrinar como misionero, me he topado en el camino con diferentes tipo de iglesias, y debo decir que en su mayoría, es muy difícil contar con que van a cumplir con el envío de ofrendas cada mes. Hay quienes te retiran el apoyo por no alcanzar las expectativas mencionadas por mí, porque aportan por un período acotado de tiempo, o porque simplemente, el pastor o el tesorero se olvidaron de enviar el dinero. En varias oportunidades ha pasado que la iglesia deja de enviarnos el sostén económico ¡Y los miembros ni siquiera estaban enterados!

Es muy importante para el misionero que la ofrenda sea siempre la misma y que sea depositada siempre a la misma altura del mes. Personalmente, prefiero preguntarle al misionero cuando desea que se la enviemos. Siempre le anunciamos al misionero cuánto dinero mensual le estaremos enviando, y para poder cumplirle, la cantidad es calculada en base al promedio de dinero mensual de los últimos cuatro meses. Si un mes vemos que el dinero no alcanza, entonces, recogemos una ofrenda de amor para completar el envío al que nos hemos comprometido.

Nuestras ofrendas misioneras no serán consistentes, a menos que entendamos qué es lo que estamos haciendo al apoyar a un misionero, al dar para las misiones, al ejercer nuestro oficio sacerdotal... En definitiva, debemos dejar la mecánica del dar y transformarla en un ejercicio espiritual destinado a Glorificar a Dios en nuestras vidas e iglesia.

Conclusión

¿Quieres saber con cuánto dinero debes apoyar a tus misioneros? No sé tú lo que vas a hacer, pero en mi caso, he decidido apropiarme de la famosa frase del Rey David:

no ofreceré a Jehová mi Dios holocaustos que no me cuesten nada"

Dios te bendiga y guíe, mientras decides cuánto dinero aportarás este año a misiones.


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