¿PASTOR O MISIONERO?

03.01.2020

Las definiciones Bíblicas fueron lamentablemente alteradas por intereses económicos

En los años que tengo de ministerio, inclusive desde mi juventud como creyente, recuerdo que siempre ha surgido esta pregunta, la cual -debo decir con honestidad-, siempre que un pastor me la contestaba, me dejaba con más dudas que antes de formularla.

¿Qué es un Pastor? ¿Qué es un Misionero? ¿Qué diferencia hay entre uno y otro?

Con el tiempo aprendí que la razón principal por la cual dichas preguntas no suelen ser claramente contestadas, es porque detrás de la misma se mueven intereses económicos, de los cuales dependen muchas familias foráneas por causas del evangelio.

La enseñanza que recibí de quienes me antecedieron fue variada y contradictoria; primero se me enseñó que un misionero es alguien que sale de su patria para comenzar iglesias en otro país; por lo tanto, los que ministraban en su propio país no eran misioneros. Por supuesto que yo me declaré inmediatamente en contra de esta postura, no en virtud de lo que la Biblia enseñaba, sino porque me encontraba comenzando una obra en mi propia patria.

Otra enseñanza que escuché, es que la ofrenda misionera debería ser destinada a los misioneros, por lo que si se apoya a un pastor, se están desviando recursos de manera indebida. Otro Pastor me dijo no estar de acuerdo con esta postura, apoyándose en un versículo que ya ni recuerdo, pues cuando lo leí vi una interpretación forzada del texto.

¿Y dónde, dice la Biblia que un misionero debe salir de su país para ser catalogado como tal? Alguno diría que como la Biblia dice que la orden de ir es a todas las naciones, hay que salir de la nación con el propósito de comenzar una iglesia para ser declarado "misionero".

Entre la mayoría de los misioneros que conozco, se enseñaba que cada país debe sostener a sus propios misioneros, por lo que ningún misionero debería recibir apoyo mas que de su propio país. ¡Inclusive un Misionero que conozco confeccionó un estudio al respecto para enseñarlo en EE.UU. con el propósito de evitar que haya iglesias apoyando a misioneros foráneos! Lo curioso de esta enseñanza, es que varios de los misionero que la defienden, aceptan ofrendas de iglesias de otros países, pequeño detalle que habla a las claras de lo que ocurre cuando los intereses políticos y económicos, tristemente predominan sobre lo que la Biblia enseña.

Particularmente sí creo que existe una diferencia bien marcada entre el trabajo de un misionero y el de un pastor. Creo que la palabra utilizada en la Biblia para referirse a misionero es la palabra "Apóstol", la cual significa literalmente "uno que es enviado". La diferencia entre los Apóstoles de Jesucristo y los actuales misioneros, es sencillamente que los primeros fueron enviados personal y directamente por Cristo para ser testigos de Su resurrección; mientras que los actuales, somos enviados por el Espíritu Santo (Hech. 13:4) y encaminados por la iglesia (Hech 13:3), para cumplir con la Gran Comisión de predicar el Evangelio de Jesucristo, enseñando y bautizando a todo aquel que cree.


Un pastor, lo defino como un miembro de una iglesia que ha sido apartado para dejar su tarea evangelística (ministerio hacia afuera), para comenzar a trabajar en la "alimentación del rebaño" (una tarea hacia adentro). Las tareas del pastor están descritas en primera y segunda Timoteo, mientras que las de un misionero, pueden verse más claramente en el libro de Tito, una carta destinada a instruir a Tito en el establecimiento de pastores en cada congregación existente.

Un misionero es una persona enviada a hacer discípulos más allá del alcance geográfico de su iglesia. La Biblia nunca aclara que el misionero debe ser foráneo o no. Recordemos que muchas veces se señala a Cristo como ejemplo de misionero y Éste fue enviado a predicar sólo a los judíos (Mat. 15:24).

¿Podemos tomar el ministerio del Apóstol Pablo como un ejemplo de misionero? Creo que no podemos tomarlo en su totalidad, porque él ejerció un apostolado único y diferente, propio de aquellos que fueron enviados personalmente por Cristo para atestiguar de su resurrección. Nosotros no somos testigos oculares de la resurrección de Cristo, y por lo tanto, nuestro ministerio difiere bastante del de ellos. Pero hay otros aspectos que sí podríamos tomar como ejemplo, como el hecho de que Pablo estaba voluntariamente sujeto a su iglesia madre a la cual regresaba a rendir informes (Hech. 14:27), sus viajes tenían propósitos definidos, era apoyado por varias iglesias, coordinaba los esfuerzos entre la comunidad de iglesias en su tiempo (2 Cor. 8: 18,19), etc.

Un misionero, difiere de un pastor, en que su trabajo es mantener el contacto con las iglesias, con el propósito de mantener viva la llama de las misiones, al mismo tiempo, debe evangelizar para comenzar nuevos grupos de discípulos y pastorear hasta tanto pueda establecer pastores en dichas congregaciones.

Un pastor es aquel que cuida las ovejas y da su vida por ellas (Jua. 10:11), por supuesto que el pastor es consciente de que el rebaño no le pertenece más que a Su Señor (1 Ped. 5:1-4) y es por este motivo que estará dispuesto a morir por las ovejas.

El misionero sabe que su trabajo finalizará cuando su congregación pueda continuar las tareas sin su ayuda, tiempo en el cual deberá comenzar a pensar en establecer a un pastor.

El pastor no está pensando en dejar su rebaño, sino en quedarse a cuidarlo hasta la venida de Su Señor, o hasta que el Señor le muestre otros planes.

El misionero, a diferencia del pastor, sabe que un día se tendrá que ir para volver a comenzar su tarea.

El pastor es el que continúa la tarea del misionero (Apóstol) afianzando a los discípulos (1 Cor. 12:28).

Personalmente creo que la idea de que el misionero se quede toda su vida en la primer iglesia que establece, para luego entrenar y enviar desde allí misioneros a otros lugares, no es bíblica. Esa es la tarea que debe ejercer el pastor, ya que la iglesia debe ser un centro de entrenamiento para encomendar siervos a cumplir con la Gran Comisión. Esa no es la tarea del misionero, porque el pastor es el que se queda y el misionero es el que se va. Lo que he visto en líneas generales sobre esta manera de trabajar, es que a la larga, las iglesias se tornan débiles, porque nunca aprenden a sostener a un pastor, pues el misionero que las pastorea vive de su apoyo personal y utiliza los recursos destinados al mantenimiento del futuro pastor en otras cosas, dándole a la iglesia la falsa impresión de que están bien económicamente. Cuando los años pasan y el misionero se ve obligado a dejar la iglesia por diferentes causas o muere, los hermanos caen en la cuenta de que no pueden mantener a un pastor, y en el peor de los casos, piden que venga otro misionero para no tener que hacerlo. Otro de los problemas que ha causado esta manera de desarrollar la obra, es que muchas de las familias enviadas a comenzar iglesias se ven atrapadas en penurias económicas o directamente tienen que abandonar el ministerio porque a la falta de apoyo económico (producido por la falta de iglesias nacionales) se le suma la inexperiencia que los termina desanimando. Creo que la obra se haría más rápida y efectivamente, si la persona con más experiencia y apoyo (el misionero) es el que se va de la iglesia a comenzar una nueva, y que el pastor menos experimentado quede bajo la protección de la iglesia establecida. La experiencia de volver a comenzar de cero una nueva obra, hará que la próxima vez todo avance más rápido.

No hay nada de malo en comenzar una iglesia con el propósito de quedarse a pastorearla, pero en dicho caso, el pastor que es guiado a esta tarea debe ser apoyado exteriormente por un tiempo definido y temporal, hasta que su congregación pueda mantenerlo a tiempo completo.

El pastor debe vivir de la leche del rebaño (1 Cor. 9:7-14) y el misionero del apoyo misionero de otras iglesias (2 Cor. 11:8), y en ésto se diferencian también unos de otros.

Creo firmemente que la falta de un apoyo teológico para definir este tema, ha creado muchos conflictos espirituales y prácticos que han llevado a una confusión tal, que hemos perdido efectividad en el trabajo misionero, ha creado divisiones innecesarias y colocado a pastores y misioneros en roles que no les corresponden. Es posible que al leer estas líneas difieras de algunos conceptos expuestos en esta nota, y está muy bien, en tanto tengas una doctrina desarrollada que te permita actuar como lo haces; de otra manera, simplemente estamos expresando nuestras opiniones, las cuales carecen de valor ante la opinión de Dios expresada en Su Palabra ¿No te parece?

Definitivamente creo que este tema debe ser estudiado y debatido sanamente entre misioneros y pastores, pues la resolución del mismo, nos ayudará a todos a formar el equipo misionero que cambiará a nuestra generación.



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