¿Viviremos Al Margen De La Ley?

29.12.2020

¿Viviremos Al Margen De La Ley?

"Gobiernos de facto". Así es como se denominó a los gobiernos que se impusieron de manera inconstitucional. Gobernar al margen de la constitución es gobernar al margen de la ley. Cuando eso pasa, todos los actos cometidos durante un gobierno de facto, serán anulados -o deberían anularse- luego que el poder constitucional sea recuperado. Nos asombramos como creyentes y rasgamos nuestras vestiduras por los gobiernos militares que gobernaron "de facto" en el pasado, sin entender que la única razón por la cual se mantuvieron en el poder, no fue sólo por las fuerzas de las armas, sino también, porque una gran parte de la población, ante la convulsión social previa al golpe de estado, aprobó lo que sucedía.

Para los creyentes, la Biblia es nuestra constitución, y lamentablemente, muchos de nosotros hemos aprobado comportamientos "de facto", al margen de la ley, que siguen adelante, no porque nuestra "constitución" lo apruebe, sino porque hemos decidido ignorar lo que la Biblia dice, para vivir al margen de la ley de Dios (Rom. 8:2; 1 Jn. 5:3).

No es de extrañar, entonces, que algo tan aberrante como el aborto, esté siendo defendido de esta forma, ya que la tipificación del aborto como un crimen, desnuda el entramado inmoral que sostiene nuestra sociedad, donde tanto cristianos como no cristianos, luchamos para no ser señalados como meros delincuentes.

Romanos 3:9

"¿Qué, pues? ¿Somos nosotros mejores que ellos? En ninguna manera; pues ya hemos acusado a judíos y a gentiles, que todos están bajo pecado"

La Doctrina De Los Gobiernos De Facto

Esta doctrina es un invento argentino, elaborada por la corte suprema de justicia de 1930, y utilizada para convalidar los gobiernos no constitucionales, en un intento por darles validez jurídica. Manipulando la Constitución Nacional, cada gobierno ilegítimo -los dictadores en complicidad con los jueces, para permanecer en sus puestos- legalizaron "de hecho", que es lo que significa "de facto", a dichos gobiernos. Es decir, que ante el hecho consumado, para no dejar sin legitimidad el único poder capaz de gobernar y sostener la paz social, siendo que los anteriores fueron derrocados, se avaló un "gobierno de facto", hasta que la democracia fuese restituida.

Al llegar el año 1994, la convención constituyente reformó el texto de la Constitución Argentina con el objetivo de que la utilización de esta doctrina quedara definitivamente anulada. Desde entonces, ningún gobierno debería gobernar de facto, es decir, al margen de lo que la Constitución Nacional dictamina.

La Hipocresía De Los Dictadores

La hipocresía radica en que por lo general, aquellos que se erigen en dictadores, son practicantes de aquello que critican. La corrupción denunciada por los militares para tomar el poder, fue la denunciada por las autoridades civiles durante el famoso juicio a las juntas cuando lo perdieron. Hoy, sucede lo mismo con el intento de aprobación de una ley de aborto, y quien sabe con cuantas leyes más que existen en Argentina.

Me refiero al hecho de que de aprobarse esta maléfica ley, su aplicación de echo, convertiría al gobierno en un gobierno de facto. ¿Por qué? Porque estaría convalidando una ley contraria a la Constitución Nacional, que defiende la vida desde la concepción. Se supone que el gobierno debería defender el imperio de la Constitución Nacional y, sin embargo, encabeza una cruzada contraria a ella. De echo, no sólo el gobierno, sino una gran parte de la población, convalida en la práctica lo que en el discurso le criticaron a los militares: un gobierno al margen de la constitución, es decir, un gobierno de facto.

De esta forma, la hipocresía de los dictadores es manifestada una vez más, y tal cual pasara en la década del setenta, es respaldada por una gran parte de la población.

Un Cuento De Nunca Acabar

Esto que sucede en Argentina, es algo que se repitió una y otra vez a lo largo de los últimos casi 100 años de historia. Los que llegan son siempre buenos, el gobierno saliente, siempre son los malos. En el proceso, la pobreza en el país aumenta año tras año y la población, sigue votando exactamente lo mismo, defendiendo a unos y condenando a los otros. Nunca asumen las responsabilidades de sus actos. Tanto la clase dirigente como los votantes, se acusan mutuamente tal como lo hicieran en el jardín de Edén, el hombre acusando a la mujer, la mujer a la serpiente y todos a Dios "la mujer que me diste por compañera me dio del árbol y yo comí" (Gén. 3:12), es un claro reproche a Dios por lo sucedido. Pero como Dios es Dios, y no puede ser engañado, todos fueron castigados por las acciones cometidas.

Lo que sucede en Argentina no es un hecho aislado sino una consecuencia de la naturaleza pecadora del ser humano, quien insiste en anteponer cualquier cosa a Dios. "El cuento del nunca acabar" es el equivalente al "Cuento de la buena pipa" ¿Recuerdan? Se trataba de preguntarle a alguien si alguna vez escuchó el cuento de la buena pipa, cuando el interlocutor respondía "no", entonces se le contestaba: "Yo no te dije "no" sino ¿Escuchaste el cuento de la buena pipa? Y sin importar lo que el otro contestaba, se repetía la fórmula: "Yo no te dije ... sólo te pregunté si escuchaste el cuento de la buena pipa". ¿Te suena a tontería? Pues así somos los seres humanos. Podemos medir los índices de pobreza y ver que todo está peor, podemos entender que las cosas no van bien, pero cuando llegamos con el innovador mensaje del Evangelio de Jesucristo y le preguntamos a las personas si desean entregarle su vida a Cristo, en lugar de seguir viviendo como hasta ahora lo estuvieron haciendo, en la teoría lo aceptan, pero en la práctica, continúan efectuando de hecho, lo que en el discurso condenan.

Una Solución Perdurable

Aunque parezca una fantasía, sí existe una solución al problema de la hipocresía humana, y esa solución se encuentra en la persona de Cristo. Mi abuelo solía decir que la religión la inventó el hombre para dominar al hombre, y hasta cierto punto tenía razón, porque la solución no se encuentra en ningún sistema religioso, sino en la persona de Jesucristo.

Sólo Cristo tiene el poder para cambiar nuestra naturaleza pecadora inclinada a la maldad, y compartir con nosotros su naturaleza Divina (2 Pe. 1:4). La mente del ser humano SI puede cambiar, me refiero a la manera de ver el mundo que lo rodea, cuando el Espíritu Santo es enviado desde el cielo para buscar y salvar lo que se había perdido (1 Pe. 1:12; Luc. 19:10). Dios puede salvarnos de una manera de pensar que solo nos infringe un auto castigo, un daño que es fruto de decisiones supuestamente morales, pero nefastas para, incluso, nuestra auto existencia como especie humana. La idea de asesinar una vida inocente e indefensa, que en la práctica y constitucionalmente hablando, deberíamos defender, para salvar a su asesina, que en la práctica deberíamos condenar, es propio de una degradación ya predicha por las Escrituras.

Romanos 1:28

"Y como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente reprobada, para hacer cosas que no convienen"

¿Qué debemos hacer como creyentes en Cristo?

Sujetarnos a nuestra constitución a como de lugar, porque vivir al margen de la ley, aunque lo hagamos por ignorancia, no implicará ningún atenuante a la hora de tener que rendir cuentas ante aquel que está preparado para juzgar a los vivos y a los muertos (1 Pe. 4:5; 2 Tim. 4:1). Precisamente, porque Dios no puede ser burlado (Gál. 6:7), es necesario que abramos los ojos al mensaje de salvación y perdón de pecados, que la Biblia pregona para todo aquel que ya se cansó de cosechar los frutos de su propia hipocresía. Confesar nuestros pecados, declararnos culpables ante el juez, es el paso previo a pedir perdón al único que puede perdonar pecados (Mat. 9:2-8)  y salvarnos ... de nosotros mismos.

Isaías 45:22

"Mirad a mí, y sed salvos, todos los términos de la tierra, porque yo soy Dios, y no hay más"


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