7 Razones Por Las Cuales Los Pastores No Son Bien Pagos

15.10.2021

Un informe ofrecido por el Grupo Barna a principio del año 2020, asegura que casi el 30% de los pastores en Estados Unidos, se plantearon seriamente, renunciar a una dedicación a tiempo completo. Al mismo tiempo, los informes recibidos que llegan a mis oídos desde diferentes partes del mundo, dan cuenta no sólo de la existencia de pastores que abandonaron el servicio, sino de iglesias que terminaron colapsando a falta de un liderazgo estable durante la crisis sanitaria que aún persiste. Es obvio que los pastores, en su gran mayoría, no pueden vivir tiempo completo del ministerio, y los que lo hacen, subsisten en condiciones económicamente precarias que hace que al llegar una crisis, no puedan afrontarla.

La Biblia es muy clara cuando nos dice que los pastores tienen una orden dada por Dios de vivir del Evangelio (1 Cor. 9:14; 3 Juan 5-8; 1 Tim. 5:17,18; Deut. 12:19). ¿Y cómo llamamos al incumplimiento de la Palabra de Dios? ¿Acaso no lo llamamos pecado? Sin embargo, a pesar de lo que enseña la Biblia, es sabido que una gran cantidad de Pastores en todo el mundo (incluso en EE.UU., que es una potencia económica mundial) no logran vivir del Evangelio. ¿A qué se debe? Hoy les traigo siete razones por las cuales, a mi entender, la Palabra de Dios no se está cumpliendo en este aspecto.

1. Falta de convicciones firmes en el liderazgo. Hay un dicho popular argentino que reza así: "Mal de muchos, consuelo de tontos". Debido a que la mayoría de los pastores no pueden vivir tiempo completo del ministerio, se consuelan citando una y otra vez, el hecho de que el apóstol Pablo fabricaba carpas para vivir, y enseñan a los seminaristas que no tiene nada de malo ser "pastor bivocacional". Por supuesto, que para enseñar esto, hay que ignorar los versículos que cito en la introducción de la nota y que te invito a leer. El pastorado bivocacional no existe en la Biblia. La ocupación secular de un pastor es rechazada de plano por el Apóstol Pablo cuando expresa lo siguiente:

"Ninguno que milita se enreda en los negocios de la vida, a fin de agradar a aquel que lo tomó por soldado.Y también el que lucha como atleta, no es coronado si no lucha legítimamente.El labrador, para participar de los frutos, debe trabajar primero.Considera lo que digo, y el Señor te dé entendimiento en todo" (2 Tim. 2:4-7).

"¿Quién fue jamás soldado a sus propias expensas? ¿Quién planta viña y no come de su fruto? ¿O quién apacienta el rebaño y no toma de la leche del rebaño?¿Digo esto sólo como hombre? ¿No dice esto también la ley?Porque en la ley de Moisés está escrito: No pondrás bozal al buey que trilla. ¿Tiene Dios cuidado de los bueyes,o lo dice enteramente por nosotros? Pues por nosotros se escribió; porque con esperanza debe arar el que ara, y el que trilla, con esperanza de recibir del fruto.Si nosotros sembramos entre vosotros lo espiritual, ¿es gran cosa si segáremos de vosotros lo material?" (1 Cor. 9:7-11).

Noten la convicción con que el apóstol expresa su derecho a vivir del evangelio. "¿Es gran cosa si segáremos de vosotros lo material?" pregunta retóricamente a las personas que él mismo ganó para Cristo, y que ahora niegan su apostolado y el derecho que él tiene a vivir del evangelio.

Es público, notorio y lógico, que si una persona contradice las doctrinas fundamentales que el pastor predica desde el púlpito, se le llame la atención, se le corrija o se lo invite a buscar otra iglesia. ¿Por qué? Porque el pastor está convencido de que ésto debe ser así. Si alguien no comparte dicha creencia, se la respeta, pero no podrá ser parte de la congregación. La falta de convicciones firmes de parte del pastor con respecto a su propio salario, también se reflejará en la opinión generalizada de sus feligreses. Sabe que debe vivir del ministerio, pero no está convencido de ello, porque durante su propio período de formación ministerial recibió ejemplos y enseñanzas contrarias a los postulados bíblicos sobre el sustento del pastor. Le enseñaron que un pastor que conduce un auto 0 Km, se está alejando de los principios de austeridad, humildad y sacrificio, erróneamente enseñados por sus maestros. Si el pastor no está convencido, no enseñará correctamente, lo que nos lleva al siguiente punto:

2. Falta de enseñanza del pastor: La falta de convicción da como resultado, que muchos pastores tengan un engañoso pudor de hablar a su iglesia sobre este tema. Entienden que la iglesia debe ser enseñada, pero en vez de hacerlo ellos mismos, suelen invitar a otro colega a que hable sobre el asunto. No está mal, pero quiero que sepas que la costumbre persistente de hacerlo de esa manera,  es un error. Imagina a la iglesia como si fuera tu propia familia. Ahora imagina que a la hora de hablar con tu esposa sobre el manejo del dinero, me invites a mí, que no tengo la menor idea de cómo manejaron su dinero en los últimos años de matrimonio, a decirles cómo hacerlo. ¿Te parece ridículo? Pues imagina ahora, cuál será la reacción de tu esposa y el resultado de mi enseñanza. ¿No lo tomará como una intromisión innecesaria a la intimidad de tu hogar? Ahora veamos lo que dice la Biblia sobre este asunto:

"Así también ordenó el Señor a los que anuncian el evangelio, que vivan del evangelio" (1 Cor. 9:14).

¿Notaste que la orden de vivir del evangelio es dada, no a la iglesia, sino a los que deben vivir del evangelio? Esto es así, porque son "los que viven del evangelio" los encargados de enseñar esta verdad. Es el mismo pastor el que debe pararse frente al "rebaño" y enseñarle las razones espirituales (bíblicas) por las cuales ha recibido la orden y el derecho, de "tomar de la leche del rebaño". No debería hacerlo otro pastor, porque ese rebaño te fue confiado a ti. Me gustó mucho cuando en una oportunidad me invitaron a hablar sobre misiones a una iglesia, y el pastor me dijo: "Por favor, no hable de la parte económica, de eso me encargo yo".

3. No hay continuidad en la enseñanza: La Biblia dice: "que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina" (2 Tim. 4:2). Es muy común que en la iglesia, se prepare una fecha o día determinado, y pasada "la semana de la mayordomía" o "de misiones", ya poco y nada se habla sobre el tema. Las iglesias, en general, hablan muy poco de dinero. ¿Qué pasaría si durante una semana en tu familia no se hablara nada de dinero? ¿Acaso no es el dinero un tema recurrente y diario en nuestras vidas? ¿Por qué, entonces, no podemos naturalizar que hablar de dinero en nuestras congregaciones debería ser la norma, y no la excepción? Después del amor, el dinero y el manejo del mismo es el tema más nombrado en las Escrituras. Muchos problemas conyugales están relacionados con la administración. Si la economía de una familia se resiente debido a la falta de espiritualidad en el manejo del dinero, la iglesia sentirá el impacto. Al visitar a nuestros miembros, hablar de dinero no debería ser una incomodidad. Cuando la iglesia no llega con el pago de la factura de luz, el pastor debería tener la confianza de expresarlo abiertamente sin que nadie se resienta por ello. Cuanto más hablamos de dinero, más se naturalizará en nuestras congregaciones. ¿Por qué, entonces, muchos miembros de nuestras iglesias se molestan cuando lo hacemos? Es porque no le damos continuidad a la enseñanza, porque no hablamos a tiempo y fuera de tiempo, sobre el tema.

4. Por nuestra desconexión con la realidad bíblica: Cuando hablamos de dinero, solemos hacerlo con "los pies puesto sobre la tierra", en vez de ponerlos "sobre el cielo". ¿Qué quiero decir con esto? Quiero decir que Dios no se sujeta a la realidad económica de ningún país. Lo creemos, pero si las cosas van mal, en general, justificamos la escasez de ofrendas con la "realidad" que nos agobia. Pero vean lo que la Biblia dice al respecto:

"Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria; no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas" (2 Cor. 4:17,18).

He aquí un "baño de realidad bíblica". Lo real no es la escasez de dinero, ya que nuestro Dios es el dueño de la plata y el oro que existe en el planeta (Hag. 2:8), sino la falta de administración bíblica y espiritual de los recursos que Dios pone en nuestras manos. La Biblia enseña claramente que si administramos los recursos como Dios indica, deberíamos poder ahorrar en tiempos de abundancia y gastar en tiempos de escasez, pero hacemos lo contrario. Además de eso, ignoramos todas las promesas de bendición económica que la Biblia promete a los hijos de Dios, comenzando por Salmo 37:25. Por temor a ser confundidos con los "apóstoles de la doctrina de la prosperidad", descuidando de esta manera, la enseñanza clara de la Biblia sobre el salario del pastor.

5. Por relegar el apoyo misionero: La doctrina sobre lo que hoy llamamos "ofrenda misionera" es bíblica, es clara y nada tiene que ver esta ofrenda con nuestra falta de dinero, o con los diezmos u ofrendas voluntarias. En este blog, en la sección "Economía", podrás encontrar muchos artículos que hablan sobre el tema.

La ofrenda misionera es uno de los siete sacrificios espirituales que el creyente, en su rol de sacerdote, debe presentar a Dios como un sacrificio espiritual, por medio de Jesucristo, con el propósito de que la verdad sea sostenida. Cuando relegamos cualquiera de estos sacrificios, debilitamos a la iglesia en su rol de "columna de la verdad" (1 Tim. 3:15). En mi experiencia como pastor, he notado que cuanto más damos para misiones, más provee Dios para las necesidades espirituales y materiales de la iglesia, haciendo cumplir de esa forma, la promesa dada a la iglesia que cumple con el dar para misiones (Fil. 4:19). Nadie me lo contó, sino que mi esposa y yo hemos visto, que el desmoronamiento o estancamiento de un ministerio, comienza con una llamada telefónica donde el pastor nos indica: "Hermano, hemos decidido dejar de apoyar a nuestros misioneros", y luego esboza alguna razón.

6. Falta de formación académica del pastor: No son pocos los líderes que fueron puestos al frente de una iglesia que ni siquiera son pastores, y los que lo son, tienen una falta de formación académica, teológicamente hablando, que salta a la vista. La falta de preparación hace que las enseñanzas y decisiones tomadas, generen tal desconfianza en las personas, que las mismas sientan que su pastor "no merece ser recompensado". Lamentablemente, hermanos, a veces debo coincidir con esa opinión. Es que muchos seminaristas creen que el título obtenido al terminar sus estudios, los convierte automáticamente en teólogos o pastores, cuando el mismo debería ser el puntapié inicial de un estudio que durará el resto de su existencia. La formación y aprendizaje teológico debería ser una constante en nuestras vidas, y el perfeccionamiento en el conocimiento de Dios, la meta de todo creyente. ¡Cuánto más en un pastor! Sin embargo, los pastores ni siquiera invierten en la compra de comentarios, diccionarios o libros cristianos o no toman tiempo para desarrollar su propia teología. La falta de formación académica y perfeccionamiento en el estudio de la teología, sin duda es uno de los factores por los cuales les resulta tan difícil poder vivir del evangelio.

7. No creen que exista una doctrina que hable sobre el tema: A mi entender, existe una gran mayoría de pastores que nunca han escuchado de la existencia de una doctrina que hable sobre la administración del dinero en la iglesia. Son muchos los líderes que no poseen una teología desarrollada que hable exclusivamente sobre ello. Cuando comparto personalmente con los pastores dicha doctrina (la cual distribuyo de manera gratuita a todo aquel que se suscribe al blog), ni me la rebaten, ni me la comentan. En líneas generales, simplemente la ignoran. Es muy importante que como líderes, entendamos que podríamos estar enseñando de forma equivocada la Biblia (ver artículo "Escondidos Detrás De La Sana Doctrina") y que cuando alguien desafía nuestras enseñanzas, lejos de rechazarlo o ignorarlo, debemos aprovechar dicha oportunidad para reveer lo aprendido y corregir las posibles equivocaciones, porque no es un falso maestro quien se equivoca, sino el que no está dispuesto a enmendar sus errores. Indudablemente, este punto nos remite al primero.


Conclusión:

Como notarán, ninguna de estas razones deposita la responsabilidad sobre los miembros de la iglesia, sino sobre el liderazgo. Es un error pensar que la gente, en general, se niegue a dar más a la obra de Dios. No dan porque la enseñanza es escasa o deficiente. Critican al pastor cuando habla de dinero, porque así fueron enseñados en sus primeros años de creyente. Pero la persona que es bien enseñada desde el principio, aprenderá a dar con alegría, porque percibirá la bendición de Dios sobre su vida. Sin importar el país en donde vivas, podrás ver que existen, más allá de los problemas macro económicos, diferentes denominaciones cuyos pastores o líderes, incluso, exhiben una vergonzosa opulencia. A pesar de este último comentario negativo, debes entender que si la gente que los mantiene son tus conciudadanos, eso significa que nuestra falta de recursos económicos no puede deberse a la cultura del país. Ni los argentinos, ni los mexicanos, ni los colombianos, ni los españoles, etc. son mezquinos debido a su cultura. La razón por la cual, entonces, tu gente no puede sostenerte, podría ser debido a que tus enseñanzas generaron una microcultura eclesiástica, contra la cual deberás luchar, comenzando contigo mismo, si es que deseas cambiar tu historia y la del pastor que te secunde en el futuro.

Ten cuidado de ti mismo y de la doctrina; persiste en ello, pues haciendo esto, te salvarás a ti mismo y a los que te oyeren" (1 Timoteo 4:16).


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