Canibalismo En La Iglesia
¿Por Qué Sirves A Dios? La respuesta no es tan sencilla porque requiere de una honestidad difícil de lograr. Servimos a Dios porque hemos sido llamados y respondimos porque le amamos, porque lo necesitamos, etc. Esas son las contestaciones estándar, las correctas, pero... ¿son las respuestas honestas?
Algunos creyeron ofrecerle a Cristo una respuesta correcta y éste los corrigió, fueron Pedro y el resto de sus discípulos. Puedo recordar por lo menos dos ocasiones. La primera que recuerdo fue cuando Pedro sugiere que nunca abandonarían a Cristo debido a su mensaje:
Juan 6:68 "Le respondió Simón Pedro: Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna.Y nosotros hemos creído y conocemos que tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente"
A lo que Cristo respondió:
Juan 6:70 "Jesús les respondió: ¿No os he escogido yo a vosotros los doce, y uno de vosotros es diablo?"
Que traducido en nuestros modismos actuales quiere decir: "¿Y? Lo que dices no me impresiona, ¿acaso no los he elegido a ustedes y uno de ustedes me traicionará?"
El caso es que muchas veces nos engañamos a nosotros mismos pensando que hacemos las cosas por los motivos correctos, cuando en el fondo son equivocados. Aquel que nos creó y nos conoce mejor que nosotros mismos, no será engañado ni usará nuestro autoengaño como excusa válida para ser benevolente:
Gálatas 6:7-8 "No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará.Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; mas el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna."
Otro de los episodios similares que recuerdo, es cuando los discípulos le prometieron a Cristo, que estarían dispuestos a morir por él:
Mateo 26:35 "Pedro le dijo: Aunque me sea necesario morir contigo, no te negaré. Y todos los discípulos dijeron lo mismo"
La Magistral respuesta de Cristo, acorde con su Divinidad, ha sido recordada por todas las generaciones subsiguientes y nos recuerda que es mejor callar, antes que prometer algo que nunca vamos a cumplir (Ecle. 5:4,5; Mat. 26:75):
Marcos14:30,31 "Y le dijo Jesús: De cierto te digo que tú, hoy, en esta noche, antes que el gallo haya cantado dos veces, me negarás tres veces. Mas él con mayor insistencia decía: Si me fuere necesario morir contigo, no te negaré. También todos decían lo mismo"
Llama la atención la insistencia de Pedro y los discípulos. Para ellos, el equivocado era Cristo... ¿Y para tí? ¿Por qué vas a la iglesia, limpias los baños o te encargas de los jóvenes?
"Lo hago para glorificar a Cristo" dirá alguien, y no está mal la respuesta. Está sacada del "Manual del Buen Cristiano", pero si es así: ¿Porque acusar al Pastor de no considerar nuestros esfuerzos? ¿Por qué estamos tan ansiosos de que alguien nos felicite por lo que hacemos, antes de desear recibir el reconocimiento Divino?
Todos queremos que se nos reconozca y no está mal. Pero dichas ansias de reconocimiento se vuelven pecaminosas, cuando el enfoque está centrado en nuestras personas y no en lo que Dios está haciendo por medio de nosotros.
Existen pastores que son muy sensibles y abiertos al reconocimiento de aquellos buenos hermanos que dejando de lado el poco tiempo libre que tienen, dedican muchas horas sirviendo al Señor. ¡Que bueno que todos los pastores pudieran copiar dicho ejemplo! Sin embargo, no todos los siervos del Señor son iguales. A mí, particularmente, me cuesta un poco reconocer el esfuerzo por servir al Señor, que realizan los hermanos de la iglesia. Como resultado de este defecto (pues reconozco que lo es), muchos hermanos se han desanimado. Sin quererlo, le he dado lugar al diablo, generando un malestar perfectamente eludible con un simple "Bien hecho buen siervo fiel" (Mat. 25:23), y uso estas palabras, porque en el fondo, todos esperamos que un día nuestro Señor se dirija a nosotros con las mismas.
Pero volviendo al punto de esta nota, debemos entender que no habría malestar posible, si sirviéramos al Señor esperando recibir un reconocimiento, sólo de Él:
Efesios 6:5,6 "Siervos, obedeced a vuestros amos terrenales con temor y temblor, con sencillez de vuestro corazón, como a Cristo;no sirviendo al ojo, como los que quieren agradar a los hombres, sino como siervos de Cristo, de corazón haciendo la voluntad de Dios;"
Sin embargo, hemos alcanzado un grado de organización tal en nuestras iglesias, que a veces, dejando de lado la sencillez del culto, la hemos convertido en centros de generación de poder, porque en definitiva, la mayoría de los problemas intereclesiásticos se reducen a una cosa: Una lucha de poder. A ver quién puede más, quién tiene razón, quien controla más áreas, quien será nombrado encargado de qué, etc.
Los celos, las envidias y amarguras, son pecados que vemos aflorar en medio de la preparación de eventos, supuestamente organizados para glorificar a nuestro Dios y alcanzar a un mundo que se encuentra preso de ellos. ¡Que ironía! ¡Qué vergüenza!
Santiago 3:13-15 "¿Quién es sabio y entendido entre vosotros? Muestre por la buena conducta sus obras en sabia mansedumbre.Pero si tenéis celos amargos y contención en vuestro corazón, no os jactéis, ni mintáis contra la verdad;porque esta sabiduría no es la que desciende de lo alto, sino terrenal, animal, diabólica."
Sin embargo, aquí estamos: Yo, confesando mi falta de consideración por aquellos que sirven en la iglesia, y usted, sabiendo que en el fondo, muy probablemente, tenga que reconsiderar comenzar a servir a Dios por los motivos correctos. Somos humanos y por lo tanto, falibles. Pero quiero que sepas que reconocer nuestros errores no es suficiente. También es necesario arrepentirnos, que es el equivalente a dejar de practicarlos:
Santiago 1:23-25 "Porque si alguno es oidor de la palabra pero no hacedor de ella, éste es semejante al hombre que considera en un espejo su rostro natural.Porque él se considera a sí mismo, y se va, y luego olvida cómo era.Mas el que mira atentamente en la perfecta ley, la de la libertad, y persevera en ella, no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, éste será bienaventurado en lo que hace."
¿Eres feliz en lo que haces en la iglesia como parte de tu servicio a Dios? Para ser "bienaventurado en lo que haces", es necesario seguir el consejo de la Biblia. Recuerdo que hace muchos años, el domingo representaba para mí, el día más pesado de la semana. Ir a la iglesia no era un placer, sino un trabajo. Terminaba de predicar esperando que la gente se fuera lo antes posible... sí, un pecado... ¡Pero yo no lo veía así! Hasta que un día leí Mateo 11:28 y entendí que me encontraba tan cansado, tan trabajado, ¡que no podía descansar!
Mateo 11:28,29 "Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar.Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas;"
No estaba pudiendo descansar debido a que mi mansedumbre y humildad eran ficticias, no eran "de corazón". Te das cuenta que te engañas a ti mismo cuando la alegría y entusiasmo por servir, se disipan. Cuando el "yugo del Señor", que supuestamente es fácil de llevar (Mat. 11:30), se vuelve pesado. Cuando eso pasa, sabes que hay algo malo en tí. Si crees que no, perteneces al grupo de los autoengañados. Pero si te das cuenta de que sí lo eres, debes arrepentirte y comenzar de nuevo. Haz las cosas diferentes, de forma tal que servir no sea agobiante, sino un descanso para tu alma. Pide perdón ahora, habla con tu pastor y realiza los cambios lo antes posible, porque de tu cambio de actitud al servir, depende, aunque no lo veas así, el futuro de la iglesia.
Gálatas 5:13-15"Porque vosotros, hermanos, a libertad fuisteis llamados; solamente que no uséis la libertad como ocasión para la carne, sino servíos por amor los unos a los otros.Porque toda la ley en esta sola palabra se cumple: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. Pero si os mordéis y os coméis unos a otros, mirad que también no os consumáis unos a otros"