Carta Mes De Julio
Ciudad Juárez; Julio 2020
Estimadas Iglesias hermanas y amigos:
A un año de nuestra partida de Argentina, les saludo desde Ciudad Juárez, México, deseando que al recibo de la presente se encuentren disfrutando de las bendiciones de nuestro Dios. Por nuestra parte, paso a contarles lo que el Señor está haciendo en nuestras vidas.
Milagros En El Camino
Como ya explicara en mi carta anterior, debimos viajar a EEUU, pues es requisito legal en México, estar fuera del país para peticionar la residencia. En principio, debíamos salir por tres o cuatro semanas, pero debido al cierre de fronteras por la pandemia, nos vimos obligados a quedarnos cuatro meses.
Lo que empezó con incertidumbre y desconcierto, poco a poco se fue transformando en una convicción de que el Señor nos estaba protegiendo. Largo sería contar la cantidad de personas, iglesias que no conocíamos y pastores, que poco a poco se fueron transformando en la provisión de Dios para nosotros. Sin embargo, un milagro ocurrido tras la descompostura de nuestro vehículo a casi 500 millas de Juárez, a la mitad de la noche, en nuestro regreso, nos confirmó que nos encontramos en el lugar correcto. Paso a explicarles brevemente.
Tras orar a nuestro Dios pidiendo protección y dirección, nos dispusimos a pasar la noche en el auto descompuesto a la vera del camino, en un lugar de descanso. Al llegar el amanecer, decidimos regresar unas millas hasta Kerrville, Tx. Allí, en una pendiente cuesta arriba y casi a paso de hombre, decidí entrar en la primera entrada de garaje que encontrara (pues no había banquina), para dejar pasar una camioneta que con mucha paciencia me seguía de cerca sin poder sobrepasarme debido al tránsito que venía de frente y la estrechez del camino. Al doblar a mi derecha en la primera calle que vi, para darle paso, advertí que la camioneta dobló con nosotros y, ya dentro de la entrada de lo que luego caí en la cuenta que era un enorme estacionamiento de autos, se posicionó a mi lado y nos preguntó si necesitábamos ayuda. Entre el acotado español de nuestro improvisado y desconocido "ángel protector" llamado David, y el limitado inglés de mi hija Ruth, nos pudimos comunicar. "Dios los trajo al lugar correcto" nos aseguró David, quien nos pidió que nos estacionáramos. A partir de ese momento la Mano de Dios, por medio de varias personas, se mostró como una caricia tranquilizadora para nosotros que hasta aquí, llegábamos agotados y sin saber qué hacer exactamente. Resultó ser el estacionamiento de una iglesia. Mientras mi familia esperaba en el edificio, llevamos el auto a un mecánico amigo de David, quien sentenció que la transmisión ya no servía. ¿Qué hicimos? Nosotros nada, Dios todo. Los hermanos trajeron a la hermana Crucita quien nos tradujo. Nos llevaron a un restaurante, nos pagaron un hotel muy cómodo para que pasemos la noche, luego nos alquilaron un camión y un remolque para llevar el auto hasta El Paso y la hermana Crucita trasladó con su camioneta al resto de mi familia durante un viaje que duró más de 8 horas. Nos ayudaron con ofrendas extras para los gastos de combustible y algo más. Cuando les agradecí por lo hecho, el Pastor de la iglesia contestó: "No agradezca, lo hacemos porque estamos seguros que Dios los trajo hacia nosotros, ahora estamos conectados". Fue entonces cuando le señalé el nombre de nuestro ministerio en nuestras tarjetas de presentación:
Los hermanos de la Iglesia Impact Christian Fellowship, de Kerrville, fueron utilizados por Dios para que mis hijos puedan entender que Su protección siempre se extiende sobre aquellos que con honestidad, tratamos de llevar el evangelio a dónde Él nos dirige. La Divina providencia nos ha dado la convicción de que, a pesar del retraso y la frustración que significó en un principio esta pandemia, nos encontramos en el lugar correcto.
Hemos regresado a Ciudad Juárez sin haber podido hacer los trámites de residencia, ya que las oficinas de culto no son consideradas esenciales. Sin embargo, estamos seguros que Dios nos está acompañando y que vuestras oraciones son contestadas.
Les rogamos que sigan orando por la obtención de la residencia, y por el incremento en nuestro apoyo misionero, que nos permita mudarnos más cerca de Cuba. Mientras tanto, seguimos incrementando nuestras "Conexiones" espirituales, sin las cuales, nuestro ministerio no sería posible.
En el amor del Señor;
Pastor Horacio Luisi y familia