Cinco Cosas Que Me Hubiera Gustado Que Me advirtieran Antes De Salir Al Campo Misionero

21.08.2020

De ninguna manera este artículo pretende ser una crítica a mi querido pastor, ya que estimo que sin importar cuánta preparación le brindes a tu discípulo, no es posible abarcar en la misma, la infinidad de situaciones a las que pudiéramos vernos sometidos en la práctica de nuestro servicio. El presente artículo entonces, es un simple reflejo de mi propia experiencia, la cual estimo pudiera ser valiosa para aquellos colegas que se están preparando para partir al campo misionero.


Introducción

Examino el recorrido que hice desde aquel día de 1997, cuando con mi esposa nos trasladamos 260 kilómetros desde nuestra iglesia madre en Buenos Aires, al lugar donde comenzamos la Iglesia Bautista Bíblica Junín. Incluyo mi actual campo misionero en México y Cuba. Pienso en la cantidad de tiempo gastado en aprender por las malas experiencias lo que no se debía hacer. Incluyo las horas y el dinero invertido en aprender tantas cosas, y pienso: "Si soy capaz de transmitir mi experiencia para que otros se ahorren el precio que pagamos junto a mi esposa; entonces lo aprendido habrá valido la pena".

Este es el sentido que debes darle entonces, al presente artículo. Miro hacia atrás y pienso en estas cinco cosas. No son más por dos razones: La primera es porque no existe el espacio suficiente para enumerar todas las ya aprendidas. La segunda razón es que siempre surgirán otros ítems de igual o mayor importancia. Sin embargo, estas que enumero son las que me gustarían decirte si te tuviera frente a mí, con poco tiempo para advertirte.

Espero entonces, que te sean de mucha bendición.

Debes estar convencido de que eres un misionero

O no ...

Tal vez eres un pastor que va a comenzar una obra para quedarse allí. A lo largo de mi vida he conocido, por lo menos, el caso de dos honestos y fieles hermanos. Uno deseaba comenzar una iglesia y el otro anhelaba el pastorado. Luego de más de 20 años de ministerio se encontraron frustrados por la falta de resultados. ¿La razón? A mi entender, la razón es muy clara: Ambos eran evangelistas. Ni pastor uno, ni misionero el otro. Era claro el don que tenían para testificar y ganar almas, pero con el paso del tiempo las personas que ganaban para Cristo se marchaban para congregarse en otros lugares. En el caso del misionero, llegado el momento de dejar la iglesia para comenzar otra no lo hizo y, con el tiempo, terminó destruyendo lo que había edificado. La situación del evangelista era que estaba frustrado, porque la gente que recibía a Cristo se marchaba a otras congregaciones (Le sugerí que hiciera equipo con un pastor y que comenzara de nuevo dedicándose él a ganar almas, cediéndole el liderazgo).

Uno puede aprender a pastorear o a comenzar iglesias, pero lo que no se debe hacer nunca, es ir en contra de los propósitos de Dios.

Sospecho que la razón de la frustración de muchos siervos, radica en que no han sabido discernir quienes eran y lo que Dios quería para su vida. Si ese es tu caso, te recomiendo que leas el siguiente link que, aunque es extenso, te guiará: "Cómo Discernir La Voluntad De Dios Para Tu Vida. La Solución Final".

También sugiero que leas el siguiente artículo que te puede ayudar a meditar en el llamado al ministerio: "Dos Requisitos Importantes".

No quiero asustarte con historias de familias destruidas por querer trabajar tiempo completo en el ministerio, sin haber sido llamados por Dios. Pero debes saber que el servicio ministerial no es sencillo ni es para cualquiera. La familia del pastor es el primer blanco al que Satanás va a atacar. Si no cuentas con la Gracia de Dios, es imposible que permanezcas allí sin sufrir graves consecuencias que podrían, inclusive, destruir la unión familiar. Nadie me lo contó: Lo he visto con mis propios ojos.

Quizás esa sea la razón por la cual se me ha grabado a fuego la siguiente frase, la cual he convertido en una especie de lema personal:

"Si el Señor te llamó al ministerio y no respondes, eres un tonto. Pero si no te llamó e ingresas... ¡Estás Loco!"

Debes estar respaldado por tu iglesia y por tu pastor

Estar respaldado sólo por el pastor no es suficiente. La congregación también debe ver en ti a la persona que dices ser. Los hermanos deben estar tan persuadidos como el pastor. Es necesario, porque muchas veces sucede que el amor del pastor por su discípulo, no le permite apreciar los defectos en "su Timoteo", que la congregación sí percibe.

Si la mayoría de los hermanos no están convencidos de que ya estás listo para partir, mi consejo es que no partas. Recuerda que el Espíritu Santo que tu tienes, ellos también lo poseen. Si te parece que la mayoría de los hermanos de la iglesia están equivocados por su inmadurez, ¡con mas razón quédate! Enséñales primero a ellos, dales madurez espiritual trabajando en sus vidas. Conviértelos en tu "campo de entrenamiento" para saber si estás listo. Si el Señor está contigo, pronto ellos mismos se convertirán en tus cartas de presentación ante las iglesias que vayas a visitar para pedir apoyo (2 Cor. 3: 1-6).

¿Pero qué hacer si tu iglesia te apoya y tu pastor no está convencido de hacerlo? Pues en dicho caso hay que sujetarse a las autoridades que por Dios han sido dadas en la iglesia. Soy plenamente consciente de que existen pastores que con el paso de los años parecerían tratar de apartar a cualquiera que le haga algo de "sombra ministerial". Sin embargo, aunque este fuera el caso extremo que te toca vivir, nunca deberías dejar de sujetarte. Hay que hacerlo por el sólo hecho de ser la autoridad que Dios puso sobre tu vida (Heb. 13:17). En todo caso, los ejemplos bíblicos de sumisión a una autoridad incompetente son los suficientemente claros, como para saber que si Dios está contigo obrará como obró en David frente a Saúl, en Samuel frente a Elí y sus hijos, o en Saulo frente a los desconfiados discípulos.

Aprende a redactar cartas misioneras

Escribir informes misioneros es parte de nuestro servicio. No se trata de conseguir dinero, sino de contar cuan grandes cosas está haciendo Dios a través de ti (Hech. 14:27). Visitar iglesias y escribir cartas misioneras es parte de nuestro trabajo misionero, el cual consiste en mantener la llama de las misiones encendida allí, a donde vayamos. No adoptes la actitud que he visto de escribir informes sólo a las iglesias que te apoyan. Es un error; porque nuestro deber es difundir lo que Dios está haciendo por medio de nuestro ministerio, al mayor número de personas posibles, con el sólo propósito principal de que el mundo vea que hay un Dios que todavía obra en las misiones mundiales. La glorificación de Dios por medio de nuestros ministerios sólo puede darse ante un mundo que observe asombrado el avance de la obra misionera mundial. ¿Pero cómo lo sabrán si nosotros mismos nos negamos a informarlo o compartirlo?

Manejar el mejor español posible, aprender los diferentes formatos de archivos, estilos de letra, etc., es parte del continuo aprendizaje que nos permitirá ser claros a la hora de comunicar nuestro mensaje. Te invito a que leas entonces el siguiente link donde te ofrezco algunos tips que te ayudadán a mejorar en este área de tu ministerio: Siete Tips Para Escribir Informes Misioneros.

No planifiques en demasía antes de llegar al "campo"

Aunque un mínimo de planificación debe haber en cualquier empresa que se inicie, evita los detalles. Sin importar si vas a comenzar una nueva obra en tu país o en el extranjero, debes entender que cada lugar es diferente, las idiosincrasias cambian y la cultura también. Todos son pecadores y el mensaje es uno sólo, pero debido a que cada ser humano es único e irrepetible, deberás entender que la manera de comunicarlo debe ser adaptada a la cultura en la que te muevas. No busques copiar el ministerio del cual saliste. Yo ya lo intenté y puedo decirte que no funcionará. A largo plazo lo que funciona es tratar de "construir" un ministerio que pueda reproducirse por sí solo con recursos propios y base bíblica. Tratar de planificar un ministerio sin tener en cuenta el factor humano, es como planificar la construcción de una piscina en el desierto sin tener en cuenta el factor agua. Lamentablemente, he visto a muchos misioneros construir hermosos templos, pero vacíos de gente.

La planificación desmedida, anticipada, es "el beso de la muerte" de cualquier empresa, porque mata la creatividad y no da cabida a nuevas ideas, hasta corroborar por experiencia que quien sentenció "eso no va a funcionar", tenía razón.

Mucho tiempo y dinero se han desperdiciado sólo porque la planificación no dio espacio a la opinión diferente, ni al cambio de rumbo.

Mi consejo entonces, es que cuando llegues, lo primero que debes hacer es recorrer los alrededores, conocer su gente e idiosincrasia y orar pidiendo dirección de Dios. No trabajes para tener una iglesia multitudinaria, sino para que Dios te use para que las personas lleguen a conocer al Cristo que cambiará sus vidas para siempre. No cuentes individuos, cuenta familias completas. Esto último te dará una perspectiva más amplia y correcta, a la hora de planificar tus estrategias de campo.

Sé auténtico y honesto

Parecería una obviedad pero no lo es. No por nada la Biblia advierte tantas veces sobre este punto (1 Tim. 4:16; Gál. 6:7); es muy fácil engañarnos a nosotros mismos, convenciéndonos de que algo que a los ojos de Dios no es correcto, podría ser factible. En el nombre de lo políticamente correcto, incluso llegamos a traicionar nuestras convicciones personales, con tal de quedar bien con alguien que podría ayudarnos a alcanzar "nuestras" metas.

Con ser auténtico, quiero decir que actúes sin disimulo y sin pedir disculpas por lo que crees que el Señor quiere para tu vida. Debes ser respetuoso y educado, cuidando de no ofender a nadie, pero conservando el equilibrio que te permita rendir cuentas ante Dios, cuando te llegue la hora.

Sé lo que Dios quiere que seas y no lo que las personas prefieran.

En cuanto a honestidad, me refiero a que no disimules tus fracasos, pero tampoco los excuses ni los exhibas. No tergiverses los hechos "dibujando" cifras para alcanzar el estatus de éxito que pretenden de ti. Ser honesto significa que puedes pararte ante tu Dios, confesar tus pecados, aprender de tus fracasos y tener la paz de saber que lo que intentaste hacer, lo hiciste con la honesta intención de glorificarlo con tu obediencia, sin pretender agradar a los hombres (Gál. 1:10).

Conclusión

Ser pastor o misionero no es un juego ni algo que se elije. He visto demasiadas familias destruidas por haber ingresado a este servicio por los motivos equivocados.

Piénsalo muy bien antes de arriesgar a tu familia saliendo sin ser llamado o quedándote cuando debes partir.

Dios te bendiga y proteja.

Nota: Si eres pastor o misionero, y crees que puedes agregar otros items que nos pudieran ser de bendición, te animo a que lo hagas en el espacio que hay más abajo para comentarios. Gracias.


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