Cómo Discernir La Voluntad De Dios Para Tu Vida, La Solución Final

06.08.2020

El tema a tratar es extenso debido a las aristas que implica la contestación a dicha pregunta. Por supuesto que el mismo, aunque abarca casi todas los puntos que exige semejante tema, no profundiza en todos los conceptos pues hacerlo significaría tener que escribir un libro.  Así que te animo a que te pongas cómodo y te prepares para disfrutar unos 30 minutos de lectura corrida y un poco más si lees los versículos sugeridos en el presente estudio. Espero que sea de bendición y consuelo para tu vida.


Cómo Discernir La Voluntad De Dios 

Para Tu Vida

La Solución Final

La razón por la cual me he decidido a escribir el siguiente "mega artículo", es que a lo largo de mi vida he visto tantas cosas tocante al tema, tanta confusión de parte de jóvenes y ancianos, adultos e inclusive pastores y misioneros; que creo que es necesario compartir lo que he aprendido al respecto pues la necesidad de contestar esta pregunta urge, para que no sigamos dañando vidas, y por consiguiente: La obra misionera mundial.

¿Por qué es importante saber cuál es la voluntad de Dios para mi vida?

Hay varias razones importantes que quisiera enumerar, sin embargo, sólo serán algunas; las suficientes para que podamos apreciar la importancia de encontrar una respuesta clara:

1)- Para evitar perder el tiempo

Son demasiadas las personas adultas de más de 45 años con las cuales he hablado y que no saben contestar esta pregunta. Tienen hijos, inclusive nietos y se sienten frustrados. Al pedirme consejo, una de las primeras preguntas que suelo hacer es ¿Cuál es la voluntad de Dios para tu vida? No saben. ¡Qué pérdida de tiempo! Porque contestar negativamente a esta pregunta deja entrever que todo lo que han hecho, fue simplemente dejarse llevar por la vida. No es de extrañar que al llegar a determinada edad se sientan frustrados o inclusive desorientados. ¡Es porque no saben qué es lo que Dios quiere para ellos! Lo peor es que algunos se han enredado en tantas responsabilidades y problemas personales, que cuando entienden lo que deben hacer, el costo de obedecer al Señor, en ese punto, se multiplica muchísimo, en comparación con aquellos que descubren qué es lo que Dios quiere para sus vidas, a edades más tempranas.

2)- Para que sepas elegir a tu cónyuge

No son pocos los jóvenes cristianos que se casan por motivos equivocados. Cuando buscas una persona que te pueda hacer feliz, simplemente te estás casando por el motivo incorrecto. Estás basando tu felicidad en la persona equivocada y déjame decirte que esa persona, tarde o temprano te desilusionará, simplemente porque la verdadera felicidad debería estar basada en la persona de Jesucristo. Hemos sido criados en una sociedad que le gusta los finales felices. Desde niños el "se casaron y fueron felices" se impregnó en nosotros a tal punto que hemos desestimado las razones por las cuales Dios creó el matrimonio. Un mejor final de historias románticas debería ser "se casaron y fueron útiles". Y es que ningún joven debería casarse sin saber lo que Dios quiere para su vida, porque para un hombre, la esposa es la búsqueda de una ayuda ideal para llevar adelante aquel propósito por el cual ha sido creado.

3)- Para que tu hogar no carezca de liderazgo

Cuando en el hogar, el hombre no sabe hacia donde va, la mujer toma naturalmente la posta, invirtiéndose de esta manera el orden de autoridad establecido por Dios. ¡Imagínense qué pasa con los hijos cuando ninguno de los dos sabe a donde va! Bien dijo Cristo que difícilmente un ciego pueda guiar a otro ciego (Mat. 15:14). Muchos de los problemas de liderazgo dentro del hogar tienen su raíz precisamente en que las decisiones tomadas, están relacionadas con planes personales y metas alejadas de la voluntad de Dios.

4)- Para que tus hijos vivan con propósito

Las Escrituras enseñan que cada ser humano que viene a este mundo, nace con un propósito establecido por Dios en la eternidad (Jer. 1:5; Gál. 1:15; Jue. 13:5; Sal. 139:16; etc.), lo que significa que ese hijo, que no es nuestro (Sal. 127:3), ha nacido con un propósito. Él no necesita estudiar para llegar a ser alguien en la vida. Ya es alguien. Gran parte de la educación consistirá en descubrir quién es esa persona que Dios puso a nuestro cuidado. ¿Es un doctor, un maestro, abogado, etc? Una vez descubierta la incógnita el resto de su educación consistirá en proveerle a nuestros hijos las herramientas que les posibilitarán desarrollarse como la persona que Dios quiere que sean. ¿Pero cómo podremos ayudarles a discernir la voluntad de Dios en sus vidas si nosotros no la reconocemos en la nuestra?

5)- Para que encuentres dirección hacia dónde ir

La falta de dirección es mayormente, la razón por la cual tomamos decisiones equivocadas en nuestras vidas. Porque el conocer la voluntad de Dios para tu vida, no siempre es lo mismo que saber exactamente hacia donde ir. Hay personas cuyas vidas se han visto frustradas, porque a pesar de que sabían qué era lo que Dios quería para sus vidas, las decisiones que tomaron por no poder discernir con claridad hacia dónde ir, hicieron que no pudieran lograr lo que en principio se habían propuesto. Por ejemplo: Tal vez sepas que Dios quiere que seas un médico, eso le dará dirección a tu vida, pero sólo por un tiempo, hasta que logres ese objetivo. ¿Pero qué clase de médico quiere Dios que seas, qué especialidad, por qué, para qué o en qué lugar quiere Dios que le sirvas con tu profesión? Como verás, saber la voluntad de Dios para tu vida no es el fin del camino, sino el principio de tu "aventura".

¿Cuál es la razón por la que nunca tengo seguridad de qué es lo que Dios quiere que haga?

La razón es que posees una teología incorrecta.

Se dice que la teología es la madre de todas las ciencias, porque por medio de ella encontramos no sólo las respuestas que la ciencia no puede, sino que también provee una base teórica para que la ciencia investigue. Por ejemplo, la Biblia dice que la vida proviene del agua y por el agua subsiste (2 Pe. 3:5), la ciencia puede entonces, investigar a partir de esta premisa si efectivamente es así. Al mismo tiempo, no hay ciencia que pueda discernir la voluntad de Dios para tu vida. Una teología adecuada sí puede hacerlo.

¿Qué quiere decir con "mi teología" si yo no soy un teólogo?

La teología (del griego: Teo - Dios / Logos - estudio) es la ciencia que se encarga de estudiar las características y perfecciones de la Divinidad. En otras palabras, la teología estudia a Dios para tratar de entender quién y cómo es Dios, cómo podemos comunicarnos con Él y Él con nosotros.

Nuestra comunicación con Dios, entonces, dependerá de los conceptos teológicos que en mayor o menor medida tengamos. Casi todos los seres humanos creen en la existencia de "un ser superior" y a partir de dicha convicción desarrollan su propia teología. Sin importar a que tipo de iglesia vayas o no asistas a ninguna, si crees en la existencia de Dios o de una divinidad, todas tus acciones y decisiones estarán regidas por dichos conceptos teológicos. Por lo tanto, la razón por la cual no conoces todavía la voluntad de Dios para tu vida, es simplemente porque tu teología está equivocada, y para probar este punto te daré dos razones bíblicas por las cuales no hay manera de ignorar qué es lo que Dios quiere para tu vida.

1)- Los ejemplos bíblicos de cómo Dios se comunica con las personas nos muestran que cada vez que lo hizo fue de una manera nítida y muy clara. Contamos con los ejemplos de Abraham, Moisés, Gedeón, David, los discípulos, Pablo, Pedro, Juan, etc. En todos estos casos, Dios se comunicó de manera diferente pero cada uno de estos personajes pudo percibir con claridad lo que Dios quería para sus vidas.

2)- Porque Cristo, antes de ascender a los cielos, nos dejó los recursos necesarios para que podamos discernir con claridad lo que Dios quiere para nuestra vida (Jn. 16: 7-13; Sal. 119:105; 2 Pe. 1:19-21).

Por lo tanto, si poseemos el Espíritu Santo y adecuadas herramientas de interpretación bíblica (ya que la Biblia no puede interpretarse como a cada uno le parece), entonces no deberíamos dudar en cuanto a la voluntad y dirección de Dios.

Si a pesar de que vamos siempre a la iglesia, leemos nuestras Biblias, oramos, trabajamos en un ministerio, etc; no tenemos una clara idea de qué es lo que Dios quiere para nuestras vidas, eso es un claro indicio de que hay algo que crees de Dios, que no se ajusta a la revelación bíblica.

¿Qué es lo primero que debo hacer para conocer lo que Dios quiere que haga?

Lo primero que debes hacer, es recibir a Cristo como el Señor de tu vida (Jn. 1:12,13; Rom. 10:9). Tal vez quien esté leyendo este artículo diga que ya lo hizo pero... déjame explicarte algo muy importante.

La Biblia enseña que la única manera de nacer de nuevo (Jn. 3:7) es que seas sellado con el Espíritu Santo, y eso no va a pasar si no entiendes y crees de todo corazón el evangelio predicado (Efe. 1:13; Rom. 10: 9,10). Creer de todo corazón es caer en la profunda convicción de que nuestros pecados nos están condenando a una muerte eterna en el infierno y que el arrepentimiento generado por el accionar del Espíritu Santo en nuestras vidas (Jn. 16: 8) debe llevarnos a invocar el Nombre del Señor para ser salvos (Rom. 10:13). En otras palabras, todas aquellas personas que han pasado de muerte a vida (Jn. 5:24) han caído en la profunda convicción de que ya no pueden vivir la vida como quieren, sino que de ahora en más Cristo debe ser el Señor o Amo de sus vidas. Por lo tanto, al igual que Saulo cuando se convirtió en un seguidor de Cristo, la primer pregunta que debemos hacerle a Cristo cuando por su Gracia nos rescata es: "¿Señor, que quieres que yo haga?" (Hech. 9:6). Este primer paso es fundamental, porque sin importar cuántos años hace que vas una iglesia, si Cristo no es el Señor de tu vida, entonces no eres salvo, y si no eres salvo, no posees el Espíritu Santo en tu vida, lo que explicaría por qué no sólo no conoces la voluntad de Dios en tu vida, sino por qué sigues justificando la práctica de algunos pecados, a pesar de tu fe en Dios (1 Jn. 3:9 -14).

La seguridad de tu salvación no se mide por lo que dice Romanos 8:35-39; sino por lo que dice el evangelio y la primer carta del apóstol Juan en su totalidad. Léelas, para tratar de discernir si realmente eres un Hijo de Dios. Juan las escribió no para generar dudas sino seguridad de salvación (Jn. 20:31; 1 Jn. 5:13), por lo que si al leerlas te generan dudas, te aconsejo que hables con tu Pastor sobre el tema por dos razones importantes: La primera es que tal vez seas uno de estos creyentes que van camino al infierno con sus Biblias debajo del brazo (Mat. 7:21-23; Jn. 8:31-59), y la segunda, es que si no resuelves tus dudas lo antes posible, te convertirás en un creyente inútil en la obra de Dios, porque cada vez que cometas un pecado, estarás dudando sobre tu salvación o sobre si debes seguir sirviendo en algún ministerio de la iglesia. Sólo estarás pensando en tú necesidad y no te podrás enfocar más allá de eso.

Ya estoy seguro de mi salvación, pero todavía no sé qué quiere Dios de mí

¿Qué debo hacer?

Esta pregunta, que por cierto es muy frecuente, revela un desconocimiento -o al menos una creencia equivocada- en cuanto al tema que estamos tratando.

Lamentablemente, son pocos los que advierten que Dios traza sus planes en etapas (Ecle. 3. 1-11). Aunque los discípulos fueron llamado a ser "pescadores de hombres" (Mat. 4:19), no fue hasta pasados los tres años que se convirtieron en tales. Pablo tuvo una preparación de 15 años antes de poder ejercer su llamado en plenitud (Gál 1:11-2:10). Desde el llamado de Abraham, hasta que finalmente encontró esposa para Isaac, pasó casi toda su vida. Cada uno de estos ejemplos, revela que desde el momento en que Dios nos muestra quienes somos en realidad -un médico, un misionero, un pastor, etc.- y entendemos entonces cual es la voluntad de Dios para nuestra vida; hasta el momento de llegar a aquel lugar que Dios tiene para nosotros, pueden pasar muchos años. Durante dicho "recorrido", el Señor nos prepara lo que el llama "obras", cosas que debemos hacer (Efe. 2:10) y experiencias que debemos transitar, con el propósito de moldearnos y prepararnos para ser usados (Stg. 1: 2-4).

Lo más importante que debemos entender es que Dios revela Su voluntad a través de Su Palabra (2 Tim. 3: 16,17) y esa es la razón por la cual digo que esta pregunta revela un desconocimiento profundo del tema, porque si hace años que lees la Biblia o vas a la iglesia, ya deberías haber advertido lo que Dios quiere para tu vida hoy. Lo que deberías hacer, entonces, es empezar a leer tu Biblia, pero esta vez léela con el propósito de saber qué es lo que Dios quiere para tí.

Encuentra las etapas de la revelación de Dios

en tu vida

Es harto sabido que la revelación de Dios es progresiva. Desde Génesis hasta Apocalipsis podemos apreciar cómo el conocimiento de Dios va "in crescendo" hasta encontrar su punto culminante en el poder y gloria de Dios descripto a lo largo del último libro de la Biblia.

De la misma manera que vemos cómo Dios trata con su creación y con la humanidad en general, lo hace con nosotros de manera individual (Mat. 6:26-30).

Así como Dios se revela progresivamente en Su Palabra, lo hace en cada etapa de nuestra vida. Veamos por ejemplo a Samuel: Dios se reveló a él desde su niñez, pero necesitó de un maestro -en este caso de Elí- para entender que Dios le estaba hablando y prestar atención al mensaje que tenía para él (1 Sam. 3: 1-9). De la misma manera el Señor se revela en nuestras vidas de muchas maneras y en cada etapa, sólo que muchas veces no podemos entender que es Dios el que está obrando a nuestro alrededor, para llamarnos la atención, para moldearnos y prepararnos para un propósito mayor. Eso mismo le pasó a Moisés, que durante 40 años pastoreó en la soledad del desierto el ganado de su suegro. Llegado el momento, Dios le llamó a pastorear a un pueblo de 3 millones de personas, en el mismo desierto que ya conocía como la palma de su mano.

Créeme que si estás seguro de que Cristo te salvó y tienes paz de que al morir vas a ir a Su presencia, entonces es muy seguro que Dios ya se haya manifestado a lo largo de toda tu vida, sin que lo adviertas. Es importante entonces, agudizar nuestros sentidos para poder "escuchar" la voz de Dios en tu vida, y eso se logra con crecimiento espiritual, estudiando y practicando la Palabra de Dios (Hbre. 5: 11-14).

No entiendo bien: ¿Cómo encuentro dichas etapas para mi vida en la Biblia?

Yo particularmente, a los fines de simplificar mi explicación, clasifico la voluntad de Dios de la siguiente forma: La voluntad perfecta de Dios y la voluntad permisiva de Dios.

La voluntad permisiva de Dios: Llamo voluntad permisiva a aquella que Dios, en su soberanía, permite que se lleve adelante a pesar que no se encuentre enmarcada en su perfecta voluntad. Por ejemplo: Dios permitió que David pecara, aunque quedó claro que dicho pecado no estaba enmarcado dentro de Su perfecta voluntad, por lo que Dios lo castigó duramente (2 Sam. 12: 1-23). Aunque la voluntad perfecta de Dios no es que ocurran maldades en el mundo, es sabido que Dios las permite, ya que nada escapa a su soberano control (Job. 34:21; Prov. 5:21; Jer. 32:19). En nuestro caso, no pecamos porque Dios decidió que lo hiciéramos, sino porque Dios lo permitió, y en su inescrutable sabiduría entendimos lo pecadores que somos. De esta manera, nosotros somos culpables de pecado (Rom. 3:10), pero Él es reconocido justo en Su Palabra y tenido por puro en Su juicio (Sal. 51:4).

La voluntad perfecta de Dios: Esta es la voluntad de Dios que queremos dilucidar en nuestras vidas. Para eso, es necesario clasificarla de la siguiente manera: Su voluntad explícita e implícita.

- La voluntad explícita de Dios:Es aquella que se revela con nitidez en Su Palabra. Por ejemplo: Dios quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad (1 Tim. 2:4), Dios desea que los miembros de una iglesia se reúnan frecuentemente (Heb. 10:25), etc.

- La voluntad implícita de Dios: Es aquella que, aunque no se explica con claridad en la Biblia, sí es incluida en sus escritos como tal. Por ejemplo: Dios quiere que prediquemos el evangelio a toda criatura y en todo el mundo (Mar. 16:15; Mat. 28:19,20). Aunque Cuba o Argentina no se los nombra en la Biblia, sí se encuentran implícitamente incluidos dentro de la Gran Comisión.

Hecha entonces esta aclaración, ahora sí podemos adentrarnos en las Escrituras para ir en busca de la voluntad perfecta de Dios para nuestra vida. Para poder entender qué es lo que Dios quiere para tu vida hoy, lo primero que debes hacer es identificar en qué etapa de tu vida te encuentras, porque saberlo te facilitará entender con claridad qué dice Dios sobre tí, en Su Palabra. ¿Eres un niño? ¿Eres un adolescente, un adulto, estás casado, divorciado, eres abuelo, jefe de familia, madre de muchos niños, etc? Entender esto es crucial para entender lo que la Biblia dice que debes hacer.

Si aún te encuentras bajo la tutela de tus padres o de un adulto que oficia como tal, debes hacer lo que la Biblia dice aquí: Efesios 6:1 y Colosenses 3:20. Si eres esposo debes aprender a amar a tu mujer en los términos que la Biblia enseña, etc. Identifica en qué etapa de tu vida te encuentras y verás que pronto identificarás ejemplos bíblicos de personajes que pasaron por momentos semejantes a los tuyos y cómo Dios trató con ellos, los resultados que obtuvieron como consecuencias de las decisiones tomadas, sus bendiciones y fracasos están escritos ahí, para que podamos aprender cómo relacionarnos con Dios (Rom. 15:4;2:6-11; 2 Pe. 2:4-9)

Entonces, esa será la voluntad explícita de Dios para tu propia vida, y es por eso mismo que insisto que la Biblia debe ser leída y estudiada con propósito y no como simple entretenimiento o lectura pasatista. La Biblia es el instrumento que Dios nos dejó para que podamos conocerle, comunicarnos con Él y adorarlo en espíritu y en verdad (Jn. 4:23,24).

En busca de la voluntad implícita de Dios para nuestra vida

¡Al fin llegamos a lo más interesante! ¿no?

Sí, lamentablemente, lo que la mayoría de los cristianos busca es saber la voluntad implícita de Dios, descuidando la voluntad explícita que, en realidad,  ¡es la más importante! Paso a explicarte por qué:

"No, Dios no te está llamando a ser pastor"

Hace más años de los que me gustaría confesar, un joven hombre se me acercó y me dijo que sentía que Dios lo estaba llamando a ser pastor. ¿Qué le contesté? ¡Adivinaste!: exactamente lo que dice el subtítulo. -No, Dios no te está llamando a ser pastor.

Alguna persona pensará que mi respuesta fue arrogante por no creer que yo, por mas pastor que sea, pudiera discernir, lo que en este caso, sólo aquel joven podría hacer, puesto que dicho llamamiento está relacionado con una relación personal entre Dios y él. Relación en la cual yo quedaría afuera de la misma, por más que sea su pastor.

Nunca Dios puede llamar a un hombre al ministerio, si, como mínimo, no se encuentra encuadrado dentro de la voluntad explícita de Dios.

Pues bien, si mas o menos esta es tu percepción sobre mi respuesta, eso me deja entrever que tu creencia sobre cómo discernir la voluntad de Dios es totalmente equivocada. Paso a explicarte por qué:

Nunca Dios puede llamar a un hombre al ministerio, si como mínimo no se encuentra encuadrado dentro de la voluntad explícita de Dios. Si no trata bien a su mujer, si es deshonesto, si no es fiel a la asistencia de la iglesia, si no participa en el servicio de algún ministerio, etc. En vez de hablar del llamamiento de Dios al pastorado, habría que hablar de seguridad de salvación ¿no te parece?

La verdad del asunto, es que no es posible que Dios te revele lo que quiere hacer en tu vida, si no estás dispuesto a obedecer la Palabra de Dios hasta las últimas consecuencias. En otras palabras: a hacer lo mismo que hizo Cristo al legarnos su ejemplo de humildad (Fil. 2: 5-9).

Todos los ejemplos bíblicos que poseemos de creyentes a los que Dios le reveló sus planes, nos indican que cada uno de ellos se encontraban sujetos a lo que la Biblia dice que debían hacer en ese momento. Todas estas personas estaban trabajando en aquello que explícitamente Dios ya había revelado en Su Palabra. A Abraham se le reveló que Sodoma sería destruida porque Dios examinó su corazón y advirtió su fidelidad (Gén. 18:17-19); David se encontraba cuidando el ganado de su padre en total sumisión a su autoridad, cuando fue ungido, en secreto, rey de Israel (2 Sam. 7:8); Gedeón se encontraba trabajando a riesgo de su vida para proveer para su familia (Jue. 6:11), etc. Y básicamente esa es la razón por la cual digo que tratar de sujetarse a la autoridad de la Palabra de Dios es primordial, para poder reconocer la voluntad implícita de tu Creador para tu vida.

Así como Dios se revela a nosotros progresivamente, muchas veces también, sus planes nos son revelados de la misma manera. Recuerda esto: El Señor jamás te enseñará la lección número dos, si no has aprendido la lección número uno (Luc. 16:10; Deut. 29:29) y jamás te mostrará el futuro que te tiene preparado para tí, si no eres fiel en el presente (2 Sam. 12:7-14; 1 Pe. 1:16,17; Heb. 4:1-16; 1 Cor. 11:29,30).

Todo viaje comienza con un primer paso, reza el refrán popular, y la Palabra de Dios iluminará tu camino, sólo de un paso a la vez, razón por la cual dicha "lámpara" no se encuentra en la altura -lo que haría que la luz proyectada tenga más alcance- sino a nuestros pies (Sal. 119:105). Por lo tanto, si luego de aceptar a Cristo la Biblia te dice que debes bautizarte (Hech. 2:37,38; Mat. 28:19,20; 3:13-15), das ese primer paso; luego la Biblia dice que debes congregarte (Heb. 10:25), lo haces; etc. De esa manera, te sitúas en el centro de la voluntad explícita de Dios.

Determinando con precisión lo que Dios quiere para tu vida

La voluntad implícita de Dios sí puede determinarse con claridad. ¿Por qué se que esto es positivamente así? Pues porque es lo que la Biblia enseña en cada una de sus páginas. Como dije al principio, cada vez que el Señor le comunicó sus planes a cualquier ser humano, lo hizo con claridad inobjetable. No hay razón para creer que en el presente no sea así.

"¿Pero existen en la Biblia ejemplos de personas que reconocieron la voluntad de Dios sin que mediara de por medio alguna manifestación sobrenatural?"

Alguno objetará que casi todos los ejemplos bíblicos, como el de Abraham, por ejemplo, incluyeron una manifestación sobrenatural de Dios, por lo que resultaría difícil que eso sucediera en nuestro tiempo, debido al período dispensacional que estamos viviendo. A esta objeción respondo que no es así.
En primer lugar, Dios sigue manifestándose sobrenaturalmente pues no hay base bíblica para creer lo contrario, aunque afirmo que como poseemos la revelación completa en la Biblia, el Señor ya no se manifiesta con voces audibles o por sueños, sino por medio de las Escrituras, las cuales son más seguras que incluso, la visión de la transfiguración de Cristo en el monte (2 Pe. 1:16-21).
Dios siempre se manifiesta en nuestras vidas de una forma u otra. Si por alguna razón el Señor decide manifestarse como antaño, ¿Quiénes somos nosotros para decir que no puede? DIOS ES SOBERANO. Sin embargo, debemos entender que el Dios de la Biblia es un Dios que se revela por medio de la naturaleza, Su Palabra escrita (Sal. 19) y por el accionar del Espíritu Santo en nuestras vidas (Jn. 16:13; 14:26; 1 Cor. 6:19; 2:14; Efe. 1:13; 6:18).

En segundo lugar, debo indicar que sí hay varios ejemplos bíblicos al respecto. Paso a enumerarte algunos:

La reina Ester fue guiada por el Señor por medio de Mardoqueo, quien aparte de ser su Tío era su padre de crianza. Por medio de su sujeción a la autoridad de Mardoqueo sobre su vida, Dios la usó tremendamente. Ester es un buen ejemplo de cómo al sujetarte a la voluntad explícita de Dios, el Señor te guía por medio de las circunstancias al siguiente nivel.

Los reyes de Israel, la mayoría de ellos fueron guiados por la Palabra escrita de Dios y el consejo o reprimenda de sus profetas.

Timoteo y Tito, que son los discípulos de Pablo. Las cartas del apóstol nos indican que ellos nunca fueron guiados por una manifestación sobrenatural de Dios, sino por las enseñanzas y consejos del Apóstol.

Aprendiendo del ejemplo del rey David

Los ejemplos anteriores no son los únicos y los menciono sólo para que puedas tú mismo iniciar tus propias investigaciones bíblicas con el propósito de estudiar estos ejemplos que pueden proveerte dirección sobre el tema. Sin embargo, quiero que reparemos ahora en el ejemplo de David en su juventud, pues creo que los detalles de su relación personal con Dios nos pueden dar indicios de cómo podemos aprender a "escuchar" las directivas de Dios para nosotros.

Enfrentando con éxito al gigante

(1 Samuel 17)

Vemos que David tomó la decisión de enfrentar al gigante y entendemos por el relato, su convicción de que dicho acto realmente era lo que Dios le estaba mandando a hacer. Lo apreciamos en las palabras dichas al gigante y en su determinación al correr hacia el frente de batalla. Pero detengamos el combate. Pongámoslo en pausa y tomémonos un tiempo para contestar la siguiente pregunta:

¿Cómo supo este joven que Dios quería que enfrentara al gigante?

La respuesta la encontramos en sus experiencias pasadas, cuando se encontraba cuidando las ovejas de su padre.

Es evidente que David poseía un correcto conocimiento teológico de Dios basado en las Escrituras y una determinación por obedecerlas. Esta conclusión no sólo la extraigo del echo de que 1 Sam 17: 15-20 nos muestra la sujeción que David poseía a la autoridad de su padre, sino también por su actitud hacia la Palabra de Dios a lo largo de su propia vida. Otra cosa que veo, es que David poseía la capacidad de advertir la intervención de Dios en los logros obtenidos en su trabajo. Como pastor su trabajo consistía en defender a las ovejas y cuando lo hizo exitosamente, dicho logro lo adjudicó a Dios. Cuando enfrentó al león y al oso exitosamente, él reconoció en dichos actos el obrar de Dios y aprendió de dichas experiencias. Es decir que en la soledad del campo, David fue forjando una relación personal con su Creador que llegado el momento, le permitió discernir que lo que hacía al tratar de enfrentar al gigante, era lo correcto, a pesar que los adultos lo veían como una locura (1 Sam. 17:32-37).

en la soledad del campo, David fue forjando una relación personal con su Creador

Hubieron tres razones que llevaron a David a la plena convicción de que debía enfrentar a Goliat. La primera fue una razón teológica (v36) Ese Gigante había provocado a su Dios. La segunda razón era que su experiencia le indicaba que Dios obraría aquí, de la misma manera que lo había hecho en el pasado (v.37). Estando ya en el campo de batalla, David exhibe una tercera razón: Restaurar el testimonio y gloria de Dios delante de toda aquella congregación (v.46). Es posible que esta última razón le fuera revelada ya estando ahí, frente al gigante. Lo digo porque en mi experiencia personal, me ha pasado que el Señor me revela más exactamente sus planes, mientras estoy avanzando.

Cinco elementos para discernir Su voluntad implícita

Notamos entonces, Cinco elementos fundamentales para discernir la voluntad implícita de Dios.

  • 1. Poseer el Espíritu Santo en tu vida (Efe. 1:13)
  • 2. Poseer una teología correcta (2 Tim. 2:15)
  • 3. Estar sujeto a la voluntad explícita de Dios (Jn. 14:15, 23)
  • 4. Poseer una experiencia de tu relación personal con Dios (Como el ejemplo visto de David)
  • 5. Estar honestamente convencido de querer glorificar a Dios con dicha decisión (Col. 3:23; 1 Cor. 6:20)

La voluntad implícita de Dios es posible discernirla con claridad, pero para hacerlo, es necesario poseer los elementos anteriormente mencionados. Una de las cosas que más he notado, es que muchas personas no logran discernirla porque tienen una percepción equivocada de su misma relación personal con Dios. Me refiero a que ellos piensan que todo está muy bien con el Señor, ¿pero cómo es posible si no se encuentran sujetos a la voluntad explícita de Dios? El congregarse en una iglesia, apoyar misiones, amar a tu mujer, proveer para tu familia, no usar palabras corrompidas, no son opciones sino mandatos. No es posible avanzar en tu relación personal con Dios si no estás en sujeción a Su Palabra.

También he notado que debido a una teología equivocada, inclusive pastores y misioneros no logran discernir la voluntad de Dios en sus propias vidas. ¿Por qué? Porque algunos de ellos han llegado a la creencia equivocada de que si Dios te pide que hagas algo, luego Dios no va a cambiar de parecer en el camino, lo que los ha llevado a insistir durante años, en tratar de comenzar una iglesia en el lugar equivocado, o insistir en un punto obstinadamente a pesar del daño que dicha insistencia causan a la obra. Debido a que éste no es el espacio para tratar el tema, déjame decirte que sí existen muchos ejemplos donde Dios aparentemente sí cambia de parecer en el obrar en las personas y pueblos. Digo aparentemente porque eso ocurre desde nuestra percepción humana. ¡Pero sí ocurre!

Experimentar el poder de Dios en tu vida sí es muy importante. Algunos creyentes creen que la palabra "experiencia" no debe ser enseñada, para que la gente no crea que el cristianismo deba estar basado en "experiencias espirituales" pero... sino es así, ¿Qué clase de cristianismo estamos enseñando? ¿Un cristianismo teórico?

El creyente puede y debe experimentar el obrar de Dios en su vida. Dios es un ser extraordinario y nos llama a vivir vidas extraordinarias, fuera de lo común. Las experiencias hacen que lo que la Biblia enseña se torne real y son necesarias para que podamos erigir nuestras propias señales espirituales, tal como lo hicieron en el pasado los antiguos (Gén. 1:17-19) -tema que da para otro post- y para incrementar nuestra fe en el obrar de Dios por medio de Su Palabra.

La voluntad explícita de Dios se encuentra expresada en la Biblia en cada mandamiento que debemos obedecer, la mayoría de los cuales están precedidos por una promesa de bendición para nosotros. Cuando obedecemos y vemos que Dios cumple con lo escrito, nuestra fe se incrementa y es entonces que podemos avanzar en nuestra relación personal con Dios. Cada vez que oramos y Dios contesta, cada vez que rechazamos un trabajo porque no glorifica a Dios en el seno de nuestro hogar, y Dios provee de forma inesperada; entendemos un poco mejor, las formas que Dios va utilizando para mostrarnos su dirección.

¿Entonces?

Entonces, no puedes esperar que Dios te manifieste su voluntad implícita si no estás dispuesto a arreglar tus cuentas (Isa. 1:18) sometiéndote a Su palabra, insistiendo cada día en buscarlo en oración y lectura bíblica, tratando de glorificarlo en cada acto de tu vida. Cuando todo esto lo hayas naturalizado, la voluntad implícita de Dios aparecerá en tu vida como algo natural y no como algo extraordinario.

Será entonces, un paso más en tu peregrinar hacia el cielo, y no un hito trascendental. Porque nada puede haber más trascendental y milagroso en nuestras vidas, que lo que ocurrió el día que Dios nos rescató de una muerte eterna, segura y merecida en el infierno. (Efe. 1:2)

Pon atención y recuerda: Si quieres ser feliz, antes de querer conocer la voluntad implícita de Dios, preocúpate por guardar sus mandamientos (Sal. 1).


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