Detalles Del Acto Creador (Parte 2)

10.10.2020

El día sexto

Gén. 2:7 "Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente"  (RVR60)

Gén. 2:7 "Jehová Dios moldeó al ser humano, con barro de la tierra. Sopló aliento de vida en su nariz, y el ser humano pasó a ser un alma viviente" (RVH)

La Pluralidad De Dios En La Creación Del Ser Humano

Nuevamente podemos apreciar en éste versículo el reflejo de un Dios trino en la creación del ser humano. El versículo comienza mencionando a Jehová Dios, es decir: el auto existente Dios moldeando al ser humano (Adám), la palabra traducida moldear, da la idea de trabajar el barro como un alfarero, lo que nos indica el involucramiento físico de Dios en el asunto (Job 10:9; Sal. 119:73). ¿Qué forma le dio? Como indiqué antes, la forma humanoide que tenemos es una imagen del cuerpo físico de Cristo. Luego se nos dice que Dios sopló aliento de vida en su nariz. La palabra utilizada en la Biblia para referirse al Espíritu Santo, que es la que aparece en Génesis 1:2, es la palabra hebrea rúakj, que puede traducirse como viento, aliento, exhalación, etc. Pero ésta palabra no aparece en Génesis 2:7. De modo que las palabras "soplo" y "aliento" corresponden a las palabras hebreas nafákj y neshamá respectivamente para indicar la diferencia entre el Espíritu Santo y el aliento de vida que sale de la boca de Dios. No es aquí donde se señala la intervención del Espíritu Santo en la creación del ser humano, sino en otros versículos.

Job 33:4 "El espíritu (rúakj) de Dios me hizo, Y el soplo (neshamá ) del Omnipotente me dio vida"

Sal. 104:30 "Envías tu Espíritu (rúakj), son creados, Y renuevas la faz de la tierra"

La Composición Del Ser Humano

Se nos dice que el hombre, mediante el aliento o soplo Divino, pasa de ser una figura de barro a una de carne y hueso, inteligente y libre de pecar. Todo esto queda sintetizado en la expresión "y fue el hombre un ser viviente" o como señalan otras versiones: "un alma viviente"

La palabra hebrea que se traduce correctamente alma o ser, es la palabra néfesh, que puede traducirse como "criatura que respira" y la misma está acompañada por la palabra hebrea kjai que significa crudo, carne viva o algo que respira. Néfesh que puede traducirse como alma y que acompañada con la palabra kjai es traducida como "alma viviente", ha creado una confusión en cuanto a cómo está compuesto el ser humano. Dado que la revelación Divina es progresiva, para poder entender este versículo hace falta apelar al Nuevo Testamento, el cual nos deja ver una imagen más acabada de este tema.

El ser humano tiene una composición tripartita pues está compuesto por alma, cuerpo y espíritu (Heb. 4:12).

1 Tes. 5:23 "Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu (pneúma), alma (psujé) y cuerpo (somá), sea (no "sean" plural, sino un ser) guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo "

Algunos han llegado a afirmar que el ser humano es bipartito, argumentando que la palabra cuerpo y espíritu son utilizadas en la Biblia como sinónimos, cosa que se ve claramente en muchos textos, donde inclusive la palabra espíritu puede apelar al mismo cuerpo de los animales (Gén. 1:20; 7:15, 22).

Es verdad que en el AT se utilizaba la palabra nefesh (aliento) para señalar a individuos y animales vivientes. Así, "dijo Dios: Produzcan las aguas seres vivientes" o 1 Re 17:22 : "...el alma -nefesh- del niño volvió a él". Parecería indicar la creencia de que el "salírsele el alma" es morir, y "volver el alma" es retornar a la vida. El Nuevo Testamento continúa con los conceptos del Antiguo sobre el alma y la palabra griega equivalente utilizada es psyjé, que tiene el significado de lo viviente, en unas ocasiones y de los sentimientos, en otras. Pero surge una idea desconocida en el Antiguo Testamento: la inmortalidad del alma. El Señor Jesús, que "sacó a luz la vida y la inmortalidad por el evangelio" lo revela (Apo 20:4). Los judíos, aunque sí creían en la vida después de la muerte, nunca asocian el alma más que con la garganta, u órgano por el que respiramos, asociando el alma a las funciones vitales del cuerpo. De modo que el concepto de un alma inmortal, sólo pertenece al Nuevo Testamento (Mat. 10:28; Apoc. 6:9; 20:4).

Sin embargo, el Apóstol Pablo sí establece la diferencia entre uno y otro, y a lo largo del Nuevo Testamento queda implícito la siguiente definición para cada área del ser:

Alma

El alma es el conocimiento que tenemos de nosotros mismos, sabemos quienes somos y tenemos capacidad cognitiva y albedrío, no porque tenemos un cerebro -cuerpo- sino un alma:

Diferencia entre alma, cuerpo y espíritu: (Mat. 10:28; 12:18; Hech. 2:31; 1 Tes. 5:23).

El Alma como el lugar donde residen nuestros sentimientos y deseos: (Gén. 34:3; Deut. 18:6; Sal. 10:3; Mat. 12:18; 26:38; Luc. 2:35; Juan 10:24; 12:27; Hebr. 10:38; 1 Pe. 2:11; 2 Pe. 2:8; Apoc. 18:14).

La Biblia enseña que Dios tiene un alma (Mat. 12:18; Hebr. 10:38; Hech. 2:27) al igual que el hombre (Gén. 2:7; Hebr. 10:39; Sant. 1:21; 1 Pe. 1:9; Apoc. 6:9).

Espíritu

Así como Dios es espíritu (Juan 4:24) y Cristo también tuvo un espíritu (Juan 4:24; Luc. 1:80;23:46), de la misma manera, la Biblia enseña que el hombre también lo tiene (Ecle. 3:20,21; Hech. 7:59; 1 Cor. 5:5; Sant. 2:26).

El espíritu es el canal a través del cual Dios, en la persona del Espíritu Santo, se comunica con el ser humano (Rom. 8:16; Efe. 2:18; Juan 4:24).

Cuando Adán y Eva pecaron, la razón por la cual siguieron con vida a pesar de que la advertencia de Dios era "el día que pecaren ciertamente morirán" (Gén. 2:17), es porque lo que murió en ellos ese día fue su espíritu, es decir, la capacidad de poder comunicarse con Dios adecuadamente (Gén. 3:8), y esa es la razón por la cual, Cristo y todo el Nuevo Testamento, considera a los vivos, como muertos (Mat. 8:22; Efe. 2:1; 1 Tim. 5:6). Ya que a la postre, el alma quedó condenada a los sufrimientos del infierno (Luc. 16:23; Mat. 25:41) y el cuerpo será transformado por medio de la muerte, para adecuarse a dicho castigo eterno (Juan 5:29; Apo. 20: 13-15).

El ser humano, sin la ayuda de Cristo, queda excluido completamente de la posibilidad de comunicarse con Dios, debido a su condición pecaminosa (Sant. 4:4; Juan 3:36; 8:47; 10:27; Efe. 4:18) por lo que la salvación de dicha condenación queda librada completamente a los designios Divinos (Juan 6: 44,65; 16: 7,8; 17:24; 2 Tim. 1:9; 1 Pe. 5:10; Efe. 1:4). El Nuevo Testamento claramente hace referencia a una diferencia entre el espíritu del hombre y su cuerpo (Mat. 26:41; Gál. 5:17).

Cuerpo

Algunas personas llegan a definir el cuerpo como el envase que contiene el alma y el espíritu, y si bien dicha definición es cierta, el cuerpo es mucho más que un simple envase. El cuerpo es parte de nuestro ser (1 Tes. 5:23) y es reclamado por Dios para Él (1 Cor. 6:13), sin esa parte, no podríamos considerarnos seres humanos. Nuestro cuerpo es un organismo extremadamente complejo diseñado para aferrarse a la vida aun en las circunstancias más adversas. Nuestro cuerpo se aferra a la vida de manera instintiva aun si nuestra mente desea morir. Cada célula del cuerpo trabaja para que la vida y la reproducción siga su curso. No es casual que la complejidad de nuestro cuerpo y cada una de sus funciones vitales se desempeñen de dicho modo, ya que el cuerpo es utilizado por Dios para enseñarnos verdades espirituales tocante a la iglesia y al matrimonio (1 Cor. 12:12-27; Efe. 5:23,28). Particularmente, creo que el cuerpo que poseemos es un cuerpo diseñado para vivir en un mundo de tres dimensiones, es decir, que no podemos percibir el cuarto, quinto o tal vez más espacios dimensionales que nos rodean, porque nuestro cuerpo es tridimensional, mientras que el cuerpo que poseeremos en el futuro tendrá la capacidad de moverse a través de más dimensiones, razón por la cual las sensaciones experimentadas por los "vivos", es diferente a la experimentadas por los "muertos" (Luc. 16:22; Apoc. 6:9,10). El cuerpo es el templo del Espíritu Santo en aquellos que son salvados por Dios (Juan 14:23; Efe. 1:13,14; 2 Cor. 6:16; 1 Cor. 3:16) y la muerte del cuerpo tridimensional es algo inexorable debido al pecado (Eze. 18:4; Rom. 6:23; Hebr. 9:27) y a que los cuerpos que recibamos en el futuro, tendrán otra constitución molecular (1 Cor. 15:50). La muerte se produce cuando el alma y el espíritu se separan del cuerpo "animal" -que es el término que la Biblia emplea para diferenciarlo del espiritual (1 Cor. 15:44)- (Gén. 35:18; 2 Pe. 1:13).

Conclusión

Concluyo entonces, que el ser humano fue creado tripartito y no bipartito como otros entienden. Poseemos un alma, que es el centro de nuestros pensamientos y emociones; un espíritu, que es el canal a través del cual nos comunicamos con Dios y un cuerpo, que es el vehículo gracias al cual nos trasladamos en este plano tridimensional que habitamos.