El Diezmo: Una doctrina que debería ser mejor defendida

04.05.2020

Algo que tristemente he notado en las redes, es el creciente avance de los detractores del diezmo

Conforme avanza el tiempo, advierto que aquellos que se pronuncian en contra, lo hacen en su mayoría -no todos- utilizando un lenguaje insultante, contra aquellos que predicamos que el diezmo debe ser practicado en la iglesia. Nos acusan de ladrones, de manipular las Escrituras y con sarcasmo se refieren a nosotros como simples ignorantes de las verdades que según ellos, hace años ya han sido definidas por la mayoría de los teólogos piadosos.

Sospecho que la razón principal por la cual los defensores del diezmo no hemos salido al ruedo, es por la simple razón de que nuestros argumentos no sólo son trillados, sino que muchas veces carecen de solidez bíblica. Algunos pastores que he leído en las redes, han hecho una defensa del diezmo más plagada de pasión por defender una doctrina que históricamente se predica, que de solidez argumental y bíblica. Sí he visto buenos artículos a favor del diezmo, pero pocos argumentan contra aquellos que lo rechazan.

He percibido de uno y otro bando, que ambos tienen puntos en común que no han sido bien definidos y sospecho que justamente, son estos puntos los que definirían la discusión, si se profundizara en los mismos, por ejemplo: Ninguno aporta una definición espiritual y bíblica del diezmo ya que ambos lo definen como "el diez por ciento", siendo esta última sólo una definición matemática mas no espiritual; pocos definen cuál es su propósito y una gran mayoría sostiene, de una forma u otra, que es una ofrenda, lo que a mi humilde entender es una gran equivocación.

Hay cosas tocante al diezmo que advierto en las Escrituras, de las que nadie habla, como por ejemplo: Nunca he escuchado asociar el diezmo con el acto creador de Dios, aunque la Biblia lo asocia claramente; nunca he escuchado argumentos bíblicos para explicar en qué debe ser gastado el diezmo, lo que hace que se disponga del mismo con libres criterios; tampoco he escuchado una sólida explicación teológica que nos indique de manera categórica, que a caducado o que debe implementarse en la iglesia hoy día. Al respecto, unos dicen básicamente, que caducó, porque la palabra diezmo no aparece en el Nuevo Testamento,  otros, simplemente, citan a Abraham para indicar que el diezmo era antes de la ley.

Como parte de mi actividad como "bloguero" es leer otros blogs, me he topado con una nota simple pero interesante. La misma provee siete argumentos en contra de diezmar, que por su tono amable y honesto, me ha desafiado a refutarla punto por punto, algo que estaré haciendo en la sección "economía" próximamente. Debo recoger el guante, porque creo firmemente que la confrontación de argumentos, no sólo es bíblicamente correcta (2 Cor. 10: 4,5), sino que nos ayuda a mantener afiladas "las armas de nuestra milicia".

A mi entender es un error creer que aquellos que predican en contra o a favor del diezmo, son predicadores de falsas doctrinas o punibles apóstatas. Justamente, es ésta manera extrema de pensar la que nos lleva a la autocensura, y por consiguiente, a la falta de profundización en el conocimiento de las doctrinas bíblicas. No sólo no deberíamos tener temor de expresar frente a nuestros colegas nuestras convicciones, desarrolladas a lo largo de años de estudios teológicos, sino que tampoco deberíamos tener miedo de admitir nuestras equivocaciones. ¿Pero cómo admitirlas si no hay nadie que se atreva a corregirnos?

Creo firmemente que el diezmo no es una opción para el creyente, sino un deber. Sin embargo dicha afirmación, debe tener una base bíblica argumental que esté basada, no en algunos versículos, sino en un andamiaje teológico sólido. Es necesario arribar a conclusiones honestas, basadas en la Palabra de Dios y no en credos personales, o en pasiones denominacionales.

El diezmo es una enseñanza bíblica que ha sido subestimada por aquellos que la creen, debido a que una gran cantidad de Pastores y Misioneros, se han aferrado más a las notas aprendidas en sus seminarios, que a conclusiones surgidas de sus propias investigaciones. La tarea de tratar de reconstruir desde los cimientos una doctrina que se la creía sabida e irrefutable, es ardua y difícil. La dificultad radica en que para llevar adelante un estudio de dicha naturaleza, se hace necesario salir de nuestro lugar de confort y estar dispuestos a escuchar nuevos puntos de vistas, aceptando la posibilidad de estar equivocados. No es posible desarrollar un estudio de esta naturaleza con el prejuicio de creer que ya la conocemos o entendemos, antes de comenzar a estudiarla. Hacerlo nos puede llevar al fracaso, antes de haber comenzado.

En definitiva, el diezmo es una doctrina que merece ser defendida sí, pero bien defendida. Como pastores y misioneros, deberíamos preguntarnos si estamos en condiciones de hacerlo bien (1 Pe. 3:15).

Recordemos que el exitoso avance de falsas doctrinas o creencias equivocadas, la gran mayoría de las veces, no son provocadas por un efectivo accionar de las fuerzas del mal; sino por una pasividad desmedida por parte de aquellos "predicadores de la sana doctrina", que por alguna razón, dejaron de predicarlas...  o de defenderlas adecuadamente.

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