El Paladín De La Libertad De Conciencia

01.10.2021

Pablo Besson, Padre De Los Bautistas En Argentina (1848 -1932)


El 26 de Julio de 1881, un joven de 33 años llegaba al puerto de Buenos Aires, en medio del bien llamado "aluvión inmigratorio". Venía desde Francia en el vapor "Belgrano" y su dinero sólo le alcanzaba para un pasaje en tercera clase. Para poder pagarlo, debió acudir a su padre, de quien estaba distanciado.

Su padre, el cual había abandonado la medicina para ser pastor de la iglesia Suiza, debido a que Pablo se hizo bautizar por inmersión, de acuerdo a las prácticas bautistas, llegó a dudar del estado mental de su hijo. Al dar ese paso, rompió con la iglesia de sus padres, se quedó sin dinero, sin herencia y sin amigos. Pero aquel joven, que para aquella altura de su vida ya contaba con convicciones firmes y una educación privilegiada debido al estatus socio-económico de su padre; decidió escribir un folleto titulado "Por qué me hice bautizar" cuyo prólogo concluye: "Debo confesar delante de Dios y de su iglesia, haber pecado, pecado por ignorancia, y por ello pido a Dios que me perdone esta infidelidad involuntaria, y todas las de mi pastorado". Para pagar la impresión del folleto, le vendió a su madre el reloj que ella misma le había regalado. La misma madre aceptó aquella rara transacción y lo guardó, símbolo de las convicciones de su hijo.


El Llamado

La Misión Bautista de Boston lo tomó como evangelista y en esas condiciones recorrió toda Francia predicando y repartiendo folletos durante 6 años. Un día recibió el insólito pedido que cambiaría su vida y la de muchos argentinos. Personas que él había conocido en el norte de Francia, le escribían desde la Colonia Esperanza, provincia de Santa Fe, Argentina, para que fuera a pastorearlos. Sintió el llamado de Dios y decidió partir hacia allá.

Arribo a Santa Fe

La provincia de Santa Fe era gobernada por Nicasio Oroño, quien habiendo abrazado las ideas liberales, defendió los derechos de sus habitantes hasta que aquella actitud, le costó el puesto. Dichas ideas favorecieron el avance del evangelio en Santa Fe. Dos miembros de la Iglesia Bautistas de Pas de Calais, de origen belga -Emilio Arn y Mathieu Floris-, se habían radicado en la colonia y comenzado a hablar a otros de su fe. Ellos fueron los que lo invitaron. Pablo llegó a Buenos Aires con una carta de recomendación, escrita por su padre, y dirigida al cónsul Suizo, pidiendo ayuda para el hijo. Pero Besson nunca la utilizó.

Inmediatamente se dirigió a la capital de Santa Fe, donde le recibió el colono Luis Virgilio Eckart, quien lo llevó hasta la colonia en una carreta cargada de bolsas de harina.

Pronto aprendió castellano el cual lo hablaba casi sin acento. No en vano ya hablaba alemán, italiano, inglés, francés, griego y latín. Le regalaron un caballo bayo (de color dorado pálido) con el que comenzó a visitar a las personas que en aquellos tiempos vivían muy esparcidas.

La Lucha Por la Libertad De Conciencia

Su preparación académica, pasión por el evangelio y las libertades individuales, lo llevaron a los periódicos. "La Nación" de Buenos Aires publicó una nota bajo el título "Rebeldes de Nuevo cuño", en la cual se citaba a Besson diciendo: "Esta libertad (de cultos) no es una mera concesión ni una simple tolerancia... la tolerancia siempre es revocable en tanto que es un favor, pero en cambio, la libertad es un derecho constitucional".

Desde los tiempos de la colonia, las ideas de la libertad siempre chocaron con el totalitarismo católico, por lo que en Buenos Aires, la libertad de conciencia que abarcaba no sólo las creencias, sino la forma de casamiento, inscripción en el nacimiento o aún la manera de entierro, eran respetadas a los extranjeros, mediante normas especiales. Pero eso no ocurría en el interior del país. Nicasio Oroño había intentado establecer el registro civil, pero una revolución lo desplazó de su mandato y anuló la medida.

Un día, Luisa Engler, una niña miembro de la congregación de Besson falleció y era necesario su entierro. El cementerio era civil, pero un fraile tenía las llaves y se negaba a permitir el ingreso de un cuerpo "hereje". Fueron hablar con el intendente, pero como éste no quería enfrentar al clero, les sugirió que violaran la puerta del cementerio.

La violencia no entraba en los métodos de Besson en su lucha por la libertad de conciencia y así lo hizo entender. Con dolor y tranquilidad, cavaron una fosa debajo de un laurel y allí depositaron el cuerpo de la niña. Aquello también era ilegal, pero al menos era pacífico.

Adelantándose a la segura denuncia del sacerdote, Besson fue apresuradamente en su yegua a la capital santafecina para ver al vicegobernador el cual resultó que era cura y nada liberal. Aquello resultó en un diálogo claro y vehemente. Al día siguiente, Besson vio llegar a casa de los Engler a un agente con dos caballos. Ya se veía montado en uno, rumbo a la comisaría. Pero no: el intendente impuso como castigo que el colono alimentara su montura.

Besson no se dejó amedrentar y mandó artículos sobre el tema a "La Capital" de Rosario y a otros diarios de Buenos Aires y Santa Fe, denunciando que se cerraba el cementerio a un evangélico, mientras que la Constitución no se aplicaba en cuánto al ingreso de órdenes monásticas.

A finales de 1882, un grupo de protestantes de habla francesa le invitaron a trasladarse a Buenos Aires. Además de tener un ministerio espiritual, vio la necesidad de trasladarse al "ojo de la tormenta" para defender las ideas de lo que él llamaba "libertad de conciencia". Al principio celebraba sus reuniones en el templo de la Iglesia Luterana, y luego en el Colegio Inglés. Más tarde alquiló distintos salones. Pronto dejó de predicar exclusivamente en francés, y comenzó a hacerlo en castellano, para alcanzar a los más jóvenes. El 23 de Diciembre de 1883, a un año de haberse mudado a la capital, efectuó su primer bautismo. Se trató de Guillermo Junor, conocido educador y filántropo. Pronto comenzaron a reunirse algunos bautistas llegados de otras tierras: españoles, italianos e ingleses formaron una congregación muy heterogénea.

Extendió sus trabajos a la ciudad de La Plata, recién fundada. En casa de una familia francesa se inició lo que llegaría a ser una nueva iglesia. También recorría muchos pueblos, en particular el sur de la provincia de Buenos Aires. Visitó Montevideo, que más tarde se transformaría en su lugar de vacaciones. Colaboró también con otros grupos evangélicos a los cuales supo respetar en sus creencias sin claudicar en los ideales Bautistas. Hay que entender que la expresión "Bautista Independiente" se origina en una división que se produce en los Bautistas del Sur estadounidense a principios de 1950, Pero Besson era un Bautista europeo, por lo que colaborar con las llamadas "iglesias libres" no era nada extraño para él.

Por sus principios de libertad, nunca se preocupó por construir formalmente una iglesia, pues él creía que bastaba un grupo de creyentes que se reunieran para constituirla, por lo que su congregación nunca supo cuando comenzaron. Sin embargo, sí creía que la iglesia necesitaba un edificio, y adquirió un terreno en la calle Estados Unidos al 1200. Cuando su padre murió dejó una importante herencia, razón por la cual debió viajar a Europa. Al encontrarse con su madre, ésta no sólo le dio la parte de la herencia que su padre le había retenido, sino que le devolvió aquel reloj, del que alguna vez se desprendiera para imprimir sus folletos.

Aprovechando que estaba en Europa, recorrió varias iglesias para solicitar fondos para terminar el templo en Argentina, y él mismo destinó gran parte de su herencia a finalizarlo. El 8 de Septiembre de 1889 se inauguró el templo.

Un Hombre Comprometido Con La Sociedad De Su Tiempo

Besson tenía un físico imponente, era alto, usaba una larga barba y poseía una calvicie que se le fue extendiendo, que le daba un aspecto doctoral. Solía vestir con elegancia y bastón. Los adultos le miraban con respeto y los niños con temor.

Era un gran conversador, aunque no de temas vanales. Siempre estaba enterado de la actualidad nacional e internacional, pues leía toda clase de diarios. Cuando iba a una casa de visita, sus diálogos versaban sobre temas de la Biblia, de la iglesia o a menudo de lo que ocurría en el país, con el que se había identificado mucho. Sus diálogos estaban llenos de anécdotas y frases chispeantes, pues tenía un humor muy agudo.

En 1905, contrajo matrimonio con doña Margarita Mealley, viuda del misionero Graham, la cual trajo un gran balance a su vida.

En cuanto a lo social, luchó contra toda clases de males, por lo que encontró tiempo para dedicarse a la Sociedad Protectora De Animales o a la Sociedad Filantrópica De Suiza. Luchó sin temor contra la prostitución, aun arriesgando su vida, como cuando entró a una casa y arrastró del brazo a una jovencita Suiza cuya madre le había escrito desde Europa.

Al llegar el año 1887, no había Registro Civil donde anotar a los matrimonio. Si te casabas debías hacerlo por medio de la iglesia católica, por lo que una pareja de españoles bautistas que querían casarse, no pudieron hacerlo legalmente. Besson llegó a escribir en un diario capitalino: "Nosotros los bautistas, estamos privados de los derechos del hombre, del ciudadano y del estado civil". El primer día de Febrero de aquel año, luego del culto, Venancio Verdía y Josefa Pando contrajeron matrimonio ante Dios y los casó el pastor Pablo Besson, quien labró un acta con él y el señor Ostermann como testigos.

"Sumisos en todo a las leyes de la República que rigen la sociedad civil conyugal, consiste nuestra buena fe en guardar este contrato hasta el día de su validación civil y de su inscripción legal por el oficial del Registro Civil". Que dicho sea de paso, no existía para un caso así.

Unos días antes Besson había llevado una solicitud al Ministerio de Justicia. En la Plaza de Mayo se encontró con Alejo Peyret, pionero de la colonización y amigo suyo, que trató de disuadirle, pues Eduardo Wilde, liberal, había dejado la función. El pedido de inscripción se hacía "gozando en esta república, de la misma libertad de conciencia y de culto que los demás". El Procurador de la Nación Eduardo Costa, elevó una largo y meticuloso informe que daba cuenta de que "... el presente caso pone otra vez más en evidencia... que existe en nuestra legislación un vacío que no puede continuar por más tiempo."

Hubo una gran repercusión periodística, un proyecto de Registro Civil fue elevado al parlamento y aprobado en 1888. Sin duda el caso Besson - Verdía - Pando había jugado un papel de importancia.

Un Luchador A Favor De Las Ideas De La Libertad

Publicó en cuanto diario le permitieron, que en su tiempo, fueron casi todos, incluyendo los de mayor circulación; siempre escribiendo sobre temas de actualidad a favor del registro civil, los cementerios públicos, las escuelas laicas, supresión de actos religiosos en la guardia nacional, etc. Sus artículos eran respondidos en tono burlón por los diarios del clero y él, sin quedarse atrás, les contestaba. Por ejemplo, nunca se inscribió como pastor Suizo, lo que le otorgaba privilegios por sobre los argentinos, porque eso significaba para él "reconstruir lo que había derribado" en su Europa natal. Escribió que "prefiero estar fuera del estado teocrático y disfrutar en cambio, de los riesgos y peligros de la libertad". Hablando a favor del casamiento civil, escribió que el hecho que no existiera un Registro Civil para registrar tales actos, era "una monstruosidad". "La prensa Católica" le contesta: "Los Bessones se conforman con ese acto civil y se van a saborear la luna de miel"; "No responderemos a la injuria personal sacada del manual de confesores" contestaba a su vez en "La Capital".

Al final de su vida él mismo confesó que muchos lo tenían por "peleador", pero aclaró: "Peleaba no contra nadie, sino en defensa de la libertad de todos".

Su primer biógrafo y sucesor en el púlpito, Santiago Canclini, escribió sobre nuestro adalid:

No quiso utilizar su vida para su propio beneficio; guardarla egoístamente para su propio provecho, sino que la dio a la causa gloriosa del Evangelio, al bien de los demás, a la sociedad en que actuó"

Faltaban pocas horas para que terminara el año 1932, cuando el Señor lo llamó a su presencia a los 84 años de edad.


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