El Problema Del Dinero

24.12.2019

Podemos sostener misioneros a tiempo completo, si administramos las ofrendas como la Biblia enseña, y no como siempre lo hicimos.

He tenido el honor de predicar en muchísimas iglesias en por lo menos 5 países distintos y hace años advierto un común denominador preocupante: la falta de recursos para llevar adelante la obra misionera. En Argentina, en un estudio realizado por mí, llegué a la conclusión que desde la crisis del 2002 hasta la fecha, a medida que aumenta el poder adquisitivo de las iglesias, existe una disminución general de las ofrendas misioneras. El estudio hace las mediciones en dólares, lo que permite superar las distorsiones ocasionadas por la inflación y ver con claridad cómo a media que los salarios suben en dólares, también caen en dólares las ofrendas misioneras. La prueba de esto es que los asalariados, durante este período lograron cambiar su vehículo más de una vez, mientras que muchos misionero no sólo no lograron hacerlo, sino que se vieron forzados a tomar un segundo o tercer trabajo para sostener a sus familias.

Yo mismo he esbozado excusas para justificar esta falta de apoyo a los misioneros que hoy, con mi experiencia, me doy cuenta que no son válidas de ninguna manera. Ahondaré en alguna de ellas:

1. "Los argentinos no son dadivosos": Creo que hay pruebas suficientes para desmentir esta afirmación. Por ejemplo, es bien sabido la solidaridad expresada en donaciones que los argentinos dan en casos de inundaciones u otras catástrofes. También puedo observar que otras denominaciones crecen económicamente, y aunque no estén predicando un evangelio completo, la gente (que son argentinos) dan generosamente para la causa.

2. "Los argentinos son difíciles de ganar para Cristo": Yo mismo en algún momento me convencí de esto, hasta que un colega en el ministerio me miró y me dijo: "Horacio, creo que estás equivocado, porque si esto fuera así, eso significaría admitir que el evangelio perdió su poder, o que el Espíritu Santo ya no obra como se nos ha prometido, creo que el problema no es el mensaje Horacio, sino que estamos teniendo problemas con los mensajeros". Trague saliva y me calle la boca.

3. "La crisis económica nos impide progresar": Si bien esto es una realidad, lo cierto es que muchas iglesias sí progresaron en la construcción de sus templos, o el avance de sus propios ministerios, sin embargo, no se ha registrado un aumento en la obra misionera acorde a dicho crecimiento. ¿Ha habido crisis? La respuesta es sí, pero igualmente a habido crecimiento económico que no se ha reflejado en las misiones. Tomemos como simple dato, que la mayoría de los misioneros en Argentina no viven tiempo completo del ministerio.

No creo que sea sabio aceptar que tenemos problemas económicos para financiar las misiones y tapar esto con excusas ajenas a nuestros liderazgos. Creo firmemente que cualquier análisis de nuestros ministerios debe iniciarse con una auto-crítica honesta. En mi caso, al meditar sobre el asunto, me di cuenta que mi mayor falencia era que no había desarrollado una doctrina bíblica sobre las ofrendas en la iglesia. Con el tiempo comencé a preguntarle a varios pastores y misioneros cuales eran los fundamentos bíblicos que los llevaban a usar el dinero de los diezmos, por ejemplo, para comprar ventiladores. No los había. ¿Por qué usar parte de las ofrendas misioneras para realizar la conferencia misionera en su propia iglesia? "Siempre lo hicimos así", era más o menos la respuesta. Pero no había un fundamento bíblico, advertí que yo tampoco lo tenía y esa es la razón por la cual desarrollé un estudio sobre el asunto que nos llevó a cambiar de una manera revolucionaria la manera de administrar el dinero en nuestra congregación. De pronto, a pesar de que nuestra congregación es pequeña, las ofrendas comenzaron a crecer al punto de que ya estamos en condiciones de sostener a un Pastor, apoyar a cuatro misioneros y seguir construyendo el edificio.

La obra en Argentina puede ser perfectamente autosustentable y podemos enviar misioneros al exterior, porque Dios tiene los medios económicos al alcance de cualquiera que esté dispuesto a administrar Sus recursos como Él quiere y no como siempre lo hicimos, aunque nos haya ido relativamente bien. Debemos administrar el dinero, no basado en nuestras tradiciones sino en lo que la Biblia explica con claridad. Eso implica que los líderes de la obra hagamos un "mea culpa" y estemos dispuestos a perder el control de nuestros recursos para depositarlos en las manos de la iglesia.

Si queremos la bendición de Dios, debemos administrar sus recursos como él quiere (Luc. 16:10; Stg. 4:3; Isa. 1:3) y para hacerlo, debemos tener desarrollada una doctrina bíblica que nos indique cómo hacerlo. ¿Es que acaso la Biblia no habla al respecto? ¿Crees acaso que algo tan importante como la administración de las ofrendas en la iglesia, Dios lo dejó a nuestro criterio? Yo creo que no. Por mi parte, en futuros post estaré hablando al respecto, porque quiero compartir con vos, lo que aprendí sobre el asunto.

¿Sabías que después del amor, el dinero es el tema del que más hablan las Escrituras? Definitivamente, la administración bíblica de las ofrendas no es un tema que puede ignorarse.

Te dejo algunas preguntas para meditar sobre el tema:

¿Tienes un apoyo bíblico para:

  • Usar el dinero de misiones como lo estás haciendo?

  • Usar un porcentaje del diezmo para misiones?

  • Usar tu criterio personal para administrar los recursos de Dios?


Estoy seguro que existen muchos Pastores que ya tienen zanjadas las contestaciones bíblicas a cada una de estas preguntas; pero a más de uno le sorprendería saber cuántos todavía, ni siquiera se han cuestionado que, tal vez, sus problemas económicos estén íntimamente relacionados con una falta de enseñanza bíblica sobre el tema.

Entiende que el propósito de este post no es criticar a nadie, sino despertar nuevas inquietudes que nos permitan crecer y cambiar para mejor. Al fin y al cabo, si seguimos haciendo siempre lo mismo, sólo lograremos los mismos resultados.


También puedes leer...

Doy gracias a Dios por ustedes, y la Gran bendición que representan en nuestras vidas, sus misivas de aliento, sus oraciones y su fidelidad en el apoyo económico que han sabido brindarnos.

Deseando que al recibo de la presente se encuentren disfrutando de las bendiciones de nuestro buen Dios, les escribo desde la ciudad de Villa de Alvarez, Colima; para saludarles en el nombre de nuestro Señor y exponer las últimas novedades.