Enseña A Administrar

21.01.2020

Si este tema no forma parte de nuestras enseñanzas, estaremos fallando en nuestro llamado a enseñar todo el consejo de Dios

Dar por entendido que los miembros de tu iglesia saben manejar su dinero, es un grave error que he cometido en la mía y quisiera evitarte muchos años de "sin sabores", a través de este pequeño consejo: Enseña a tu gente a administrar su dinero.

La razón por la que hablamos tan poco sobre el dinero es que en general, poseemos un pudor equivocado tocante al tema. Este errado pudor, se encuentra envuelto en un halo distorsionado de ética cristiana, muy lejos del sentido de la ética bíblica, pero muy próximo al temor de sentirnos mal juzgados por aquellos que pudieran comparar nuestra enseñanza sobre el dinero en general, con las estafas de los falsos maestros de la teología de la prosperidad.

Sin embargo, es nuestro deber enseñar "todo el consejo de Dios" y no solo parte del mismo (Hech. 20: 26,27). Recuerda que la Biblia, después del amor, habla más del dinero y su administración, que de ninguna otra cosa. ¿Cómo entonces, podemos esquivar el tema?

Las personas que llegan a nuestras iglesias huyendo del mundo, aceptan a Cristo como su Salvador Personal y empiezan a vivir sus vidas cristianas, muchas veces sin advertir que sus finanzas también deben ser rendidas al Señor de sus vidas. Como consecuencia de una falta de enseñanza, ellos siguen manejando su dinero imprudentemente, como lo hacían antes. Siguen manejando sus tarjetas de crédito o sus negocios de una manera que desagrada a Dios y por lo tanto, el dinero se vuelve un problema en sus vidas y en la vida de nuestras iglesias.

¿Qué parte de sus entradas un cuentapropista debe diezmar; es igual que un asalariado? ¿Cómo debe manejar un creyente las tarjetas de crédito? ¿Está mal poseer deudas? ¿A qué llamamos deuda? ¿Es mejor ahorrar o invertir? ¿Debemos prestar dinero? ¿Cuándo podemos decir que estamos en condiciones de salir de fiador de nuestros hermanos? ¿Cómo hacemos para acumular tesoros en el cielo? ¿Qué importancia debe tener el dinero en nuestras vidas? ¿Si no llegamos con nuestras cuentas personales a fin de mes; cómo hacemos para diezmar, ofrendar o dar para misiones? Etc.

Cuando enseñé algo sobre el tema en mi congregación, algunos hermanos no solo me agradecieron, sino que al poner en práctica lo enseñado, mejoraron notablemente su administración, al punto que pudieron pagar sus deudas y comenzar a ahorrar.

¿Sabías que no ahorrar es un pecado? ¿Sabías que la base de toda nuestra administración es el ahorro? La razón de ello, es que básicamente no es posible ahorrar si tienes deudas (Rom. 13:8); hacerlo es inmoral, porque significaría que estás acumulando un capital que no te pertenece, le pertenece a las personas con las cuales contrajiste deudas, en otras palabras: ¡Estás robando! Sin embargo, muchos hermanos toman con mucha naturalidad, atrasarse en el pago de haberes a sus empleados o en las cuotas de electrodomésticos, mientras se toman unas mini vacaciones. Muchas veces ellos no tienen la bendición de Dios en sus vidas, porque están pecando ¡y nosotros no les hemos advertido de su error!.

La falta de enseñanza sobre el tema, hace incluso que muchos matrimonios se fracturen ante el peso de las deudas contraídas irresponsablemente. ¿Sabías que no existen las tarjetas de créditos gratuitas? Algunos parecerían no saberlo, creen que porque la propaganda dice: ¡es gratis!, entonces lo es. Por ingenuidades como éstas, más de un hermano se ha metido en problemas tan graves que perdieron la confianza de su cónyuge.

Es muy interesante hacerle notar a "tu" gente, la cantidad de dinero que pudieran haber tenido -pero que no tienen- simplemente porque cuando eran jóvenes nadie les enseñó la importancia del ahorro. Por ejemplo, puedes hacerles la cuenta basada en el valor de una gaseosa (soda o refresco), de marca reconocida, y hacerles ver cuánto dinero deberían tener ahora, si tan sólo hubieran ahorrado el equivalente a tres litros por semana. Por lo menos en Argentina, en el término de 10 años, equivale a la increíble cantidad de ¡1000 dólares estadounidenses! Y créanme cuando digo que muchos niños a partir de los 10 años pueden ahorrar esa cantidad ¡que es ínfima!.

Creo que el tema del dinero debe ser tan recurrente en nuestras enseñanzas, como lo es en nuestra vida. Sospechar maliciosamente del pastor ante la insistencia de enseñar sobre el tema, es una hipocresía propia de aquellos que se rehúsan a entregarle sus billeteras al Señor. Si la enseñanza se ajusta a la Biblia -y créeme cuando te digo que hay suficiente material bíblico para que así sea- no hay por qué quejarse, porque si las personas aceptaron el Señorío de Dios sobre sus vidas, hay que entender que su dinero y negocios, es parte de lo que ellos deben subordinar a las enseñanzas de la Palabra de Dios.

Particularmente creo que la razón por la cual las Sagradas Escrituras no ordenan a la iglesia que debe sostener a los que anuncian el evangelio, sino que la orden está dirigida a estos últimos (1 Cor. 9:14), es porque somos nosotros, los predicadores, quienes debemos enseñar a nuestras propias congregaciones. No está mal invitar a alguien a hablar sobre el tema de vez en cuando, pero siempre es mejor que lo hagamos nosotros, ya que conocemos mejor "los bueyes con los que aramos".

He notado que hay una relación entre la cantidad de veces que he enseñado este tema durante el año, y el poder económico de mi iglesia, he entendido entonces, que criticar a los hermanos porque no dan lo que deberían, es criticar mi propio ministerio.

Recordemos que Satanás es astuto, las personas olvidadizas y que la clave de la enseñanza es la repetición; por lo que este tema, debería ser parte del material que usamos para discipular, sin dejar de enseñarlo desde el púlpito.

Recuerda: los hermanos hambrientos de aprender, no se enojarán porque lo enseñemos; pero si este tema no forma parte de nuestras enseñanzas, estaremos fallando en nuestro llamado a enseñar todo el consejo de Dios (Hech. 20:26,27).



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