Escondidos Detrás De "La Sana Doctrina"

07.06.2021

INTRODUCCIÓN

Uno de los problemas más grandes que vengo advirtiendo hace años, en torno a la preparación académica y teológica de los pastores Bautistas Independientes en general, es la debilidad de la misma, lo cual contrasta enormemente con el envidiable celo que exhiben por proteger lo que se ha dado en llamar "la sana doctrina" (1 Tim. 1:10) y "contender ardientemente por la fe" (Jud. 1:3).

En líneas generales, cuesta encontrar pastores con títulos universitarios o al menos, haber cursado una materia en un establecimiento educativo superior.

Es frecuente ver en el campo misionero, matrimonios jóvenes que tratan de comenzar una iglesia con la preparación recibida en un seminario de dudoso nivel académico, mucho celo por servir a Dios, mucho sacrificio personal volcado en la construcción de los templos y la salvación de las almas, y mucha frustración por no entender por qué la obra no crece.

Una característica de dichos pastores es la intransigencia con lo que ellos llaman "la sana doctrina". Es decir, que no toleran ni tienen comunión con pastores que no se ajusten exactamente a sus creencias doctrinales, ya que se supone que la llamada "sana doctrina" es la que ellos aprendieron de sus líderes. Todo lo demás es llamado "falsa doctrina", algo de lo cual la Biblia ordena que debemos apartarnos.

EL PROBLEMA DE LOS ETIQUETADOS

El problema de los etiquetados, es que quienes tienen la práctica de etiquetar a las personas o ideas, tienden a limitarse ellos mismos en su crecimiento personal. Si un pastor tacha a alguien de "calvinista", "falso maestro", "arminiano", etc. se verá limitado a la hora de aprender de él alguna enseñanza valiosa. No podrá tener comunión y creerá que la "sana doctrina" es sólo la que sale de su púlpito. Esto último eliminará de su conciencia la idea de que podría haberse equivocado al enseñar y por lo tanto, dejará de aprender.

El aprendizaje es un proceso de desarrollo constante donde la discusión de las ideas forma una parte importante del mismo, permitiéndonos acceder a nuevos enfoques. Sin embargo, no puede haber pluralidad de ideas en un lugar donde todos piensen igual. De ahí, uno de los limitantes de quienes se acostumbran a "etiquetar".

Los auto proclamados defensores de la sana doctrina, tienen la tendencia a creer que tienen la razón siempre, y defenderán su creencia, aún a costa de tener que esgrimir el pobre argumento de "eso no es bíblico", sin margen a cuestionar la posibilidad de que ellos mismos estuvieran equivocados. "Eso no es bíblico porque no es lo que me enseñaron en la iglesia, seminario o instituto bíblico" no debería ser el argumento utilizado para rebatir una enseñanza bíblica. ¡Debería ser la Biblia! Pero la disonancia cognitiva muchas veces puede más, y la decisión de no apoyar más al hermano, de abandonar una iglesia o profundizar la independencia de la iglesia al punto de aislarla de la comunión de otras, es la solución esgrimida. ¿Por qué? Justamente por los limitantes mencionados.

¡EL ESCONDITE PERFECTO!

"¡Hay que separase por falsa doctrina!", es el escondite perfecto de aquellos que se niegan a avanzar, a aprender más de la Biblia; por las limitantes educativas que poseen.

La ignorancia y el temor de quedar expuestos por no saber defender "la sana doctrina" con argumentos sólidamente bíblicos, ante un "oponente" que ofrece otro enfoque doctrinal, hace que la "separación bíblica" se convierta en un escudo que oculta la falta de preparación teológica. ¡Qué gran error no saber decir "no sé"! ¡Que hipocresía!

Si la ignorancia engendra temor y aislamiento, en cambio, el conocimiento genera apertura y comunión:

1 Tes. 5:20,21

"No menospreciéis las profecías. Examinadlo todo; retened lo bueno."

Fil. 3:15,16

"Así que, todos los que somos perfectos, esto mismo sintamos; y si otra cosa sentís, esto también os lo revelará Dios. Pero en aquello a que hemos llegado, sigamos una misma regla, sintamos una misma cosa."

Prov. 1:7

"El principio de la sabiduría es el temor de Jehová; Los insensatos desprecian la sabiduría y la enseñanza."

Sin embargo, no debemos, con esto que expreso, caer en la falsa premisa de que la separación de la falsa doctrina no es bíblica. ¡Sí lo es!, pero no debe ser confundida con esto último que expreso. Particularmente yo practico la separación denominacional, pero intento tener comunión con la mayor cantidad de pastores de mi misma denominación, aun cuando no coincidamos en todo. ¿Por qué? Porque nunca pretendo enseñar como si yo mismo no pudiera equivocarme, lo que me lleva a escuchar a todo aquel del cual pueda aprender. Este artículo no se dirige a quienes practican la separación doctrinal, sino a todo aquel que la utiliza para esconderse detrás de ella.

SALIR DEL ESCONDITE ES MEJOR QUE MORIR EN EL

Hace más años de los que quisiera recordar, un pastor de muchos años en el ministerio, con lágrimas en los ojos me preguntó: ¿En qué fallé que no he podido consolidar una obra en 30 años de ministerio? Y aunque en aquel momento me quedé sin respuesta, los años me enseñaron que existen muchos pastores que poseen "actitudes aprendidas" que terminan dañándolos tremendamente. Es que el avestruz también piensa que está escondida, ¡pero sólo esconde su cabeza!. Así es como se ven aquellos que prefieren separase, a estudiar la Biblia; no tener comunión, a quedarse a convencer a los que contradicen (Tito 1:9); aislar a sus congregaciones de la comunión con otras iglesias, a enseñarles a tener discernimiento espiritual (1 Juan 4:1); a echar al hermano que no está de acuerdo en todo con el pastor, a invertir tiempo en enseñarle; etc. Si no tenemos comunión con los que piensan distinto, difícilmente podremos avanzar hacia nuevas y mejores maneras de ver el mundo que nos rodea.

Salir de este escondite, no significa que compartiremos tiempo con el hermano que piensa distinto para convencerlo de su "error", sino que lo escucharemos, ¡porque nosotros podríamos estar en un error! Reconocer que nos equivocamos es duro la primera vez, pero créeme: Vale la pena pagar el precio, porque la alternativa de morir en la frustración de no saber qué pasó, es mucho peor.

CONCLUSIÓN

Ser pastor a tiempo completo no es una tarea fácil, requiere de mucho trabajo intelectual y físico que muchas veces termina deteriorando a la misma familia pastoral. Lidiar con personas requiere de mucho tiempo, lo que agrava la situación cuando el pastor debe trabajar adicionalmente, en un trabajo secular para complementar sus ingresos. El agotamiento y falta de tiempo para lidiar con algunos problemas propios de las relaciones interpersonales, hace que el pastor muchas veces opte por la utilización de atajos que le permitan avanzar. Lamentablemente, uno de dichos atajos es "la sana doctrina", que representa una especie de escudo, de pared infranqueable que le permite disimular su descuido en el estudio de las Escrituras, evitar largas discusiones o tener que lidiar con personas que simplemente, piensan diferente.

Por supuesto que no pretendo justificar una actitud tan criticable como la que describo, pero es muy importante que todos pensemos en esto, porque nadie debería invocar tan livianamente "la sana doctrina" para justificar una separación con hermanos de la misma denominación o creencia cardinal, sin antes hacerse un verdadero auto examen para determinar si se está en lo correcto o no, si se justifica la pérdida de comunión con alguien que esgrime las Escrituras para respaldar una creencia, aunque no concuerde en sus conclusiones o no. Al mismo tiempo, nadie debería criticar la decisión de un colega de separarse de otro por motivos doctrinales, ni tomar partido al respecto, ya que si la decisión es correcta, nuestra crítica será injusta, y si la decisión es equivocada, el único que se daña es el hermano que se esconde detrás de "La Sana Doctrina", pero nuestro partidismo, terminará afectándonos negativamente tarde o temprano. Prefiero seguir la actitud del Apóstol Pablo cuando dijo:

Romanos 15:20

"Y de esta manera me esforcé a predicar el evangelio, no donde Cristo ya hubiese sido nombrado, para no edificar sobre fundamento ajeno"

La sana doctrina es algo que debemos defender y la separación doctrinal es Bíblica y necesaria por varios motivos válidos. Pero si queremos terminar bien nuestros ministerios necesitamos dejar de lado los etiquetados y armarnos de paciencia para hacer nuestro trabajo como se nos pide, en los siguientes términos:

Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo, que juzgará a los vivos y a los muertos en su manifestación y en su reino, que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina." - 2 Tim. 4: 1,2

Pero utilizar "la sana doctrina" para simplificar nuestra labor o disimular nuestra ignorancia, es un pecado que nos será demandado, porque la verdad es que sólo tú sabes qué representa en tu vida "la sana doctrina", Pero Dios también.


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