Esta noche desperté,
desvelado nuevamente;
Soñando
con esa gente de mi patria y de mis pagos.
Con
sus sonrisas tan tiernas, con sus ponchos y caballos;
Con sus
mates y canciones, con su folclore tan gaucho.
Esta
noche desperté y... ¿Cómo podré dormir?
Dios sabe
que soy feliz, pues disfruto de su gracia;
Mas
la tristeza me asalta y lo hace de repente,
Porque
pienso que esa gente no conoce de mi Cristo.
Por
eso yo me arrodillo, y ruego a mi gran Dios,
Que me dé
la pasión por las almas de mi patria.
Que
me permita llorar, que me quiebre el corazón,
Que me dé
todo el amor para poder así obrar.
Y me
permita marchar, aunque todo el mundo se burle.
A
predicarles que en Cristo se encuentra la libertad.
Que la paz
sólo él la da, pues a la muerte venció.
¡Que
en Él sólo hay salvación!
Y si
deciden creer, pronto, pronto lo han de ver,
A
la muerte vencerán. Y algún día, ya verán,
(Me
lo dice el corazón) que en aquella gran mansión,
Y
llorando de alegría, los veré en aquel gran día.
Y
fundidos en abrazos, adoraremos cantando,
A
mi Cristo el Salvador, Yo, porque me dio el valor,
Para
poder ir y vencer. Y
la gente de mi patria ...
Porque
pudieron creer.