Te
confieso mi Señor que ya estoy hecho,
Del
creyente que pretende poco enhiesto,
Comandar
la vida de tu grande pueblo,
Invadiendo
en su actuar Tu gran derecho.
Estoy
harto del creyente que deshecha,
El
Espíritu que es guía de Tu grey,
Pues
pretende con sus reglas limitadas,
Controlar
a Tu pueblo sin saber.
Sin
saber que el control Tú no lo pierdes,
Pues
cabeza de la iglesia eres Tú.
Eres
Tú quien muriendo por Su pueblo,
Nos
mostraste el amor en plenitud.
Me
mostraste que te importa más mi alma,
Que
el dinero de sus templos sin virtud.