Génesis 1: 20-23
La Vida Que Proviene Del Agua
Todos los comentarios, estudio y notas publicadas en el presente blog, son de mi plena autoría. En caso contrario, las publicaciones estarán firmadas por sus autores. Aquí les dejo el siguiente comentario, espero que les sea de bendición.
Gn 1:20-23: "Dijo Dios: Produzcan las aguas seres vivientes, y aves que vuelen sobre la tierra, en la abierta expansión de los cielos. Y creó Dios los grandes monstruos marinos, y todo ser viviente que se mueve, que las aguas produjeron según su género, y toda ave alada según su especie. Y vio Dios que era bueno. Y Dios los bendijo, diciendo: Fructificad y multiplicaos, y llenad las aguas en los mares, y multiplíquense las aves en la tierra. Y fue la tarde y la mañana el día quinto." (RVR)
Gn
1:20-23:
"Anunció Dios: -Produzcan las aguas seres vivientes y aves que vuelen sobre la tierra en la abierta expansión de los cielos."
Y creó Dios las gigantes serpientes marinas y todas las criaturas que viven y se mueven, que las aguas produjeron según su especie, y toda ave con alas según su especie. Y Dios vio que era bueno.
Dios los bendijo diciendo: -Multiplíquense y abunden en los mares, y las aves multiplíquense en la tierra. Y fue la tarde y la mañana del día quinto." (RVRH)
Recientemente fue anunciado en los medios de comunicación, casi con bombos y platillos, el descubrimiento confirmado por la Nasa, de que la vida realmente comenzó en los océanos. Una teoría que fue esbozada hace más de 25 años por el científico Michaell Russell, y que ahora, tras décadas de estudios de campo, de laboratorio y elaboración teórica, llegan a la misma conclusión bíblica, con una única salvedad: ellos creen que la vida se originó hace unos 4000 millones de años. La razón de dicha cifra, es la base teórica de sus estudios, ya que ellos decidieron que la Biblia no puede ser considerada científicamente probable. Su base teórica comienza en la evolución y de allí, que sus conclusiones se aproximen a lo que la Biblia enseña, sin llegar nunca a compatibilizar totalmente con ella. Su ciencia no está tan alejada de la verdad, pero la necedad de negar la existencia de un Dios creador, los ha llevado a no poder comprender en su totalidad, el mundo que nos rodea (Sal. 14:1; Rom. 1:22;).
2 Ped. 3:3-5: "sabiendo primero esto, que en los postreros días vendrán burladores, andando según sus propias concupiscencias, y diciendo: ¿Dónde está la promesa de su advenimiento? Porque desde el día en que los padres durmieron, todas las cosas permanecen así como desde el principio de la creación. Estos ignoran voluntariamente, que en el tiempo antiguo fueron hechos por la palabra de Dios los cielos, y también la tierra, que proviene del agua y por el agua subsiste,"
Es evidente por la porción de la Biblia que estamos estudiando en éste capítulo, que el comienzo de lo que la Biblia llama "seres vivientes" fue en los océanos. La expresión "seres vivientes" hace referencia a los animales que respiran y la Biblia la utiliza para marcar una diferencia con el reino vegetal. Los animales acuáticos y las aves, según estos versículos, tienen su origen en el agua. "Produzcan las aguas seres vivientes y aves..." es la expresión utilizada para indicar el origen acuático de estos animales "que respiran". Es muy probable que estos seres que respiran incluya a los anfibios, ya que en el lenguaje bíblico éstos también salen del agua (Exo. 8:6).
La palabra hebrea "tannín" es la que puede traducirse "serpiente marina" o "monstruo marino" y da la idea de animales de gran tamaño. No es posible determinar si realmente se hace referencia a serpientes, ballenas u otras especies y podría referirse a la idea de que Dios hizo, mediante el agua, a los seres tan grandes como los enormes seres marinos -tengamos en cuenta que no tenemos conocimiento de un animal más grande en tamaño que la ballena azul- hasta las aves, que ciertamente no se encuentran entre los animales más grandes del planeta y contrastan grandemente en tamaño y fragilidad con estos enormes "monstruos".
Estos animales acuáticos y aves, fueron creados "según su especie" lo que indica que la creación, desde sus principios, fue diversa. La diversidad de especies indica también una delimitación biológica que contradice las fantasías evolutivas no probadas científicamente. No existe una prueba biológica que indique que una especie pueda emparentar con otra. Por ejemplo, no puede cruzarse una ballena con un ave, un oso con un perro o un mono con un humano. Las especies no pueden reproducirse fuera de su tipo, y esa en una realidad probada científicamente que concuerda perfectamente con el diseño bíblico de las especies. La única manera de sostener una fantasía tal, que claramente contradice la observación científica de campo, es incluir la teoría de que estos "saltos" se han producido por una sucesión de imperceptibles cambios ocurridos a lo largo de millones de años, los suficientes millones como para que no sea posible comprobarlos y deban basarse en la esperanza de encontrar el tan famoso "eslabón perdido", que sería la prueba de que existe el proceso evolutivo de una especie a otra. ¿Y se supones que dichas afirmaciones son científicas y las afirmaciones bíblicas no? La única razón para no darle validez científica a las afirmaciones bíblicas, es la suposición de que la creencia en una divinidad como la que las Escrituras proponen, supone una contraposición a la supuesta objetividad científica; objetividad que paradójicamente se anula con la sola idea de descartar el incomprobable relato bíblico, para suplantarlo por la incomprobable teoría evolutiva.
La multiplicación de las especies:
En este párrafo del relato bíblico nos dice que Dios bendijo su creación dando la siguiente orden: "Multiplíquense y abunden en los mares, y las aves multiplíquense en la tierra." La multiplicación propuesta, entonces, es una orden positiva de Dios, ya que es una bendición (decir bien) lo que indica que las especies creadas por el, deberán vivir en base a esta premisa: Deben vivir para multiplicarse al punto de abundar en sus respectivas hábitats. Es evidente, entonces, que el relato bíblico concuerda perfectamente con la observación del mundo que nos rodea, donde vemos que efectivamente, tanto los animales acuáticos como las aves, literalmente viven en función de la procreación de su especie.
Notemos también que esta procreación debe hacerse según su género y según su especie. Los lingüistas han decidido en todas las traducciones consultadas traducir la palabra hebrea "mín" (מִין) como género y especie, ya que la misma puede ser traducida de ambas maneras. Esto crea una confusión ya que en castellano, ambas palabras tienen significados diferentes. La palabra "género" hace referencia al conjunto de seres que poseen características comunes, mientras que "especie" hace referencia a cada uno de los grupos en que se dividen los géneros, los cuales se componen de individuos que además de los caracteres genéricos, tienen en común características propias que los colocan en un conjunto y los separa del resto de las especies. Aunque hay alguna discusión en cuanto a cómo delimitar una especie de la otra, la mayoría de los biólogos concuerdan en que las especies se distinguen mayormente, porque sólo pueden reproducirse entre sí. No existe reproducción posible entre individuos de diferentes especies. Inclusive, aunque sí se ha logrado desarrollar cruzas de plantas de diferentes especies, el resultado de estas cruzas son plantas que no pueden reproducirse. Biológicamente hablando el género es una categoría taxonómica que se coloca entre la categoría "familia" y la "especie" en la escala de clasificación biológica, y comprende a un grupo de organismos que a su vez pueden dividirse en varias especies. Sin embargo, el lenguaje sencillo de la Biblia, extraño completamente a estas modernas clasificaciones biológicas, nos obliga a alejarnos de las mismas, teniendo que analizar el uso de esta palabra en todo el libro, para entender su significado primario. En todo el libro de Génesis esta palabra hebrea es traducida Género sólo en el capítulo primero y aparece en cinco versículos (11,12,21,24,25) y es usada para referirse tanto a plantas como animales, por lo que debemos concluir que género hace referencia a una clasificación general relacionada con la capacidad reproductiva, ya que el texto habla precisamente de ello.
En el versículo 21 se nos dice por quinta vez, que lo hecho por Dios "era bueno", lo que nos indica que la creación y la reproducción de animales es buena y necesaria para el sustento de la vida en el planeta. La palabra hebrea utilizada y traducida "vio", implica el examen de lo que se está observando para luego emitir un juicio al respecto. De ninguna manera, entonces, podemos inferir que la repetición de esta expresión a lo largo del presente relato, puede llegar a ser casual. La repetición se da para que no quede duda alguna que todo lo que Dios hizo, absolutamente todo, es bueno (1 Cor. 10: 25,26; Hch. 10:10-15; 1 Tim. 4:4).
Aplicación Espiritual: La multiplicación de las especies nos indica que Dios ama la vida.
Eze. 18:32; "Porque no quiero la muerte del que muere, dice Jehová el Señor; convertíos, pues, y viviréis"
Aunque la paga del pecado es la muerte (Ro. 6:23), el Dios de la Biblia no desea la muerte de nadie (Eze. 18:23; 33:11; 1 Tim. 2:3,4; 2 Pe. 3:9), sino que una y otra vez, proclama que Él es la vida, por lo que todos aquellos que hemos pecado, debemos volvernos hacia él (Jn. 14:6; 5: 39,40;6:35,51; 11:25) si queremos vivir.
Rechazar los mandatos del Creador, es atentar contra la vida misma, razón por la cual la pena por ello será lo que la Biblia llama "la muerte segunda" (Jn. 3:36; Rom. 2:5; 3:23; 6:23; Apoc. 21:8)