Génesis 1: 3-5

03.05.2020

El siguiente comentario nos muestra el sentido espiritual y físico que la Biblia le asigna a la luz.

               El Poder Y La Luz

(Génesis 1: 3-5)

Gn 1:3-5: "Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz. Y vio Dios que la luz era buena; y separó Dios la luz de las tinieblas. Y llamó Dios a la luz Día, y a las tinieblas llamó Noche. Y fue la tarde y la mañana un día." (RVR60)

Gn 1:3-5: "Dios dijo: "exista la luz" y la luz existió. Y Dios vio que la luz era buena y separó la luz de la oscuridad. A la luz, la llamó "día" y a la oscuridad la llamó "noche". Y fue la tarde y la mañana. Un día." (RVRH)

Todas las cosas de este mundo están hechas de materia, la cual podemos encontrar en tres estados: sólido, líquido y gaseoso. Pero ¿qué es la materia?, ¿de qué está formada? Las unidades que constituyen la materia se denominan átomos. Cuando los átomos se unen forman una molécula. Existen en total 109 átomos o elementos químicos diferentes. La materia es todo aquello que tiene masa e inercia y ocupa un lugar en el espacio. Todas las cosas están hechas de materia, las sólidas (como la piedra o el hierro), las líquidas (como el aceite o el mar) y las gaseosas (como el aire que respiramos). Cada estado de la materia tiene particularidades diferentes, pero cuando llegamos a la luz, los científicos encuentran que la misma tiene una dualidad de comportamiento, es materia y es onda a la vez. Einstein demostró con el trabajo del efecto fotoeléctrico, que la luz tiene cualidades materiales no solo de onda como se creía hasta entonces. El tema está en que los fotones tienen masa cuando viajan, y masa igual a cero en reposo, lo que hace que el debate de si la luz es materia o energía sigue vigente en algunos círculos de discusión. Me pareció interesante encontrar un artículo que habla de los esfuerzos que hacen los científicos por convertir la luz en materia, con el propósito -dice el artículo- de comprender el funcionamiento del universo. Según los investigadores, si logran convertir la luz en materia:

"estaríamos recreando un proceso que fue importante en los primeros 100 segundos de existencia del Universo y que también se da en las explosiones de rayos gamma, que son las mayores explosiones del Universo y uno de los mayores misterios sin resolver de la física". 1

¿No te parece interesante que cuanto más la ciencia profundiza en la investigación del universo que nos rodea para poder entenderlo, más cuadra ella con el relato bíblico?

Evidentemente, es en los primeros momentos de la existencia de la materia que la luz es creada. ¿Pero cómo es creada? De la misma manera que todo fue creado: Dios habló y dijo: "sea la luz", y la luz existió.

La Fuente Del Poder

Nuevamente, aquí surge una enseñanza espiritual que se va a repetir a lo largo de toda la Biblia, y es la siguiente: La Palabra de Dios tiene poder intrínseco. Nombraré algunos de esos poderes que tiene la Palabra del Dios de la Biblia, con el propósito de dejar asentada esta verdad y continuar con el análisis de los versículos 3 al 5:

Poder para crear de la nada - 2 Pe. 3:5: "Estos ignoran voluntariamente, que en el tiempo antiguo fueron hechos por la palabra de Dios los cielos, y también la tierra, que proviene del agua y por el agua subsiste,"

Poder para transformar - 1 Pe. 1:23: "siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre."

Poder para producir fe - Rom. 10:17: "Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios.

Así que la fuente de todo el poder que sostiene al universo que conocemos es toda palabra que sale de la boca de Dios (Mat. 4:4) he aquí la fuente de todo poder en el universo y la razón por la cual la Biblia sigue siendo el libro más leído, comentado, combatido, amado y odiado en la historia de la humanidad. La Biblia tiene un poder intrínseco que emana de la boca de Dios y limpia, produce fe y transforma a cualquier persona que la estudie con el propósito honesto de arribar a la verdad. (Jn. 7:17; 15:3).

Existe hoy día una falsa enseñanza gnóstica que se infiltró en movimientos cristianos mayormente carismáticos, y ha invadido a otros grupos cristianos, relacionada con estos versículos; y es la idea de que la palabra hablada de las personas tiene poder para cambiar el rumbo de sus vidas para bien o para mal. De ahí la expresión carismática de "declarar bendición" para que Dios te bendiga, y no "declarar" nada malo para que la maldición no te alcance. Hay un libro secular muy famoso llamado "el secreto" que profundiza esta enseñanza gnóstica enseñando la manera en que la fortuna y el éxito pueden ser parte de tu vida, logrando por medio del pensamiento positivo que las fuerzas del universo connverjan positivamente en tu vida; basta leerlo y compararlo con la falsa enseñanza del "poder de la palabra" para darse cuenta que ambas enseñanzas tienen una misma fuente, pero que esa fuente no puede ser la Biblia. ¿Por qué? Porque esto que observamos en el versículo 3 se va a repetir una y otra vez de muchas maneras: Sólo la palabra que sale de la boca de Dios tiene poder en sí misma.

La Luz Y La Oscuridad

Dios separa la luz de la oscuridad y a partir de este momento tanto en la esfera de la física como en la espiritual esto se mantendrá como una constante en el universo creado por Dios: La luz y las tinieblas no guardan relación entre sí. La luz no se mezcla con la oscuridad. La oscuridad sólo es posible en ausencia de la luz, pero es la luz la que puede disipar las tinieblas o vencerlas en el plano tanto físico como espiritual.

Al parecer, algunos teólogos se han olvidado del principio de la luz y han llegado a enseñar conceptos tan erróneos como que lo malo viene de Dios, pues Dios es la fuente de todo lo que conocemos, inclusive la maldad. Sin embargo tales afirmaciones u otras semejantes que pretendan mezclar lo malo con lo bueno, la luz con las tinieblas, tienen que ser equivocadas a la luz de esta verdad primigenia que emana de éstos versículos y cuadran perfectamente no sólo con el comportamiento físico del universo que nos rodea, sino con cientos de versículos que afirman lo contrario: La luz y las tinieblas no se mezclan (Ecle. 2:13; Isa. 5:20; Isa. 45:5-7) Al respecto se me hace necesario profundizar en el tema por causa de aquellos que sinceramente equivocados, insisten que lo malo proviene de Dios. Para ello deseo utilizar un versículo que resulta ser crucial para aquellos que comulgan con esta enseñanza:

Lam. 3:38: "¿De la boca del Altísimo no sale lo malo y lo bueno?"(RVR60)

La palabra hebrea que en este versículo se traduce "malo" es "Rah"y es la misma que aparece en Isaías 45:7 como calamidad. La palabra puede traducirse, según los linguistas como malo, adversidad, calamidad, agravio, calumnia, avaro, castigo, depravado, y un gran etc. que tiene que ver con el contexto del pasaje. Es evidente que Lamentaciones 3:38, la palabra hebrea "Rah" no debe ser traducida como "malo" sino como "calamidad" que es lo que el profeta está describiendo en el contexto no sólo del pasaje sino del libro entero. Pero existe una única y gran razón por la cual este versículo no puede expresar que lo malo sale de la boca de Dios, y es que según nuestro estudio, todo lo que sale de la boca de Dios es bueno, desde un principio es declarado como bueno en gran manera (Gén. 1:31). Así debe ser entendido también a la luz de la traducción que también vemos en Amós 3:6:

Am. 3:6: "¿Se tocará la trompeta en la ciudad y no se alborotará el pueblo? ¿Habrá algún mal en la ciudad, que Jehová no haya enviado?"

"Calamidad", "adversidad" y "algún mal" son expresiones que pueden resultar negativas a los ojos de quienes pasan por estas experiencias, pero no necesariamente son malas o tienen su origen en lo malo, porque cuando su origen no es producto del pecado, sino que emana de Dios, entonces, por lo que entendemos de Génesis, todo lo que viene de Dios es bueno en gran manera, aunque en un principio parezca algo negativo. (Rom. 8:28). ¿Por qué? Porque la luz y las tinieblas no se mezclan; no guardan ninguna relación entre ellas. (2 Cor. 6:14).

El Concepto Bíblico De Luz

La profundización de este concepto nos ayudará a no confundirnos a la hora de definir alguna doctrina (enseñanza) reflejada en el relato. He explicado de manera muy sencilla el concepto científico de la materia y de la luz, tal como lo he entendido. Como no soy científico sino teólogo y no pretendo invadir una esfera del conocimiento que no me pertenece, me veo en la necesidad de aclarar que las explicaciones científicas dadas en la presente obra, estarán relacionadas con lo que su servidor entiende de los textos científicos consultados, y esa es la razón por la cual no debo profundizar en dicha área del conocimiento. Sin embargo, como el presente libro es de carácter teológico, me veo forzado por mi responsabilidad como tal, a enseñar todo el consejo de Dios sobre el tema (Hch. 20:27) .

Cuando la Biblia habla de la luz lo hace en términos físicos y espirituales. Habla de la luz en ambos términos y podemos diferenciar una connotación de la otra por el contexto donde aparece la palabra. Para que podamos entender dichos conceptos, Dios se vale de parábolas, poemas, tipologías y comparaciones en las cuales no vamos a profundizar para no perder de vista la razón de la presente obra, pero sí vamos a exponer cuáles son las connotaciones que la Biblia le asigna al significado de esta palabra.

Sentido físico y literal de la luz: (Génesis 1:3). Es el sentido principal que se le da a esta palabra cuando aparece por primera vez en toda la Biblia, y aparece cuando por primera vez Dios habla, en el "primer movimiento" que efectúa, al comenzar a ordenar la materia primigenia. Cuando hablamos de luz hablamos de energía, de poder, el cual es descripto en este versículo por primera vez, saliendo de la boca de Dios. Tenemos que hacer una diferencia entre la luz del sol y la luz que se crea en estos versículos. Esta luz es creada en el universo físico que el Señor comienza a ordenar, y aparece antes que el sol, la luna y las estrellas fueran creadas. La fuente de esta luz, entonces, ¿De dónde sale? La evidencia bíblica nos indica que la fuente de esta luz es el mismo "Elojím", que es este ser creador al cual llamamos Dios. Veámoslo:

Ap. 22:5: "No habrá allí más noche; y no tienen necesidad de luz de lámpara, ni de luz del sol, porque Dios el Señor los iluminará; y reinarán por los siglos de los siglos.

1ª Jn. 1:5: "Este es el mensaje que hemos oído de él, y os anunciamos: Dios es luz, y no hay ningunas tinieblas en él."

Isa. 60:1: "El sol nunca más te servirá de luz para el día, ni el resplandor de la luna te alumbrará, sino que Jehová te será por luz perpetua, y el Dios tuyo por tu gloria."

Dios es luz: Es decir que físicamente hablando Dios es energía, y esa energía que brota de Dios es la utilizada para ordenar toda la materia creada por Dios. ¿Pero podemos decir que la totalidad del ser de Dios es puramente energía? No. No podemos en virtud de que la misma Biblia señala a Dios como un ser que se revela parcialmente en el relato Bíblico. Dios sólo revela de Él lo que Él cree necesario que sepamos de Su persona, pero definitivamente no se revela totalmente y por lo tanto, solamente podemos afirmar de Dios, aquello que podemos entender por medio del relato bíblico en virtud del mundo que nos rodea.

Deut. 29:29: "Las cosas secretas pertenecen a Jehová nuestro Dios; mas las reveladas son para nosotros y para nuestros hijos para siempre, para que cumplamos todas las palabras de esta ley."

Rom. 1:20: "Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa."

Sólo podemos entender de Dios, aquello que está relacionado con su creación física y sólo en el marco de Su Palabra revelada. Pero no es posible entender nada de Dios, que se encuentre fuera de esta esfera de conocimiento. El universo que Dios creó es un universo físico por lo que sólo en el marco de lo físico y bíblico puede uno aventurar alguna explicación a las difíciles enseñanzas sobre las profundidades del conocimiento de este ser todopoderoso y creador de los cielos y de la tierra. (1 Cor. 2:16; 145:3;)

Sal. 139: 17,18: "¡Cuán preciosos me son, oh Dios, tus pensamientos! ¡Cuán grande es la suma de ellos! Si los enumero, se multiplican más que la arena; Despierto, y aún estoy contigo."

Rom. 11:33: "¡Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios! ¡Cuán insondables son sus juicios, e inescrutables sus caminos!"

En el relato de la creación tenemos la clave para entender el comienzo y las razones de cada una de las enseñanzas o doctrinas cardinales de Dios, y en el funcionamiento de su creación, entendemos en qué consiste su Gloria y Deidad. (Sal. 19: 1-6; Rom. 1:20). Su Palabra nos muestra los límites que nuestras conclusiones deben tener y los efectos benéficos sobre la vida de quienes se avocan a tratar de entenderla. (Sal. 19: 7-14; Apoc. 22:18,19; Det. 4:2; 12:32)

Dios no contiene luz sino que Él mismo ES luz y esa luz, en este versículo traspasa por orden Divina su propia persona y llega a ser, a existir, en el mundo físico creado por Dios. Sabemos que esta luz no guarda relación con la luz solar sino con Dios. Sabemos que físicamente es posible porque entendemos cómo es la luz y hemos aprendido no sólo a controlarla sino a usarla generando luz por medio de artefactos eléctricos y electrónicos. Sabemos que esta luz es física, es real, pero también sabemos que la luz divina no todos pueden verla, aunque sí existen testimonios bíblicos de personas que sí vieron esta luz o al menos un reflejo de ella. (Exo. 34:30-35; Luc. 9:29-31; Eze. 8:1,2; Hch. 9: 3-.9) Notemos esta última cita bíblica que narra el encuentro de Pablo con Cristo. Se nos indica que la luz que vio Pablo, que era una luz que sobrepasaba a la luz del sol, no la vieron sus hombres, aunque sí pudieron oir la voz de quien hablaba con Pablo (v.7). La prueba de que ésta luz tenía características físicas, es que Pablo quedó siego por ella (v.8). ¿Pero cómo es posible que Pablo la viera y sus hombres no? Es evidente que sus hombres fueron protegidos para que no quedaran ciegos como Pablo, aunque no podemos saber de qué manera fueron protegidos de dicha luz. Sin embargo, sí se les permitió escuchar la conversación que Pablo sostuvo con Cristo, lo que le sirvió a Pablo para reafirmar que su encuentro no fue efectuado en un plano espiritual, sino netamente físico, como lo aclara él mismo, posteriormente (Hch. 22:6; 26:13; 1 Cor. 15: 7,8).

Cristo es aquella Luz verdadera (Jn. 1:9): Aquella luz verdadera, que ya establecimos que es Dios, porque Dios es luz (1 Jn. 1:5), en Jn. 1:9 se dice que Cristo es esa luz. Al llamarle Juan "luz verdadera" entendemos entonces que Juan no habla en sentido literal sino metafórico, indicando que existe una luz que es falsa. Entendemos que Cristo es metafóricamente "aquella luz verdadera", por lo que expresa en Juan 8:12 cuando Jesús declara:

Jn 8:12: "Otra vez Jesús les habló, diciendo: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida."

Sin embargo, también la Biblia declara que Jesús es el portador y proyector de esta luz física que describimos en el punto anterior. En este punto quiero dejar establecido que no debemos confundir Juan 1:9 con una luz literal, para no caer en la falsa enseñanza de que Jesús fue creado por Dios en el versículo 3 de Génesis cuando Dios dice: "sea la luz", en primer lugar porque Juan 1:9 no habla de la luz en sentido literal, y en segunda instancia porque ya hemos establecido y probado que Jesús ya existía antes de la creación (Jn 1:1,2). En el próximo punto hablaremos del contraste metafórico entre la luz y las tinieblas que hacen las Escrituras, pero ahora, es necesario mostrar los versículos que indican que esta luz también emana de Cristo mismo:

Ap 1:16: "Tenía en su diestra siete estrellas; de su boca salía una espada aguda de dos filos; y su rostro era como el sol cuando resplandece en su fuerza."

Ap 21:23: "La ciudad no tiene necesidad de sol ni de luna que brillen en ella; porque la gloria de Dios la ilumina, y el Cordero es su lumbrera."

Mr 9:2,3: "Seis días después, Jesús tomó a Pedro, a Jacobo y a Juan, y los llevó aparte solos a un monte alto; y se transfiguró delante de ellos. Y sus vestidos se volvieron resplandecientes, muy blancos, como la nieve, tanto que ningún lavador en la tierra los puede hacer tan blancos."

Así, de esta manera, entendemos que Cristo, aunque es presentado como la luz en sentido figurado, también existen pasajes de la Biblia donde lo señalan como aquél ser del cual emana una luz física -porque los testigos pueden apreciarla y describirla- semejante a las descriptas a lo largo de todos los versículos que la asocian tanto con la gloria de Dios como con Dios mismo.

Lc 2:9: "Y he aquí, se les presentó un ángel del Señor, y la gloria del Señor los rodeó de resplandor; y tuvieron gran temor."

He 1:3: "el cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas,"

Entonces, entendemos que cuando Dios hace que exista la luz en Génesis 1:3, esa luz no sólo proviene de Dios sino también del Cordero, es decir: de Cristo mismo. En Génesis 1:4, cuando Dios separa la luz de las tinieblas, establece un patrón tanto en el mundo físico como el espiritual que se repetirá a lo largo de toda la Biblia: La luz y las tinieblas no se mezclan, el día y la noche no se superponen.

Sentido metafórico de la luz y las tinieblas: Ahora es necesario que entendamos que el comportamiento físico de la luz y la oscuridad, es creado por Dios de esta forma, para que entendamos de manera física y visual una verdad inmutable a lo largo de todo el relato bíblico: Que la luz de Dios siempre es buena en gran medida y que lo bueno pertenece al día, mientras que lo malo, pertenece a la oscuridad.

Jn 3:19: "Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas".

1Ts 5:5: "Porque todos vosotros sois hijos de luz e hijos del día; no somos de la noche ni de las tinieblas."

Rm 13:12: "La noche está avanzada, y se acerca el día. Desechemos, pues, las obras de las tinieblas, y vistámonos las armas de la luz."

Ef 5:8: "Porque en otro tiempo erais tinieblas, mas ahora sois luz en el Señor; andad como hijos de luz"

2Co 6:14: "No os unáis en yugo desigual con los incrédulos; porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas?"

Aplicación espiritual de los versículos 3 al 5

A partir del versículo dos de Génesis, Dios comienza una etapa de ordenamiento paulatino, un proceso de organización de la materia al crear todo el universo y coronarlo con la creación del ser humano. El Señor va de menor a mayor y comienza desde el caos, la vacuidad y la oscuridad. Lo primero que hace es introducir la luz y separarla de las tinieblas. Antes de que exista la vida como la conocemos, fue necesario que existiera la luz que sostiene la vida en el planeta (Heb. 1:3) y la luz existió porque Dios pronunció una orden: "sea la luz" indicando con esta acción que la luz que irrumpe con ímpetu sobre la oscuridad para dar paso a la vida, sólo es posible, por el poder de la palabra de este Dios, creador de los cielos y la tierra. Es entonces necesario que sea Dios el que ordene que sea la luz, para que aya luz.

El relato bíblico nos muestra que desde que el hombre pecó desobedeciendo una orden directa de Dios, irrumpe en él la oscuridad, las tinieblas, el caos y el desorden:

Pr 4:19: "El camino de los impíos es como la oscuridad; No saben en qué tropiezan"

2Co 4:4: "en los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios."

Ef 5:11: "Y no participéis en las obras infructuosas de las tinieblas, sino más bien reprendedlas;"

Ef 4:17: "Esto, pues, digo y requiero en el Señor: que ya no andéis como los otros gentiles, que andan en la vanidad de su mente, teniendo el entendimiento entenebrecido, ajenos de la vida de Dios por la ignorancia que en ellos hay, por la dureza de su corazón;"

Y la única forma de escapar de dicha condición para iniciar un proceso de transformación que los teólogos han dado en llamar "santificación", es que la luz de Cristo y su evangelio irrumpa en nuestro ser, desalojando las tinieblas que nos impiden entender cómo hacer para acercarnos a Dios. ¿Cómo sucede esto? Pues la Biblia traza un paralelismo entre Génesis 1:3 y este evento que ocurre en la vida de aquellos que andan en oscuridad, para que comprendamos cómo puede una persona espiritualmente muerta (Efe. 2:5), volver a la vida. Lo primero que debe ocurrir es que Dios diga: "sea la luz" en la vida de quien se encuentra en oscuridad:

2Co 4:6: "Porque Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo."

Entonces, la lección espiritual es que sólo Dios puede sacarnos de la oscuridad en la que nos encontramos. (Efe. 2:12) y trasladarnos al reino de su Hijo. (Col. 1:13). Sólo el creador puede producir luz de la nada con el sólo poder de Su Palabra.

Una vez que la "luz" de Dios ilumina nuestra alma, ocurre algo extraordinario que escapa a nuestro control pues es obra exclusiva de Dios: Dios nos separa de las tinieblas.

Jn. 12:36: "Entre tanto que tenéis la luz, creed en la luz, para que seáis hijos de luz. Estas cosas habló Jesús, y se fue y se ocultó de ellos."

Efe. 5:8: "Porque en otro tiempo erais tinieblas, mas ahora sois luz en el Señor; andad como hijos de luz"

1Jn. 3:9: "Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios."

2Pe. 1:4: "por medio de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia;"

Esta acción de Dios que nos separa de las tinieblas, en teología es llamada Santidad, palabra que conlleva la idea de un instrumento que es apartado para un uso especial. Es decir que una vez que Dios decide salvarnos, él nos hace santos, nos aparta (Ro. 1:7; 1 Cor. 1:2; Efe. 1:4; Col. 1:22) y esto debemos tenerlo en cuenta durante todo el relato bíblico para no caer en la incongruencia de pensar que la luz y las tinieblas se mezclan, o que los hijos de luz, pueden volver a ser hijos de las tinieblas, porque las tinieblas no son otra cosa que la ausencia de luz, pero esta luz de Dios no se apaga jamás, pues nace en Dios mismo, y en Dios no existe ningunas tinieblas pues Él es luz. Tal vez alguna persona se preguntará qué pasa con aquellos que aparentemente eran salvos, pero terminaron en la apostasía. La respuesta a esta pregunta la contesta el Apóstol Pedro:

2P 2:21,22: "Porque mejor les hubiera sido no haber conocido el camino de la justicia, que después de haberlo conocido, volverse atrás del santo mandamiento que les fue dado. Pero les ha acontecido lo del verdadero proverbio: El perro vuelve a su vómito, y la puerca lavada a revolcarse en el cieno."

Es decir: Nunca fueron salvos.

El Comienzo Del Tiempo

Nos falta analizar, todavía, la última oración del versículo 5 que dice: "y fue la tarde y la mañana un día" necesitamos notar la expresión "un día" en contraste con el resto de los días los cuales se los denomina "segundo, tercero, etc. Aquí no hay equivocación alguna, pues la traducción refleja perfectamente el idioma original. ¿Por qué dice "un día" en vez de decir "primer día"? La palabra "un" indica numeral para comienzo, y "día" viene de una palabra hebrea que según el contexto puede significar un lapso de tiempo indeterminado o un día de 24 horas. La palabra para "segundo", "tercero" etc, expresa una sucesión progresiva que deriva de un número anterior, pero "un" expresa el comienzo que, al combinarse con la palabra "día", nos señala el comienzo del tiempo. ¿Pero qué había antes de que el tiempo existiera? Lo que había es eternidad.

El concepto bíblico de eternidad: Según la revelación bíblica, la eternidad es un concepto difícil de entender por lo que se nos explica de diferentes maneras:

  • En la eternidad no hay principio de días ni fin de vida. (Hbre. 7:3)

  • La eternidad es la habitación de Dios. (Isa. 57:15)

  • Dios es eterno. (Gn. 21:33; Deut. 33:27)

Nosotros somos seres finitos porque tenemos un principio, nacemos, crecemos, nos reproducimos y morimos, pero Dios nunca tuvo un principio y nunca tendrá un fin. Dios habita un espacio llamado eternidad donde el tiempo no existe. No hay pasado ni hay futuro, sólo existe un presente continuo donde la vida nunca termina ni se detiene. Dios habita la eternidad y es llamado "el Eterno" para enfatizar que Dios es un ser diferente a nosotros y que se mueve en una dimensión donde el tiempo no existe.

El concepto bíblico del tiempo: En este versículo 5 de Génesis 1, se nos indica el principio del tiempo, es decir: del pasado, del presente y del futuro. Dios crea una especie de paréntesis dentro de la eternidad y aloja allí, todo el universo conocido: Su creación. La Biblia nos indica que un día, el tiempo se va a terminar para la humanidad.

Ap 10:6 ,7: "y juró por el que vive por los siglos de los siglos, que creó el cielo y las cosas que están en él, y la tierra y las cosas que están en ella, y el mar y las cosas que están en él, que el tiempo no sería más, sino que en los días de la voz del séptimo ángel, cuando él comience a tocar la trompeta, el misterio de Dios se consumará, como él lo anunció a sus siervos los profetas."

Pero quiero reparar en el detalle de la expresión "fué la tarde y la mañana..." Aunque la palabra día puede hacer referencia a un período de tiempo, por ejemplo:

Gn 2:4: "Estos son los orígenes de los cielos y de la tierra cuando fueron creados, el día que Jehová Dios hizo la tierra y los cielos,"

Aquí, claramente la palabra día hace referencia al período de tiempo que abarca los seis días de la creación. Sin embargo, al tener en cuenta la expresión "fue la tarde y la mañana" de Génesis 1:5 y siguientes versículos, se enfatiza claramente que la palabra día debe entenderse como días de 24 horas, ya que la expresión apela a la manera en que los judíos contaban los días de 24 horas, lo cuales no eran contados como "día y noche" sino como "Tarde y mañana".

Por lo que la Biblia nos muestra, el tiempo no se detiene (Gén 4:3), Dios controla nuestros tiempos (Sal. 31:15), el tiempo nos arrastra hacia la muerte (1 Pe. 1:24,25), nuestro tiempo en este mundo se terminará. (He. 9:27). Por lo tanto, el tiempo creado por Dios tiene un propósito específico que tendrá su punto culminante en los días de la voz del séptimo ángel, ya mencionado.

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