Génesis 1: 9-13
Nadie puede quebrantar las leyes que el creador ha establecido desde el comienzo de todas las cosas.
El Comienzo De La Vida
(Génesis 1: 9-13)
Gn 1:9-13: "Dijo también Dios: Júntense las aguas que están debajo de los cielos en un lugar, y descúbrase lo seco. Y fue así. Y llamó Dios a lo seco Tierra, y a la reunión de las aguas llamó Mares. Y vio Dios que era bueno. Después dijo Dios: Produzca la tierra hierba verde, hierba que dé semilla; árbol de fruto que dé fruto según su género, que su semilla esté en él, sobre la tierra. Y fue así. Produjo, pues, la tierra hierba verde, hierba que da semilla según su naturaleza, y árbol que da fruto, cuya semilla está en él, según su género. Y vio Dios que era bueno. Y fue la tarde y la mañana, el día tercero." (RVR60)
Gn 1:9-13: "Habló Dios y dijo: "quiero que las aguas que están debajo de los cielos, se junten en un lugar". Y fue así. Y llamó Dios a lo seco: "tierra" y a la reunión de las aguas las llamó "mares". Y vio Dios que lo hecho era bueno. Después Dios dijo: "produzca la tierra brotes verdes que den semilla. Árboles de fruto que den frutos según su especie, que esparzan sus semillas sobre la tierra". Y fue así. Entonces brotaron de la tierra retoños verdes que dieron semilla según la naturaleza de cada uno, y árboles que produjeron semillas según su especie. Y Dios vio que era bueno. Pasó la tarde y la mañana del día tercero." (RVRH)
Ya hay oxígeno y un planeta que, aunque sumergido en agua, tiene atmósfera y oxígeno suficiente para sustentar la vida biológica, pero para que la vida terrestre se abra paso, es necesario que haya tierra, por lo que la expresión "quiero que las aguas se junten en un lugar" da a entender que dicha tierra ya existía, sólo que estaba cubierta por las aguas. Esta expresión nos muestra que hubo un movimiento de las aguas, quizás, empujado por movimientos telúrgicos. Las capas teutónicas chocaron violentamente y emergieron del mar desplazando a las aguas que hasta entonces todo lo ocupaban. Al mismo tiempo, grandes fosas marinas eran creadas, enormes recipientes donde las aguas cayeron por la fuerza gravitacional hasta encontrar el nivel de la superficie. Una gran maza de tierra, entonces, emerge de las profundidades del agua. Conocemos los aspectos físicos que provocaron estos enormes movimientos de tierra, gracias a las observaciones de los hombres de ciencia, pero ahora, gracias a este relato, sabemos que dichos movimientos fueron ocasionados por el poder de la Palabra que sale de la boca de Dios. Dios habló y fue hecho.
Sal 18:15: "Entonces aparecieron los abismos de las aguas, Y quedaron al descubierto los cimientos del mundo, A tu reprensión, oh Jehová, Por el soplo del aliento de tu nariz."
¿Pero por qué el agua tiene dicho comportamiento? Porque hay una ley natural que la Biblia enseña que fue impuesta por Dios.
Sal 148:1-6: "Aleluya. Alabad a Jehová desde los cielos; alabadle en las alturas. Alabadle, vosotros todos sus ángeles; alabadle, vosotros todos sus ejércitos. Alabadle, sol y luna; alabadle, vosotras todas, lucientes estrellas. Alabadle, cielos de los cielos, y las aguas que están sobre los cielos. Alaben el nombre de Jehová; porque él mandó, y fueron creados. Los hizo ser eternamente y para siempre; Les puso ley que no será quebrantada."
NOTA: Para una mejor comprensión sobre las leyes de Dios, ver el siguiente artículo: "Refutando argumentos contra el diezmo, una enseñanza sobre las leyes que gobiernan el universo" también puedes leer la serie "La ley y el Cristiano" que la encontrará en la sección "Estudios Bíblicos"
Ahora que la tierra emerge bajo una atmósfera propicia, la primer vida que es creada, es la vida vegetal. Dios manda que la tierra produzca brotes verdes que den semilla, lo que indicaría que la vida vegetal comienza en la etapa de germinación. Dice la orden: "produzca la tierra brotes", parecería que las plantas emergen de la superficie de la tierra, en busca de esa luz divina, razón por la cual crecen rápidamente: Es porque realizan su primera fotosíntesis a la luz de la Gloria Divina, ya que el sol aún no ha sido creado. Posiblemente esta luz, acompañada de una atmósfera con una concentración de oxígeno tres veces mayor a la actual y protegidas por una capa de agua que hoy no existe, comienzan a crecer de manera extraordinaria para comenzar a poblar la tierra de vegetación. Este crecimiento acelerado de las plantas, es algo que la Biblia enseña que sólo Dios puede hacer.
Jonás 4:10: "Y dijo Jehová: Tuviste tú lástima de la calabacera, en la cual no trabajaste, ni tú la hiciste crecer; que en espacio de una noche nació, y en espacio de otra noche pereció."
Se nos aclara que cada árbol produjo semilla según su especie y que cada planta se reprodujo según su propia naturaleza, por lo que aquí vemos, Dios crea la vegetación con una diversidad impuesta desde el principio, lo que nos enseña que la biología de cada planta es creada por Dios de manera espontánea, al mismo tiempo y con la suficiente rapidez como para que los sistemas bióticos y abióticos reciban el sustento necesario para la multiplicación de la vida. Por supuesto que al hablar de generación espontánea de la vida, no lo hacemos desde el supuesto de que la vida sigue generándose de manera espontánea, sino que el único momento en que esto tuvo lugar es en éstos versículos de Génesis. Ahora no existe este tipo de generación biológica, porque Dios dejó de crear en el sentido de "bara". Sin embargo, los científicos han descubierto la importancia de los insectos polinizadores para la reproducción no sólo de las plantas, sino de ecosistemas complejos que no sobrevivirían sin esos insectos ni éstos sin las plantas. Dichos sistemas sólo se sostienen gracias a la interacción entre éstos. Si alguno de ellos no existieran, sería imposible el sustento de todo el ecosistema. No puede aquí verse evidencia de una evolución en millones de años, sino que la evidencia empírica claramente apunta a que el relato del Génesis cuadra mejor que dichas teorías, para explicar la aparición de insectos, plantas y ecosistemas tan complejos y sustentables.
El científico evolucionista Richard Dawkins reconoció que: "La biología es el estudio de las cosas que parecen haber sido diseñadas con un propósito" (Ver cita aquí). Lo hace, precisamente, porque la observación del mundo que nos rodea nos indica que cada elemento que se descubre en un ecosistema cumple una función importante para el sostenimiento del mismo y de la vida en el planeta. Por ejemplo, los insectos polinizadores dependen en su gran mayoría, de las plantas para vivir, y las plantas de ellos para reproducirse, pero al mismo tiempo, sabemos que un árbol, produce oxígeno para unas 50 personas, lo que nos indica que ese ecosistema, también ayuda al sostenimiento de la vida de otros y todos, al sostenimiento de la vida en nuestro planeta.
Una vez más, se sostiene que esto que Dios hizo, es bueno. Lo que nos indica que Dios, es bueno (Sal. 25:8; Mat. 19:17).
Aplicación
espiritual
Las escrituras enseñan en Rom. 1: 20, que las cosas invisibles de Dios, su eterno poder y deidad, pueden ser comprendidas mediante la observación de todo lo creado, por lo que la observación de lo ocurrido en estos versículos, nos pueden ayudar a comprender verdades que, aunque obvias, por los tiempos que estamos viviendo, se hacen necesario profundizar.
En primer lugar, ya hemos visto que existe una ley natural impuesta por Dios, que hace que la naturaleza no pueda comportarse fuera de los límites impuestos. En salmos 148:6 se nos dice que Dios les impuso una ley que no podrá ser quebrantada. Esta misma ley natural, es nombrada por el Apóstol Pablo al hablar de la naturaleza humana:
Rom. 7: 21-23: "Así que, queriendo yo hacer el bien, hallo esta ley: que el mal está en mí. Porque según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios; pero veo otra ley en mis miembros, que se rebela contra la ley de mi mente, y que me lleva cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros."
Y así como Dios les impuso a cada árbol su semilla según su especie y el desarrollo individual según sus propias naturalezas, de la misma manera, existen cosas en el comportamiento humano que sólo el Dios de la Biblia puede cambiar, por ser Él el creador. Por ejemplo, existe una ley en nuestros miembros que nos impulsa a pecar y esa ley natural, sólo puede ser cambiada mediante una intervención divina que posibilite trocarla por un ley superior llamada en Romanos 8, la ley del espíritu de vida en Cristo Jesús.
Ro 8:1-4 "Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte. Porque lo que era imposible para la ley, por cuanto era débil por la carne, Dios, enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado y a causa del pecado, condenó al pecado en la carne; para que la justicia de la ley se cumpliese en nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino conforme al Espíritu."
En otras palabras, la libertad objetiva no existe, pues el universo creado por Dios sigue pautas de comportamiento cuya logisidad hace posible el sustento de la vida, porque fueron impuestas por un Dios que ama la proliferación de la vida y condena con la muerte cualquier comportamiento que valla en contra de dichos propósitos.
Así como cuando nuestro cuerpo, al generar células corruptas, se muere; de la misma manera, cuando el hombre decide vivir a expensas de Su Creador, éste cae en una ley que por su misma naturaleza, lo corrompe y condena.
Esa es la razón por la cual el hombre que peca, se hace esclavo del pecado (Rom. 8:34) y por esa misma razón, nadie puede llamar a Jesús Señor, si no es por el Espíritu (1 Cor 12:3)
Aunque la fe verdadera puede ser imitada, no puede hacerse por mucho tiempo debido a esta ley natural que nos gobierna, tarde o temprano, el perro termina lamiendo su propio vómito y la puerca lavada, volverá a revolcarse en el chiquero. Es su naturaleza hacerlo (2 Pe. 2:22)
El hombre natural no puede comprender estos conceptos (1 Cor. 2:14) porque para hacerlo, necesita que Dios, el Creador, cambie de manera sobrenatural una ley por la otra, haciendo que nuestra naturaleza corrupta sea suplantada por una naturaleza que rechace naturalmente lo que Dios rechaza, y ame lo que Dios ama (Sal. 139: 20-24) y ésto sólo puede ser hecho por Cristo.
Jn 8:34-36: "Jesús les respondió: De cierto, de cierto os digo, que todo aquel que hace pecado, esclavo es del pecado. Y el esclavo no queda en la casa para siempre; el hijo sí queda para siempre. Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres."
Efesios 2:3,4 nos dice que antes de ser salvados por Dios, hacíamos lo que por naturaleza hacen los hijos de ira, pero que Dios, que es rico en misericordia nos salvó por su gran amor conque nos amó. Y al hacerlo compartió Su naturaleza con nosotros (2 Pe. 1:4), permitiéndonos de esa manera, ser verdaderamente libres de la ley del pecado y de la muerte (Rom. 8:2), de forma tal que el pecado ya no puede dominarnos (Rom. 6:14).
La fe sí puede ser falsificada ya que el mismo Satanás puede presentarse como un ángel de luz (2 Cor. 11:14), pero la diferencia entre un cristiano salvado y un cristiano condenado, se advertirá no por su manera de hablar, sino por los frutos que habrá en su vida, ya que la naturaleza contiene una ley impuesta por Dios que no puede ser quebrantada.
Mt 7:15-23: "Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los conoceréis. - ahora, Cristo hace una observación de cómo se comporta la naturaleza y agrega: - ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos? Así, todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos. No puede el buen árbol dar malos frutos, ni el árbol malo dar frutos buenos. Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y echado en el fuego. Así que, por sus frutos los conoceréis. No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad.
Entendemos entonces que desde el principio de la creación, Dios estableció leyes que gobiernan la naturaleza. Dichas leyes no pueden ser quebrantadas, y así como el olmo no puede dar peras, no podemos esperar que un incrédulo se comporte como un creyente o al revés. Porque nadie puede quebrantar las leyes que el creador ha establecido desde el comienzo de todas las cosas.