La Navidad Prohibida

23.12.2021

El 25 de Diciembre se celebra la Navidad en varios países del mundo, pues el cristianismo ha sabido hacer de la misma una increíble fusión entre la creencia en el relato bíblico y el lucro económico que hoy, dicha celebración propina.

Sin embargo, más allá de las discrepancias que existen en el mismo cristianismo en cuanto a la fecha de nacimiento elegida para celebrarla, o las discusiones en torno al árbol navideño y toda la parafernalia que lo rodea, lo cierto es que existen en el mundo varios países cuya celebración se encuentra penada por la ley. Así es, todavía existe una gran porción de la humanidad que nunca a oído sobre la Navidad, ¡mucho menos sobre el cristianismo!

Te estarás preguntando cuáles son esos países. Generalmente son países de corte socialista o musulmán, por ejemplo: Corea del Norte y China; Somalia y Brunéi. Algunos de estos países castigan hasta con cinco años de prisión a quienes se atrevan a festejar la Navidad o incluso, a vestir atuendos con colores similares a los de Papá Noél. La prohibición en China y Corea del Norte obedece a dos cosas, según mi opinión: La primera, al hecho de que son países culturalmente tan diferentes a los occidentales, que luchan de esa manera, por preservar sus propias tradiciones; la segunda, es que las ideas socialistas, tarde o temprano, derivan en una persecución al cristianismo. Sin embargo, hoy no deseo hablar sólo de este tipo de prohibiciones, sino de aquellas que suceden en medio de los festejos navideños.

La Navidad Prohibida Por El Cristianismo

Existen grupos de cristianos que prohiben a sus feligreses, participar de todo acto concerniente a la Navidad, y para ello esgrimen todo tipo de argumentos bíblicos, muy válidos a mi entender, pero no para acusar de herejía a quienes por "h" o por "b" se ven obligados o desean participar de la misma. Porque es verdad que el énfasis bíblico no está puesto en el nacimiento sino en la resurrección, como también las similitudes entre el árbol navideño y el culto a Acera, etc.; pero también es verdad que las razones de los festejos navideños, están tan alejadas del antiguo culto a los árboles, como del verdadero y bíblico significado del nacimiento virginal. Hoy la Navidad está tan desvirtuada que ha pasado a ser una simple oportunidad de pasar tiempo en familia. ¿Y qué tiene de malo ello? ¿O qué tiene de malo que la mayoría de las personas piensen en el nacimiento de Cristo? ¿No representan acaso estas fechas, una gran oportunidad para testificar?

La Navidad Prohibida Por La Violencia

Sabemos que la violencia se manifiesta de diferentes maneras: Violencia física, verbal, intrafamiliar, laboral, etc. Generalmente, la violencia física es el resultado final de varios factores que pueden ser culturales (educación), adicciones de todo tipo (pornografía, drogas o alcohol) o lo que la Biblia llama concupiscencias (Stgo. 1: 13-15).

He conocido personas que no festejan la navidad porque la misma, representa para ellas el recuerdo de un padre abusivo que dominado por el alcohol y el pecado, sólo ocasionaba un ambiente de tensión constante ante los esfuerzos maternos por hacer que esa noche, la Navidad sea distinta. Para ellas y para tantas otras personas, la Navidad es la festividad que les recuerda lo miserables que supieron ser, por lo tanto, ya no desean saber nada con ella.

La Navidad Prohibida por la Tristeza

Lamentablemente ya se sabe que la Navidad y el Año nuevo son épocas donde la taza de suicidio se dispara por varios motivos: ex-combatientes que volvieron de la guerra con trastornos emocionales graves, personas que perdieron en dichas fechas a seres muy queridos, etc. Lo cierto es que la Navidad remite a muchas personas a rememorar momentos de tristeza tan agudos, que ya no desean festejarla. Aquellos grupos de cristianos que no la festejan por convicciones religiosas, aplaudirán a quienes no la festejan e incluso, hasta harán causa común con ellos, sin entender que las razones por las cuales no lo hacen son más profundas e importantes que la festividad misma.

La tristeza es la depresión producida por la pérdida de una persona, objeto u objetivo valioso o la vivencia de una situación adversa. Estos mismos desencadenantes son compartidos por otras emociones negativas como pueden ser la rabia o la ira. Ambas emociones son pecaminosas y están relacionadas con una falta de dominio propio de las personas que no conocen a Dios o se alejaron de Él.

Es muy interesante notar que en la Biblia, existe una tristeza que es producida por Dios, para atraer a las personas hacia Su Divina Gracia Salvadora, pero existe otro tipo de tristeza, que acorrala a las personas y las lanza a los brazos de la muerte:

2 Corintios 7:10: "Porque la tristeza que es según Dios produce arrepentimiento para salvación, de que no hay que arrepentirse; pero la tristeza del mundo produce muerte."

La manera en que afrontamos la tristeza está relacionada con la cercanía del ser humano a Su Creador. Conforme nos alejamos de la luz de Cristo, nos adentramos a las tinieblas de la muerte. ¿Cómo manejas tu tristeza y rabia? Porque la forma en que lo haces, dice mucho de tu situación espiritual.

La Navidad No Debería Prohibirse

No deberíamos prohibir lo que Dios no prohíbe, porque de hacerlo, estaríamos predicando algo que la Biblia no dice. De hecho, al ser humano nunca se le hubiera ocurrido si quiera mencionarla, a no ser por la cantidad de hechos sobrenaturales que ocurrieron a su alrededor, inclusive un enorme coro de ángeles que anunciaron cantando el extraordinario nacimiento. "Que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es Cristo el Señor...; ¡Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres!..." ¿No te suena a una proclama festiva?

El Dios humanado con el sólo propósito de pagar el precio de nuestros pecados en una muerte sustituta, vicaria si se quiere, debería traer a nuestras vidas un sentido de gratitud hacia aquel Justo que murió por los injustos para llevarnos a Dios (1 Ped. 3:18). Paz en la tierra no será posible hasta que Cristo venga a reinar a la misma, pero la paz del corazón sí es posible obtenerla (Juan 14:27; Col. 3:15; Efe. 3:17).

La Biblia enseña que Cristo puede habitar por la fe en nuestros corazones, a fin de que arraigados y cimentados en amor, seamos capaces de comprender cual sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura (cuatro dimensiones) y de conocer el amor de Cristo que excede todo conocimiento (Efe. 3: 17-19).

La Navidad es un buen momento para enseñarle a la gente que si permiten que Cristo habite por la fe en sus corazones, que si son capaces de pedir perdón por sus pecados y recibir a Cristo como el dueño de sus vidas, para empezar a vivir con las reglas de vida que Cristo impone por medio de Su Palabra; entonces, el Príncipe de Paz (Isa. 9:6) les dirá las siguientes palabras:

Juan 14:27: "La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo"

Conclusión

Si bien causa mucha tristeza el saber que existen gobiernos que luchan por mantener a sus poblaciones alejadas del cristianismo a punto tal de llegar a penalizar un festejo navideño, mucho peor es darnos cuenta que existen otros motivos entre nosotros, que nos impiden festejarla: Llámese tristeza, egoísmo, fanatismo religioso o ideologías de cualquier tipo.

Que la Navidad esté prohibida, sin lugar a dudas, no es una cuestión de sabiduría teológica, ideologías verdaderas o sentimientos encontrados. Cuando prohibimos algo que la Biblia no prohíbe, el problema que hay detrás de eso es mucho más profundo y devastador. Cristo luchó contra eso, cuando fue enviado a este mundo a proclamar "buenas nuevas a los pobres; sanar a los quebrantados de corazón; pregonar libertad a los cautivos y vista a los ciegos; a poner en libertad a los oprimidos; a predicar el año agradable del Señor" (Luc. 4:18,19) y nos envió a nosotros a hacer lo propio cuando dijo "id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura".

Entonces, dejemos de sumergirnos en discusiones vanas que no conducen a nada (2 Tim. 2:14), y ocupemos nuestro tiempo en rescatar a los perdidos, aprovechando cualquier oportunidad que ellos mismos nos brinden, sea Navidad, Pascua, Día del Padre o de la Día de la Madre.

No seamos funcionales a los prohibidores seriales. Que nadie llegue a decir que por nuestra causa, la Navidad está prohibida.


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