La Tasa de Natalidad desciende Peligrosamente En El Mundo

20.02.2025

Los peligros de no tener hijos: una visión bíblica y geopolítica

Introducción

En los últimos años, diversas encuestas han revelado una preocupante tendencia: los jóvenes en todo el mundo están retrasando o evitando cada vez más la formación de parejas, el matrimonio y la procreación. Según la Encuesta de Crecimiento Familiar de EE. UU. (NSFG), la tasa de virginidad en hombres jóvenes ha pasado del 4% al 10% en la última década, mientras que entre las mujeres aumentó del 5% al 7%. Además, el número de hombres que no han tenido relaciones sexuales en el último año casi se ha triplicado, pasando del 9% al 24%, mientras que en las mujeres aumentó del 8% al 13%.

Este fenómeno no es exclusivo de Estados Unidos. En países como Francia, Reino Unido y las naciones escandinavas, estudios recientes han demostrado que los jóvenes están retrasando la edad de su primera experiencia sexual y reduciendo su actividad sexual en general. Algunos factores que explican esta tendencia incluyen la disminución del matrimonio, el impacto de la tecnología en las relaciones interpersonales, cambios culturales y la incertidumbre económica.

Si bien algunos sectores de la sociedad ven esto como una evolución positiva, desde una perspectiva bíblica y geopolítica, esta tendencia representa un peligro inminente. La Biblia enseña que los hijos son una bendición de Dios y parte fundamental de su diseño para la humanidad (Salmo 127:3-5). Asimismo, la historia nos muestra que las naciones que no promueven la natalidad terminan enfrentando graves crisis demográficas, económicas y culturales.

En este artículo exploraremos los peligros de una sociedad que opta por no tener hijos, profundizando en las implicaciones espirituales, sociales y políticas que conlleva esta tendencia.

El mandato bíblico de la procreación

Desde el inicio de la humanidad, Dios estableció la reproducción como parte esencial de su plan para la creación. En Génesis 1:28, Dios le dice a Adán y Eva:

"Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra y sojuzgadla..." (Génesis 1:28, RV60).

Sin duda, Multiplicarse y llenar la tierra no solo es un mandato divino, sino una bendición que hoy es atacada por la ideología globalista que se gesta, lamentablemente, con el aval de muchas iglesias y pastores que han aceptado la "planificación familiar" como una estrategia legítima, sin notar que en muchos casos ésta se ha convertido en un pretexto para desalentar la maternidad y la paternidad, en contra del diseño de Dios.

La familia, como núcleo fundamental de la sociedad según el diseño Divino, desempeña un papel esencial en la estabilidad de las comunidades y en la realización de los propósitos de Dios, siendo la presencia de hijos un elemento clave en este equilibrio (Proverbios 22:6, Colosenses 3:20-21).

Sin duda, según la enseñanza bíblica, es fundamental que la generación actual priorice la protección y transmisión de las enseñanzas de la Biblia a las futuras generaciones. Sin embargo, ¿no estaremos pecando contra Dios y adoptando una actitud desafiante similar a la de Nimrod, al considerar que es decisión nuestra cumplir o no con el mandato divino de reproducirnos?

La Biblia muestra que la descendencia es una herencia de Dios y un símbolo de su favor:

"He aquí, herencia de Jehová son los hijos; Cosa de estima el fruto del vientre." (Salmo 127:3, RV60).

El declive demográfico no solo pone en riesgo la estabilidad de las naciones, sino que también evidencia un cambio profundo en la cosmovisión de la sociedad, alejándose de los valores y principios divinos sobre la familia y la vida.

Consecuencias geopolíticas de una baja tasa de natalidad

La disminución en la natalidad no solo tiene implicaciones espirituales, sino que también genera grandes problemas geopolíticos.

a) Envejecimiento de la población y crisis económica

Las naciones con bajas tasas de natalidad enfrentan un problema estructural: una población envejecida sin suficientes jóvenes que sostengan el sistema económico. En países como Japón e Italia, donde la tasa de fertilidad está muy por debajo del nivel de reemplazo (2,1 hijos por mujer), se han generado graves crisis en los sistemas de pensiones y salud.

Argentina es sin duda uno de los países de Hispanoamérica que con más rigurosidad ha aplicado las políticas globalistas dictadas por Naciones Unidas en los últimos 30 años. Legalización del aborto, matrimonio igualitario, adopción de niños por parejas homosexuales, hormonización de menores de edad, etc. Y los resultados son alarmantes:

  • En 2023, Argentina registró 460.902 nacimientos, un 40% menos que en 2014.

  • La tasa bruta de natalidad en 2022 fue de 10,7 nacimientos por cada 1.000 habitantes, el registro más bajo en la historia del país.

  • La tasa de fecundidad cayó a 1,33 hijos por mujer en 2023, por debajo del nivel de reemplazo generacional (2,1). (ver "Las Ideologías De Izquierda Logran Debilitar Argentina")

Los economistas advierten que, sin una base sólida de jóvenes trabajadores, los sistemas de seguridad social colapsarán y la carga impositiva sobre las nuevas generaciones será insostenible.

b) Reducción del poder global

Los países con poblaciones decrecientes pierden influencia geopolítica. En un discurso a enfermeras en 1950, Eva Perón hizo una declaración que hoy resuena con más fuerza, denunciando cómo la eliminación de niños por nacer sirve a intereses ajenos a la soberanía nacional. En sus palabras:

"Compañeras, cada aborto que ustedes permiten es un servicio a los poderes coloniales que quieren debilitar la revolución; cada hijo del pueblo que no nace es un hombre menos en las filas de la defensa de la Patria y Perón."

Con paradójica ironía hemos visto en Argentina cómo, los gobiernos mayormente de corte peronista y socialistas, han sido los principales promotores de estas políticas autodestructivas, contrarias a los pensamientos de la líder que aún hoy se la adora como una santa.

3. El individualismo y la cultura del "no tener hijos"

El fenómeno de la renuncia voluntaria a la paternidad ha sido promovido por diversas corrientes ideológicas y culturales. Movimientos como el antinatalismo, el ecologismo radical y el feminismo de tercera ola han difundido la idea de que tener hijos es una carga o un problema para el mundo.

Sin embargo, esta mentalidad contradice el diseño de Dios y pone en peligro el futuro de las naciones (Gén. 1:28; Salmo 127:3-5; Mal. 2:15; Éxo. 23:25-26; Oseas 9:11-12; Jer. 29:6-7; 1 Tim. 5:14; Prov. 14:28).

El tener hijos no es una opción a discutir para un creyente, sino que la prole surgida de la unión conyugal es sinónimo de bendición y obediencia. No enseñar estos conceptos por temor a ofender a aquellos creyentes que optan por una "filosofía familiar" ajena a los preceptos Divinos, también es pecado y a la larga, no podremos esperar otra cosa de Dios, que entregarnos a los resultados de nuestros erráticos y vacíos pensamientos y actitudes (Ro. 1:28; Isa. 55:9; Mal. 2:2)

Conclusión: un llamado a restaurar la familia

Es prioritario entender que, al aceptar a Cristo como Salvador Personal, se nos ordena que ya no andemos como los otros gentiles (Efe 4:17); que no nos conformemos a los valores de este mundo (Ro. 12:2), y que cambiemos nuestra escala de valores por una superior (Mat. 6:19-20; Fil. 3:7-8; 2 Cor. 4:18).

Debemos actuar ahora. La restauración de la familia comienza con cada creyente que decide vivir según los principios de Dios y transmitirlos a la siguiente generación. No podemos esperar que el mundo cambie si la iglesia permanece en silencio. Es tiempo de hablar, enseñar y vivir conforme a los valores de Cristo.

Porque sin duda, hay bendición y prosperidad en obedecer la Biblia, pero todo lo contrario sucede cuando nos alejamos de ella.


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