Los Peligros Del Discipulado Bíblico

29.06.2021

El discipulado Bíblico contiene aristas negativas que podrían llevar a la división de la iglesia. ¿Será por eso que no todas las iglesias se inclinan por enseñar la Biblia de la manera que Cristo ordena?

Introducción

A mi humilde entender, el "discipulado bíblico" no es otra cosa más, que un método de enseñanza destinado a esparcir el evangelio en todo el mundo. El método es ordenado por el mismo Cristo en Mateo 28:19-20, y reproducido por sus discípulos como consecuencia de dicha orden.

Mi oficio es ser misionero y como tal, una de las cosas que hago es visitar iglesias con el propósito de compartir la visión que el Señor me ha dado para llevar el evangelio más allá de las fronteras físicas de las iglesias que visito, y puedo asegurarte, que cuando hablamos de este tema, no todos los pastores e iglesias están hablando de lo mismo.

Algunos ven el discipulado bíblico como un método de enseñanza colectiva y otros individual; existen iglesias que no creen que exista dicho método pues la palabra "discipulado" no existe en la Biblia, y otros lo ven como un curso bíblico cuya meta es completar una serie de lecciones. Lo cierto es que aunque muchas comparten la idea de que debemos hacer discípulos -ya que por la cita mencionada eso es indiscutible- no todos comparten los mismos conceptos sobre el tema.

En mi blog he desarrollado mi propio concepto sobre el mismo en un estudio de la Biblia que puedes leer haciendo clik en el botón de abajo.

Sin embargo, muchas veces me he preguntado por qué hay tantos métodos distintos para una simple orden de Cristo - "Por tanto id y haced discípulos"-, y he llegado a la conclusión de que la única razón por la que nos cuesta aplicar dicha orden de la manera más sencilla y lógica posible, es simplemente por temor. ¿Temor a qué? Te preguntarás, pues temor a varias cosas "negativas" que produce este método de enseñanza y que me propongo desarrollar en el presente artículo:

La Base Negativa Del Método

Tal vez creas que si el método es dado por Cristo, puesto que Dios no se equivoca, sería casi blasfemo hablar sobre el "lado negativo" de un sistema de estudio enseñado y ordenado por el mismo Dios para que lo reproduzcamos. Sin embargo, algo que a veces no tenemos en cuenta es que lo más negativo del método, es que el proceso no se puede llevar a cabo sin la presencia de los seres humanos. Así es, los seres humanos somos el factor base negativo debido a nuestras imperfecciones, traducidas en todo tipo de pecados y temores. A continuación pasaré a enumerarte dos razones por las cuales, creo yo, no siempre discipulamos cómo deberíamos:

Pérdida de control:

Como humanos nos gusta el control, razón por la cual nos cuesta ceder el mismo a Cristo, y por más que prediquemos que la cabeza de la iglesia es el Hijo de Dios, lo cierto es que una gran mayoría de pastores ejercen un gobierno episcopal de la iglesia. Varios pastores rechazan el gobierno congregacional en la práctica, para no ceder control. ¿Por qué? por temor a lo que podría pasar si lo hacen. El método de discipulado propuesto por Cristo hace que los discipuladores (maestros de la Biblia) adquieran mayor influencia sobre la congregación, lo que podría ocasionar una división en "el cuerpo de Cristo". No solamente esto es cierto, sino que dicha división está bien documentada en la Biblia, en la primera carta del Apostol Pablo a los Corintios:

1 Co. 1:11-13: "Porque he sido informado acerca de vosotros, hermanos míos, por los de Cloé, que hay entre vosotros contiendas. Quiero decir, que cada uno de vosotros dice: Yo soy de Pablo; y yo de Apolos; y yo de Cefas; y yo de Cristo. ¿Acaso está dividido Cristo? ¿Fue crucificado Pablo por vosotros? ¿O fuisteis bautizados en el nombre de Pablo?"

Pablo, Cefas y Apolo, eran maestros de la Biblia, y como buenos discípulos de Cristo, ellos llegaron a tener varios seguidores, pero el método de enseñanza falló, porque los discípulos desarrollaron un celo por sus maestros, mayor que su celo por Cristo. Se desenfocaron debido a su inmadurez, y comenzaron una rivalidad sin sentido:

1 Co. 3:1-8: "De manera que yo, hermanos, no pude hablaros como a espirituales, sino como a carnales, como a niños en Cristo. Os di a beber leche, y no vianda; porque aún no erais capaces, ni sois capaces todavía, porque aún sois carnales; pues habiendo entre vosotros celos, contiendas y disensiones, ¿no sois carnales, y andáis como hombres? Porque diciendo el uno: Yo ciertamente soy de Pablo; y el otro: Yo soy de Apolos, ¿no sois carnales? ¿Qué, pues, es Pablo, y qué es Apolos? Servidores por medio de los cuales habéis creído; y eso según lo que a cada uno concedió el Señor. Yo planté, Apolos regó; pero el crecimiento lo ha dado Dios. Así que ni el que planta es algo, ni el que riega, sino Dios, que da el crecimiento. Y el que planta y el que riega son una misma cosa; aunque cada uno recibirá su recompensa conforme a su labor."

Sin embargo, hoy tenemos la autoridad de la Palabra de Dios para corregir este tipo de errores en nuestra enseñanza, y la advertencia dada a los maestros en Santiago capítulo 3, debería ser un incentivo que nos ayude a lidiar con nuestras miserias humanas.

Notemos que el método más aplicado en las iglesias es la llamada "Escuela Dominical" que no es otra cosa que una copia de las llamadas "Escuelas Fábricas", método surgido en la era industrial para entrenar obreros para las fábricas bajo un sistema basado en el control. No es casualidad que mi abuelo creyera que la religión la inventó el hombre, para dominar al hombre.

Lentitud Del Proceso:

Cristo compara el crecimiento cristiano con el desarrollo de la vida humana que comienza en "el nuevo nacimiento" (Jn. 3:3) y con el desarrollo de una vid (Jn. 15:1,2). En ambos casos el común denominador es que el proceso de desarrollo dura años. Así como no podemos pretender que si hoy plantamos una vid, mañana pudiera darnos fruto, o pretender que un niño de cinco años está listo para procrear, tampoco podemos creer que una iglesia podría estar lista para "caminar sola" tras tres o cuatro años de comenzada. Sin embargo, los requerimientos de un mundo donde "el tiempo es oro" y los resultados instantáneos son requeridos, impiden que los misioneros puedan desarrollar la obra de Dios, ¡Como Dios quiere!. Por esa razón los seminarios han proliferado, ya que los mismos proveen "pastores instantáneos", para congregaciones comenzadas por misioneros que no cuentan con el tiempo requerido para formar a un líder.

El proceso del discipulado es muy lento debido a que todas las personas no son iguales. Cada discípulo emprende un viaje junto a su maestro que es siempre, en todos los casos, único e irrepetible. ¿Por qué? Porque Dios trata con cada uno de nosotros de manera individual y no colectiva. El discipulado no es un método que se pueda estandarizar porque no todos somos iguales. Cada discípulo debe luchar con sus propias miserias junto a Dios y contra una naturaleza que muchas veces le impide confesar sus equivocaciones, pedir perdón o simplemente, admitir sus errores.

Somos orgullosos y no nos gusta que alguien nos diga que nos hemos equivocado o que hemos sido mal enseñados. Por lo tanto, es muy común que la mayoría -aunque no todos- abandonen el proceso de discipulado para retomarlo tiempo después. El proceso es lento, ¡pero muy efectivo!. El resultado de tres años de ministerio de Cristo, fue la formación de 12 líderes y 108 personas ¡Nada mal ¿no? (Hch. 1:15). Solemos creer que esa base es la que esparció el evangelio a todo el mundo, pero eso es caer en un reduccionismo histórico, que distorsiona la realidad y nos hace creer en un cristianismo instantáneo. Lo cierto es que el cristianismo no se consolidó como una fuerza religiosa real, hasta unos 400 o 500 años después de Cristo.

La lentitud del proceso hace que los misioneros entreguen sus iglesias a "pastores instantáneos", cambien calidad por cantidad, método por tiempo, discipulado por adoctrinamiento, etc. Al mismo tiempo, los pastores que temen perder el control pero que perciben la falta de crecimiento como fracaso, prefieren hacer a un lado la lenta formación de discípulos, para enfocarse casi exclusivamente en el crecimiento numérico de la congregación, lo que los lleva a adoptar medidas colectivas para contenerla, dejando el método del discipulado a un lado.

Los Problemas Son Inevitables

Una iglesia sin problemas interpersonales, es una iglesia a punto de morir. ¿Por qué? Porque dichos problemas son inevitables en virtud de nuestra naturaleza humana. Notemos que las primeras instrucciones dadas por Cristo a la iglesia apuntaban, precisamente, a resolverlos (Mat. 18). ¡Los problemas son indicios de que estamos vivos!

El método del discipulado bíblico tiende más bien a exacerbar dichos problemas antes que aplacarlos. La Biblia enseña que es el hermano ofendido quien tiene que hablar con el ofensor (Mat. 5:22-26), si el problema no es resuelto hay que llevar un testigo y si no, hay que convocar a la iglesia la cual debe resolver sobre el asunto (Mat. 18: 15-17; 1ª Cor. 5: 1-5).

El método es individual, con el propósito de confrontar sin humillar, de corregir en privado antes que hacerlo en público, pero exige la confrontación de los problemas a fin de resolver las diferencias de forma tal que la iglesia pueda funcionar como un equipo, con la misma coordinación que cada miembro y órgano debe tener en un cuerpo sano, cuya cabeza es Cristo.

Fil 3:15,16: "Así que, todos los que somos perfectos, esto mismo sintamos; y si otra cosa sentís, esto también os lo revelará Dios. Pero en aquello a que hemos llegado, sigamos una misma regla, sintamos una misma cosa."

El proceso exige un aprendizaje constante del maestro y del discípulo (Luc. 6:40; 1 Cor. 15:58) donde el dolor y la frustración son parte del proceso (Gál. 4:11,19; Fil. 3:19; 1 Tes. 2:7). ¿O a caso qué pensábamos que quería decir el salmo 126:6?

Sal. 126:6: "Irá andando y llorando el que lleva la preciosa semilla; Mas volverá a venir con regocijo, trayendo sus gavillas"

Mi pastor solía decir que si no quieres tener problemas, no debes orar por paciencia. Una mala interpretación de Santiago 1:1-4, donde la enseñanza, sin duda, es que las pruebas son necesarias y en cierto punto, deberían traer gozo a nuestra vida, pues el resultado de la misma es la paciencia, la cual nos conduce a la madurez y la cabalidad. El discipulado conduce a ese punto descripto por Santiago de la siguiente manera: "Sin que os falte cosa alguna".

Cada discípulo, emprende un viaje espiritual que comienza con el deseo de ser discipulado. Una aventura que lo ayudará a derrotar a su viejo hombre para poder revestirse de Cristo (Efe. 4: 22-24). Esto no se logra sin dolor, y por eso, es comparado a la agonía de una crucifixión (Rom. 6:6; Mat. 16:24)

El discípulo se convierte en maestro de las Escrituras y adquiere la capacidad de discipular a otro, cuando deja la "muleta" de su maestro y se convierte en discípulo de Cristo. Sin embargo, un verdadero discípulo de Cristo, no sólo debe convertirse en maestro (Heb. 5:12), sino que debe estar dispuesto a entender que cada discípulo que pase por su vida, le causará dolor y frustración, pero también satisfacción y alegría. El dolor nos perfecciona y la alegría nos acerca más al cielo.

Discipular es una orden dada por Cristo, que aunque está conectada con el evangelismo, no guarda relación con él. Evangelizar es comunicar el evangelio, pero discipular es darle crecimiento espiritual a una persona evangelizada. Evangelizar no es lo que causa dolor y frustración, sino discipular. Pero finalmente, es el dolor lo que nos enseña a obedecer, y la obediencia a Cristo es el único indicio de que realmente somos hijos de Dios (Rom. 1:5; 6:16).

Conclusión

Jn 16: 21,22: "La mujer cuando da a luz, tiene dolor, porque ha llegado su hora; pero después que ha dado a luz un niño, ya no se acuerda de la angustia, por el gozo de que haya nacido un hombre en el mundo. También vosotros ahora tenéis tristeza; pero os volveré a ver, y se gozará vuestro corazón, y nadie os quitará vuestro gozo."

Si solo evangelizamos, podríamos "edificar" rápidamente congregaciones superficiales que difícilmente nos trascenderán, aunque tengamos el control mientras seamos sus pastores. Pero si nos arriesgamos a poner nuestro énfasis en la necesidad de hacer discípulos, el crecimiento será lento, frustrante y doloroso como los dolores de una parturienta (Gál. 4:19), pero Cristo será el que edifique (Mat. 16:18), Dios le dará el crecimiento (1 Cor. 3:7) y estaremos asegurándonos que nuestros nietos tengan un lugar donde reunirse.

Hacer discípulos en los términos bíblicos no es fácil, pero es una orden que Dios nos ha dado y debemos llevarla a cabo de la forma más fidedigna posible. No permitamos que el temor por perder el control debido a las miserias humanas, o el dolor que muy probablemente te cause la persona que más tiempo le dediques, te impida seguir discipulando de la manera que la Biblia detalla.

Al fin y al cabo, algo tan negativo como el dolor físico o emocional, la Biblia lo recoge y transforma en una herramienta que nos ayuda a parecernos cada día más a Cristo.

Y aunque era Hijo, por lo que padeció aprendió la obediencia" - Hebreos 5:8


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