Misiones No Convencionales

17.02.2020

Siempre lo hicimos así, no puede ser una excusa

Un convencionalismo es un conjunto de procedimientos o comportamientos que se mantienen en una comunidad, por comodidad o conveniencia social. Muchas veces los convencionalismos se instalan en una sociedad o conjunto de personas, basados en ideas falsas o distorsionadas, que se asumen como verdad, por una razón de beneficio grupal.

Por alguna razón que no pretendo dilucidar, existe entre muchas iglesias o grupos de iglesias, ciertos convencionalismos en lo tocante a la llamada "Gran Comisión", que creo debemos cuestionar, con el objetivo de llevar adelante la misión que Cristo le encargó a la iglesia, no como pensamos que debe hacerse, sino como Dios quiere que la hagamos.

Discipular Vs Ganar Almas:

Algo que siempre me llamó la atención es el empecinamiento desmedido que veo en muchas iglesias tocante al discipular y al ganar almas. Los llamados "ganadores de almas" enfatizan la verdad de lo muy necesario que es tratar de llevar a los pies de Cristo, al mayor número posible de personas. En líneas generales estos hermanos son fervientes buscadores de frutos y apasionados defensores de la necesidad de llenar nuestros templos con rostros nuevos, es decir, nuevos convertidos. Debo decir al respecto, que aunque el énfasis utilizado es loable, y en muchos círculos convencionalmente aceptable, dicho énfasis no es totalmente bíblico. ¿Por qué? Porque evangelizar (Mar. 16:15) no es lo único que debemos hacer para cumplir con el mandato bíblico, también debemos hacer discípulos (Mat. 28: 19,20). ¿Esto significa que discipular ha ganado la pulseada en esta discusión? De ninguna manera, porque si algo hay que reprochar en los ámbitos donde el discipulado es más utilizado es que han convertido el discipulado en un sistema de adoctrinamiento, y el evangelismo, en una acción secundaria. Hacer discípulos y ganar almas son dos caras de una misma moneda. Si sólo evangelizamos no estaremos cumpliendo con la Gran comisión, pero si nuestro discipulado es sistematizado al punto que se convierte en una fría herramienta de adoctrinamiento religioso, también habremos fallado. Es un error pensar que el discipulado es más importante que la evangelización o a la inversa. Nuestros pensamientos al respecto han sido influenciados por convencionalismos que no nos animamos a cuestionar, o simplemente, jamás pensamos que habría que hacerlo.

"Plantando iglesias"

Muchas veces aceptamos ideas y no sabemos por qué. Lo hacemos simplemente porque en el mundo en que nos movemos, dichas ideas, impulsadas por frases frecuentemente utilizadas en nuestro círculo de influencia, se naturalizan y absorben al punto tal, que nuestros mecanismos de defensa son vulnerados y la sola idea de contradecir algo tan naturalmente aceptado nos sacude tanto, que sin darnos cuenta, terminamos defendiendo una mentira; un convencionalismo que nada tiene que ver con lo que la Biblia enseña. Uno de esos convencionalismos, es la idea de que el misionero debe ser un "plantador de iglesias".

Esta idea ha hecho que la obra misionera a nivel mundial se estanque y limite, ya que las iglesias aprendieron que sólo es misionero, la persona que puede organizar una iglesia en determinada cantidad de tiempo. He escuchado mensajes expresados con mucha convicción y firmeza sobre la necesidad de ir por todo el mundo plantando iglesias. Sin embargo, esto mi querido lector, NO ES BÍBLICO.

En primer lugar en ninguna parte de la Biblia vas a encontrar que un misionero tiene como principal objetivo comenzar una iglesia. Esa no es una tarea que le incumba al misionero, ¿Por qué? Porque Cristo dijo que esa era Su tarea. Cristo es el fundador y el que edifica Su iglesia (Mt. 16:18) y Dios es el que le da crecimiento (1 Cor. 3:6,7). Así que Si Cristo es el que comienza y edifica la iglesia; y Dios es quien le da crecimiento, entonces... ¿Qué hacemos nosotros? Pues ni más ni menos que lo que la Gran Comisión nos manda a hacer: Vamos por todo el mundo predicando el Evangelio de nuestra Salvación, Bautizamos a los que creen, les enseñamos todas las cosas que Dios nos ha mandado y los hacemos discípulos. El resultado natural de ello será que los discípulos se organizarán en una iglesia. La iglesia debe ser el resultado natural de cumplir con la gran comisión y no a la inversa. No comenzamos iglesias para cumplir con la gran comisión, sino que evangelizamos, bautizamos y hacemos discípulos. Si lo logramos, habremos cumplido con nuestra misión, y si el trabajo es sólido, con el tiempo deberemos hacer lo que hizo Tito, establecer ancianos en cada ciudad, porque en cada ciudad existía un número de discípulos que debían ser organizados en nuevas iglesias independientes (Tito 1:5).

Los convencionalismos son malos, sólo si en vez de ayudar, limitan el trabajo que debemos hacer o contradicen las enseñanzas de la Palabra de Dios, en cuyo caso, debemos cuestionarlos y erradicarlos de nuestros círculos de influencia. Sin embargo, no se puede atacar un convencionalismos sólo porque creemos que no es bíblico, debemos hacerlo con argumentos espirituales basados en lo que la Biblia enseña y no en nuestras propias opiniones, y para el caso que estoy comentando, debo afirmar que misiones, no es solamente comenzar iglesias, porque existen diferentes maneras de cumplir con la Gran Comisión que no necesariamente implica comenzar una iglesia en 4 años. Por ejemplo, tenemos el ejemplo de Felipe y el Eunuco, dentro de los incomprensibles y eternos planes de Dios, que es quien traza el plan maestro para llevar el evangelio a todo el mundo, incluyó que Felipe fuera a predicar al desierto, lugar donde encontró a un eunuco etíope. Felipe le predicó el evangelio, lo convirtió en un seguidor de Cristo y lo bautizó. Ahí terminó su trabajo. ¿Fracasó Felipe? ¿Fue vano su esfuerzo? Podríamos hablar de la posible influencia del evangelio por medio del eunuco, pero nunca lo sabremos con certeza. ¿Habrías apoyado un proyecto misionero que incluyera ir al desierto a predicarle el evangelio a un esclavo? Pues Dios lo apoyó. Tenemos también el caso de Pablo, quien después de que el Señor le prohibiera predicar el evangelio en diferentes lugares, se encontró en Europa predicándole a un grupo de mujeres. ¡A un grupo de mujeres en un tiempo donde la mujer era sumamente menoscabada! Y sin embargo, el Señor bendijo una predicación que se encontraba fuera de los convencionalismos de la época.

Existen diferentes maneras de ir por todo el mundo y predicar el evangelio, sobre todo en los países donde la cultura es sumamente hostil. En los países donde existe una creciente persecución contra los cristianos, los misioneros se ven forzados a usar diferentes métodos para tratar de cumplir con el mandato bíblico de ir por todo el mundo y hacer discípulos, lo que dificulta muchísimo el organizar iglesias tal cual las concebimos convencionalmente. Sin embargo, ellos están cumpliendo con la Gran Comisión pues continúan haciendo discípulos y dándoles crecimiento espiritual. ¿Dejaremos de apoyarlos sólo porque no podemos ver una iglesia organizada formalmente? ¿A quién nos quejamos, al misionero o a Cristo, que es el fundador y edificador de Su iglesia?

El plan de Dios para llevar a cabo la Gran Comisión no debe ser ajustado a nuestros convencionalismos, por la simple razón de que somos nosotros los que debemos ajustarnos a Dios. Cuando Pablo enseñó que el cuerpo del hombre le pertenecía a su mujer, no le importó el machismo imperante en su época, lo mismo cuando Cristo dijo que debíamos amar a nuestros enemigos, o cuando le habló a una mujer Samaritana o se sentó a la mesa de un publicano; tampoco fue muy convencional que Pedro fuera a predicarle el evangelio a un gentil incircunciso como Cornelio y sin embargo, el Señor bendijo cada uno de estos ejemplos que están allí para recordarnos que las cosas se hacen como Dios quiere y no como nosotros deseamos.

Deberemos entonces, cuidarnos de no caer en la trampa de aceptar las cosas por la sola razón de que siempre las hicimos así, porque son nuestros propios convencionalismos los que podrían estar causando un grave daño a aquello que decimos amar: "Las Misiones Mundiales"



También Puedes Leer...