No Hay Nada Mas Natural Que La Desigualdad
Leyendo un blog cristiano, me tope con el título de una nota, por el día de la mujer, que rezaba: "La Igualdad es una verdad bíblica, no sólo un bien social", lo que muestra a las claras, la penetración del socialismo en las mismas filas del cristianismo.
Me resulta muy importante aclarar que el cristianismo, es decir, el Evangelio predicado por Cristo, o el conjunto de doctrinas proclamadas a lo largo y ancho de las Escrituras, no puede tildarse ni de izquierda ni de derecha. Aunque soy consciente de que ambos bandos tratan de ilustrarnos con la Biblia la actitud supuestamente socialista de los primeros cristianos que vendían sus pertenencias para que los apóstoles la distribuyeran (redistribución de la riqueza) o la utilización de la parábola de los talentos por parte de los libertarios, para ilustrar que la capitalización de la riqueza es recompensada por Cristo (capitalismo); lo cierto es que no podrás ver a Cristo ni a la izquierda ni a la derecha (Heb. 12:1-3).
"Pero él, volviéndose, dijo a Pedro: ¡Quítate de delante de mí, Satanás!; me eres tropiezo, porque no pones la mira en las cosas de Dios, sino en las de los hombres" - Mateo 16:23
Se me ocurre que estamos mirando tanto hacia este mundo que perdemos la perspectiva correcta que Cristo nos quiso transmitir. ¡Debemos mirar hacia arriba!
La Desigualdad Es Consecuencia Inevitable De La Diversidad
Cada día se encuentran nuevas especies de animales y plantas, o se nos anuncian las hazañas de nuevos héroes surgidos en las áreas de la medicina, el deporte o la triste guerra. Todos podemos apreciar que cada ser humano que habita este planeta es único e irrepetible. Sus huellas digitales, su personalidad y talentos son tan diversos que pensar en la igualdad, es simplemente ignorar la realidad.
Nuestro Dios es infinitamente diverso e imaginativo, lo que implica que nunca dejará de lado esta diversidad, sino que con el paso del tiempo la irá incrementando. Es precisamente lo que vemos en el comportamiento de la naturaleza que nos rodea, tanto la animada como la inanimada.
Es muy clara la Biblia, cuando dice que si hemos de profundizar en algunos aspectos de Dios, como su eterno poder y deidad, debemos observar el universo que nos rodea (Rom. 1:20), Y EL UNIVERSO NOS HABLA DE DIVERSIDAD. ¿Cómo es posible que apelemos a la igualdad?
La Igualdad Es El Mensaje Del Anticristo
"Seréis como Dios" (Gén. 3:5), fue la sugerencia dada a Eva para que probara del fruto prohibido por Dios. ¿Y cuál fue el resultado? El siguiente:
"A la mujer dijo: Multiplicaré en gran manera los dolores en tus preñeces; con dolor darás a luz los hijos; y tu deseo será para tu marido, y él se enseñoreará de ti" - Génesis 3:16
Es evidente que antes de esta maldición, ni el hombre se enseñoreaba de la mujer, ni la mujer sentía un apego tan profundo por el hombre ("tu deseo será para con tu marido") por lo que vemos que en vez de igualdad, Dios maldijo al ser humano con un trato, no desigual, sino injusto ("él se enseñoreará de ti").
El resultado de tratar de ser igual a Dios entonces, es la introducción por parte de Dios, del trato injusto entre seres humanos. Pero ojo: Eso es producto de una maldición Divina para que podamos entender el alcance del pecado. Sin embargo:
"Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición (porque está escrito: Maldito todo el que es colgado en un madero)," - Gálatas 3:13
Sólo Cristo puede redimirnos de la maldición de la ley y devolvernos al estado de Gracia que nos encontrábamos antes de la caída (1 Cor. 7:1-5), pero debemos entender que la igualdad no es ese estado de Gracia, porque si ha de haber diversidad, es necesario que comprendamos que no puede haber igualdad (1 Cor. 11:3).
El mensaje del Anticristo, es hacernos pensar que la desigualdad es injusta, y que podemos erradicarla sin la ayuda de Dios. Prescindir de Dios para encontrar solución al problema del pecado, es la filosofía que trata de suplantar la autoridad Divina por la autoridad de un estado (Juan 19:11), La Familia Cristiana por "las nuevas familias", el matrimonio por el "matrimonio igualitario", la orden de "creced y multiplicarnos" por la "planificación familiar", el embarazo por el aborto, la salvación por Gracia, por la salvación por medio de la religión.
Un hombre llamado Nimrod, y que hoy señalamos como el primer impulsor de un movimiento anticristiano, un día le dijo a una multitud: "Dios quiere que nos esparzamos y llenemos la tierra, pero nos quedaremos aquí y construiremos una gran ciudad, Dios dice que habita en el cielo, pues aquí construiremos una torre que llegue al cielo" ¿Y qué hizo Dios al respecto? Confundió sus lenguas, los esparció a pesar de su rebeldía ¡Y lo hizo creando más diversidad! (Leer Génesis 11).
Sólo Cristo puede librarnos de la esclavitud del pecado (Juan 8:36), pero al hablar de Cristo, no podemos hacerlo con la mirada puesta en una ideología de izquierda o de derecha, debemos hacerlo con la mirada puesta en el cielo (Col. 3:2). ¿Y de la desigualdad, quién nos ha de librar? Pues es justamente lo que trato de explicarte:
La Desigualdad No Es Mala
La desigualdad no es ni un pecado, ni es mala. Hacernos creer que la desigualdad es algo que debemos combatir, es lo que está impulsando a los pueblos a luchar contra molinos de viento, ¡Y no contra gigantes!
Veamos esta verdad reflejada en la Biblia:
¿Trató Dios del mismo modo a los descendientes de Jacob y a los de Esaú? (Rom. 9:13). No, nunca Dios trata a todos del mismo modo, porque todos somos diferentes.
¿Hace Dios diferencia entre las personas? (Malaquías 3:17,18; Mateo 25:32-46). La respuesta es sí. Estos textos son demasiado claro para contradecirlos.
Incluso, basta con leer el testimonio dejado por los que hemos dado en llamar "los héroes de la fe" (Heb. 11), para darnos cuenta que entre ellos hubieron pobres y ricos, reyes y vasallos, perseguidos y protegidos, mártires y vencedores. Todos ellos tienen en común la fe depositada en el Dios de la Biblia. No todos vivieron ni murieron en igualdad de condiciones, pero todos glorificaron a Dios con sus vidas.
Los beneficios de la diversidad
La diversidad hace que podamos aprender unos de otros, disfrutar del consenso y crecer en el disenso. Si todos pensamos lo mismo, nos radicalizamos; sin embargo, en las diferencias de pensamientos y enfoques de un mismo problema, se encuentra la solución para avanzar (Prov. 11:14; 15:22). La diversidad hace que todos nos beneficiemos de las habilidades y talentos de unos y otros, y éste es precisamente el enfoque que las Escrituras tienen a la hora de hablar del funcionamiento de la iglesia y compararla con el del cuerpo (Rom. 12; 1 Cor. 12).
La realidad de la desigualdad
Si hemos de aceptar la diversidad, tendremos que aceptar la desigualdad. Si alguien es un ayudante de albañil y otro es un profesional de las finanzas, es claro que uno tendrá un mejor pasar económico que el otro. No es posible que haya igualdad, porque no ganamos todos el mismo dinero, pues no tenemos las mismas profesiones, ni capacidades. ¿Es injusto? ¡Claro que no! Pues decir que esto es injusto es acusar de injusto a Dios (Job 40:6-8; Rom. 9:14,15).
La raíz del problema es creer que la desigualdad es mala, debido a la escala de valores que manejamos. Creemos que tener dinero es bueno, y ser pobre malo; tenemos la idea equivocada de que el estado debe ayudar a los pobres, cuando de ellos, claramente se nos dice en la Biblia, se encarga el Señor. Es un error conceptual pensar que el pobre saldrá de su pobreza si le damos dinero. Según lo que nos enseña la Biblia, lo que Dios hace para sacar al pobre de la pobreza, es darle el evangelio (Mat. 11:5; Luc. 7:22; Sant. 2:5). La pobreza es una condición transitoria de la cual se sale, no con dinero sino con conocimiento. No con planes sociales, sino con trabajo y esfuerzo (Prov. 22:29). Dios ayuda a los pobres enviándoles socorro por medio de personas más favorecidas por Dios. Cristo murió en la pobreza (Mat. 8:20) y aconsejó a un mundo que vivía soñando con el dinero, que era mucho mejor hacernos con tesoros en el cielo (Mat. 6:19,20). ¿Es entonces malo ser rico? No. Lo malo es creer que la bendición de Dios se mide según la escala social en la que te encuentres, y no según lo que la Biblia enseña.
Diferencia entre justicia y desigualdad
Cuando estos dos conceptos no los tenemos clarificados, tenemos la tendencia, y creo que actualmente es una tendencia mundial, a pensar que la desigualdad es injusta. Pero veamos que tiene la Biblia que decir al respecto.
Cuando la Biblia habla de justicia, siempre lo hace en referencia a una cualidad de Dios. Dios es quien imparte justicia (Deut. 10:18), porque Él es justo (Deut. 32:4) y quien establece los parámetros de la misma por medio del derecho, es decir, la Biblia (Deut. 16:18-20). Por lo tanto, justo es quien practica la justicia, y practicar la justicia es practicar la Biblia.
Pero cuando hablamos de desigualdad, no hablamos de justicia. Según los parámetros bíblicos, un pobre puede ser tan justo o injusto como un rico. La desigualdad no está basada en la injusticia, sino que es un producto natural de la diversidad. La esclavitud es injusta, pero la pobreza es una condición de la cual se puede salir, que no está relacionada con la cantidad de dinero que poseemos ni con la justicia, ya que según las Sagradas Escrituras, los ricos pueden ser pobres y los pobres, ricos:
"No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan; sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan. Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón" - Mateo 6:19-21
La pobreza se combate con sabiduría (Prov.13:18) y trabajo (Prov. 28:19). Pero lo peor que le podría pasar a una persona, no es caer en la pobreza, sino creerse rico, cuando en realidad, se encuentra lejos de su Creador.
"Dos cosas te he demandado; No me las niegues antes que muera: Vanidad y palabra mentirosa aparta de mí; No me des pobreza ni riquezas; Manténme del pan necesario; No sea que me sacie, y te niegue, y diga: ¿Quién es Jehová? O que siendo pobre, hurte, Y blasfeme el nombre de mi Dios" - Proverbios 30:7-9
Conclusión
Lo peligroso de pensar que algo tan natural como la desigualdad entre las personas es malo, radica en no entender que no es posible luchar contra lo que por naturaleza, Dios diseñó. Es como pensar que los que tenemos dos piernas, deberíamos atrofiarnos una, para actuar en igualdad de condiciones con los cojos, porque ir contra el diseño de Dios, es actuar contra nosotros mismos.
Cuando el cuerpo no puede diferenciar entre un tejido sano y una sustancia tóxica, el sistema inmunológico se vuelve contra sí mismo, atacando células sanas. Existen varias enfermedades llamadas autoinmunes, que básicamente hacen esto. ¡Pero son enfermedades! No es natural que esto pase, porque si lo fuera, hace mucho nos hubiéramos extinguido. Hoy la humanidad está enferma. Tiene una enfermedad autoinmune, ya que no es capaz de diferenciar lo bueno de lo malo (Isa. 5:20). El ser humano entabla guerras, para conseguir la paz; hace leyes que declaran que la sexualidad ya no es binaria; que el aborto es un derecho de la mujer; pregonan que tener muchos hijos es una irresponsabilidad. Salimos a las calles y delinquimos arruinando bienes públicos para pedir trabajo o justicia; matamos para honrar la vida, los genocidas son aplaudidos como si fueran grandes estrategas, los políticos corruptos son reelegidos y los líderes religiosos, hace rato, han dejado los profundos postulados bíblicos de lado, rebajándolos con dosis de doctrinas humanistas de autoayuda, control mental, Nueva Era o igualdad social.
Esos son los peligros de los pensamientos colectivistas que tratan de encontrar en la sociedad o en el estado, las herramientas para terminar con la desigualdad. Ellos quieren dejar a Dios de lado y que sea el estado el que cuide a los pobres, el que dé trabajo o el que provea para tu familia. Un estado liderado por un mesías que sea capaz de repartir con justicia las riquezas de la nación, eliminando para siempre la desigualdad, y esa es la razón por la cual, dichos pensamientos, en la práctica, terminan en totalitarismo, pobreza, esclavitud y muerte. Porque el devenir lógico de dicho pensamiento es creer que cualquiera que desee ser mejor que otro o pensar en sentido contrario, se convertirá en un enemigo de la colectividad. Más de 100 millones de muertos en el siglo pasado, se atribuyen al comunismo, el fascismo y el nazismo, que son expresiones extremas del socialismo (ver "Los más de 100 millones de muertos que dejó el comunismo"). Es que no se puede ir contra lo que Dios creó.
La única manera de terminar con esta farsa es aceptar que la diversidad es esencial para nuestra supervivencia, que la desigualdad es un derivado ineludible de la diversidad y que lo que hace que la desigualdad parezca mala, no es ella en sí misma, sino el injusto abuso de los que más tienen, sobre los menos favorecidos. Pero de eso, naturalmente se encarga Dios.
"¡Vamos ahora, ricos! Llorad y aullad por las miserias que os vendrán. Vuestras riquezas están podridas, y vuestras ropas están comidas de polilla. Vuestro oro y plata están enmohecidos; y su moho testificará contra vosotros, y devorará del todo vuestras carnes como fuego. Habéis acumulado tesoros para los días postreros. He aquí, clama el jornal de los obreros que han cosechado vuestras tierras, el cual por engaño no les ha sido pagado por vosotros; y los clamores de los que habían segado han entrado en los oídos del Señor de los ejércitos. Habéis vivido en deleites sobre la tierra, y sido disolutos; habéis engordado vuestros corazones como en día de matanza. Habéis condenado y dado muerte al justo, y él no os hace resistencia. Por tanto, hermanos, tened paciencia hasta la venida del Señor. Mirad cómo el labrador espera el precioso fruto de la tierra, aguardando con paciencia hasta que reciba la lluvia temprana y la tardía. Tened también vosotros paciencia, y afirmad vuestros corazones; porque la venida del Señor se acerca" - Santiago 5:1-8