Personas Y Lugares No Alcanzados
"Y se mostró a Pablo una visión de noche: Cierto varón macedonio estaba de pie y le rogaba, diciendo: ¡Pasa a Macedonia y ayúdanos!"
HECHOS 16:9 (Biblia Textual)
El Apóstol Pablo llevaba adelante su gira misionera, hasta que, dice el texto, el Espíritu Santo le impide ir a ciertos lugares. Como no sabemos cómo o cuales son los propósitos de Dios en muchas ocasiones de nuestra vida y del ministerio hasta que lo comprobamos en el tiempo, tampoco sabemos que pasaba por la mente de Pablo en esa gira misionera: ¿Podría ser que para Pablo fuera más cómodo, alcanzable, interesante, seguir predicando en Asia, en vez que en las tierras europeas? No lo sabemos, pero invita a la reflexión: ¿Cómo actuaremos como iglesia ante los desafíos misioneros contemporáneos?
Hay ciertamente personas y lugares que se tienen, quizá, por inalcanzables; y posiblemente estén suplicando como Macedonia "¡Por favor pasa por aquí!"
Claramente el testimonio bíblico nos muestra que los desafíos misioneros no son nada fáciles: Es una aventura parecida a la serie "Viaje a las Estrellas": explorar nuevos mundos y desembarcar en lugares donde nadie ha llegado jamás. Y quizá como Pablo, encontrar en su primer intento de evangelización, algo extraño a su cultura y teología judía: Un grupo de mujeres reunidas por sí mismas.
Dios tiene para nosotros esos lugares y esas personas, terrenos desconocidos y desafiantes. En mi andar pastoral, he explorado en barrios de la Provincia de Buenos Aires, Argentina, donde por ejemplo cada hogar era la representación de una región distinta del país, con sus propias culturas y formas de vida familiar y social. He podido compartir el Evangelio a jóvenes extravagantes (hippies, rockeros, etc), otros adictos y violentos de zonas "calientes" y también a otros más intelectuales y estudiosos. Mi desafío de hoy son jóvenes jugadores de fútbol, algunos de ellos casi profesionales. Códigos, costumbres, formas de vida, que nos desafían a saber cómo comunicar el Evangelio y como llevar un proceso de seguimiento y discipulado que no es fácil: Se requiere paciencia, comprensión, mucha oración y saber formar un equipo de colaboradores, así como los equipos misioneros de Pablo.
Hasta aquí la presentación del problema y un poco de testimonio: Pero, ¿Cómo comenzar? ¿Cómo arrancar? ¿Cómo proseguir al desafío? El mismo texto del varón macedonio nos puede dar algunos principios a tener en cuenta en el desafío del que hablamos:
2. INVESTIGAR EL TERRITORIO: A la inquietud y la sospecha del mandato de Dios, o más bien para asegurarse y sentir en verdad que es Voluntad de Dios, está la exploración del nuevo territorio: Lecturas sobre el lugar, visitas, averiguar, explorar la zona, etc. Tal como los espías enviados a la tierra prometida o a Jericó, entonces dimensionamos el compromiso al que Dios nos está llamando. Comenzamos a averiguar sobre los movimientos del lugar y su gente, sus costumbres, cultura, etc. Esto puede aplicarse a barrios, zonas, ciudades no tan lejanas (en el mismo estado o país, y hasta en los limítrofes). En el caso de países lejanos puede comenzarse a orar sobre un mapa y hacer averiguaciones, según sean los recursos, si no puede hacerse un viaje. En el caso de tribus urbanas o tipos de gente, también puede haber confirmación de Dios, cuando se está entre ellos. Dios provee, junto con el llamado, los recursos, y la visión, y cuando tenemos esto, ahí está su confirmación. ¿Qué se requirió? Moverse del lugar de comodidad, y hacer algo con respecto a las primeras inquietudes que sembró Dios en nuestro corazón. Estar expectantes. Pablo navegó hacia Macedonia, escogió una parte de ese territorio, bajó y observó, y se dejó sorprender por lo que Dios tendría preparado allí. Seguramente tenía prejuicios que le impedían pensar en ese lugar como prioritario en su ministerio misionero. Entre los datos, lo que vemos, y lo que nos parece, está también Dios hablándonos.
3. DEFINIR NUESTRO ROL: Cuando me invitaron a ser un pastor que formara parte de una actividad futbolística para jóvenes de barrios difíciles de Buenos Aires, toda la expectativa de la invitación estaba en dar una pequeña charla evangelística de 5 a 7 minutos, antes de cada partido. Pero yo entendí que Dios quería algo más, porque soy Pastor. Así que empecé a hacer puentes amistosos e involucrarme en lo que pudiera, con mucho tacto, en las vidas de los muchachos, sembrar confianza. Si Dios lo llama a formar parte de un equipo misionero ¿Cuál será su rol?, ¿Cuál es su parte en el ministerio al que Dios le está llamando?: ¿Oración, enseñanza, evangelización, discipulado, obra pastoral y misionera o administración?
4. ESTE SEGURO DEL LLAMADO DE DIOS CUANDO VENGAN ADVERSIDADES. No va faltar la voz negativa del enemigo, el diablo, para intentar alejarlo de aquello a lo que Dios le llamó. Susurrará muchas veces como cuando pasaban burlándose y maldiciendo los muros que reconstruía Nehemías. Más allá de cualquier adversidad, si es el llamado de Dios, habrá motivación, recursos y fortaleza de Dios para la tarea, ¡y habrá fruto!
Te animo querido hermano a no volverte atrás y tomar los desafíos que Dios tiene con muchas personas, comunidades y naciones, supuestamente inalcanzables. Una vez fui como invitado a un lugar donde el pastor decía que ese barrio era duro y sin fruto. Di una vuelta manzana orando y observando los movimientos del lugar, un domingo por la tarde. Me pare en la puerta del templo y pasaron mirando cerca de 6 o 7 matrimonios jóvenes con bebés. El pastor nunca había visto tantos matrimonios jóvenes en ese lugar. ¿Habrá entonces algún lugar o grupo de personas inalcanzables para Dios?
Pr Ariel G Gutiérrez - arigugut@yahoo.com.ar