Secundario En El Hogar, El Desafío Argentino

28.09.2021
Aunque en países como Alemania y España, la educación en casa está penalizada por la ley (cosa que a mi entender viola un derecho humano llamado legalmente Patria Potestad) en la mayoría de los países latinos no, pero tampoco está regulada. En el caso argentino, la curiosidad que expone una paradoja legal, se encuentra en nuestra Constitución Nacional, ya que la misma señala a los padres como agentes primarios de la educación y los habilita como ciudadanos a elegir el tipo de educación para sus hijos, incluso a enseñarles en el hogar. Esto se expone con claridad en un breve artículo publicado en el blog "Educa En Casa" que promueve la modalidad llamada "unschooling" -desescolarizar- que es un término que refiere a la necesidad de desprenderse del molde institucional de la escuela como único sostén, agente y modelo de aprendizaje. Te dejo el link de la nota para que analices los artículos constitucionales que allí se citan: "¿Se puede legalmente estudiar en casa?"

El problema argentino, es que nuestra constitución, por haber utilizado como base la Constitución de los Estados Unidos de América, tiene una fuerte tendencia liberal. Mientras que desde el año 1910, cuando el dos veces presidente argentino Hipólito Yrigoyen introduce las primeras ideas socialistas, toda la cultura política argentina ha profundizado dichas ideas a punto tal, que términos como "Justicia social" o "estado presente" son transversales a todos los partidos políticos mayoritarios. La idea de que es el estado el que tiene la obligación de proveer educación para sus ciudadanos es totalmente contraria al espíritu constitucional. En principio, el estado garantizaría la educación. No sería un proveedor de la misma. Pero las ideas populistas y socialistas de control social mediante la coartación de las libertades individuales, nos llevaron a esta paradoja institucional: poseemos un estado que legisla para obligar a escolarizar a los niños, con una constitución que habilita a los padres a no hacerlo.

La educación primaria en el hogar, gracias al sistema educativo de CABA, se podría decir que está bastante aceitada, ya que la ciudad permite la acreditación de saberes y otorga títulos oficiales a todos los alumnos que, previa inscripción, aprueben el examen anual sin mayores presiones para el alumno. Sin embargo, por alguna razón que no logramos dilucidar, cuando hablamos de educación secundaria, la cosa se dificulta. Parecerían estar empecinados en cortar todas las vías que faciliten la educación secundaria (preparatoria) en el hogar.


¿Será que piensan que sólo ellos pueden brindar al alumno la preparación necesaria? Teniendo en cuenta que el gobierno se retiró de las pruebas PISA, para disimular el paupérrimo rendimiento de los alumnos argentinos, y que más del 70% de los alumnos que terminan el secundario en Argentina, no entienden lo que leen; dudo que nuestras autoridades pensaran en dichos términos... ¿no? ¿O será que temen perder la capacidad de adoctrinar políticamente a la población, para direccionar las preferencias de los ciudadanos? No por nada, el famoso politólogo argentino Agustín Laje, en una reciente entrevista realizada en México, aconsejó darles a nuestros hijos en el hogar, una instrucción política básica para evitar el adoctrinamiento compulsivo de estas instituciones coptadas por el marxismo cultural (Ver artículo "Las Escuelas Del Mundo Son Utilizadas Para Adoctrinar A Nuestros Niños").

El Problema De La Educación Secundaria

Es muy interesante notar que el problema no es que no podamos inscribir a nuestros niños, para luego dar un examen. El problema es que la única modalidad ofrecida por el sistema es la de "rendir libre". Es un claro ejemplo de cómo el poder gubernamental, a contra mano del espíritu constitucional, copta nuestras libertades de la siguiente manera:

Cuando uno da una leída al contenido académico exigido por el gobierno y lo compara con los logros alcanzados por los profesores en aula, el resultado de eso es que hace años que los profesores no logran cubrir la totalidad de los contenidos. De todas maneras, los alumnos son aprobados en función de lo que el profesor pudo enseñar en aula, y no en función de la currícula oficial. Sin embargo, cuando un padre llega con el planteo de que su hijo será educado en el hogar, el sistema de "rendir el examen libre" (que es lo único que ofrecen) exige que el alumno apruebe un examen que contemplará la totalidad de lo que exige la currícula anual ¡por cada materia!. Exigencia que ni los profesores pueden cumplir (de ahí que haya un profesor por materia). Es evidente entonces, que dicho sistema violenta el derecho que tenemos los ciudadanos de igualdad de trato ante la ley.

Evidencia De Un Sistema Totalitario Que No Puede

La educación, en la mayoría de los países latinoamericanos, es totalitaria en el sentido de que la currícula, los contenidos educativos, están elaborados de manera centralizada por el estado. El control estatal sobre los contenidos y las formas no son una excepción en Argentina. Todas las escuelas, sean estatales o privadas, están obligadas a respetar los lineamientos que plantea el poder de turno, sin considerar la opinión de los padres, aunque la ley dice que deberían hacerlo.

El sistema está digitado para que de manera compulsiva y totalitaria, los padres se vean obligados a optar por la escolarización. Pero como en el fondo, saben que la ley no les permite hacerlo, cuando se topan con padres que conociendo sus derechos eligen la educación en el hogar, coptan sus derechos haciéndoles difícil el camino de la acreditación de saberes y frustrando a los hijos que desean dicha acreditación para proseguir sus estudios universitarios.

Una breve encuesta, realizada por nuestro blog a padres argentinos cuyos hijos cursan el secundario en el hogar, da cuenta de que el 88,9% de los padres están buscando una manera de acreditar los estudios de sus hijos, pero no lo logran; mientras que el resto (11,1%) dejaron de pensar en ello. En otras palabras, al estado no le interesa saber o entender si este tipo de educación es más efectiva. Ante la duda, ejecutan un protocolo frustrante de exámenes tan exigentes que incluso, algunos profesores, dan cuenta de la ridiculez de los mismos.

Sólo el 33,3% de los encuestados logró acreditar parcialmente sus estudios, mientras que el 66,7% no ha logrado ningún tipo de acreditación aún. El 100% de los padres que lograron algún tipo de acreditación experimentaron algún tipo de dificultad para hacerlo con el gobierno argentino, por lo que la totalidad de dichos alumnos, ¡consiguieron la acreditación bajo el amparo de "escuelas sombrillas"! Por lo que para que sus hijos ingresen en la universidad, deben apostillar los títulos otorgados, lo cual exige un desembolso económico extra.

El 100% de los padres aspiran a que sus hijos continúen estudios terciarios, pero sólo el 66,7% piensan en cursarlo en el país, el 22,2% en el extranjero y el resto no pensó en dicha posibilidad.

Recordemos que el sistema está coptado por el llamado marxismo cultural, lo que indica que sus profesores no sólo creen en la escuela pública, sino que piensan que cualquier otro sistema de enseñanza es peligroso. Entonces, el sistema es totalitario, pero como no puede imponerse, inclusive algunos profesores, sin importarles los saberes del alumno, buscarán desaprobarlo. Como para muestra basta un botón, les dejo el testimonio anónimo de uno de los encuestados:

  • "Las dificultades que tuve con mi hijo mayor fue que directamente los profesores eran muy estrictos y siempre buscaban una forma u otra de asustar al niño. Tan así que rindió como 3 veces una materia, le fue mal, se desánimo y ya no quiso seguir más. Luego llegó la pandemia y se puso a trabajar. Ahora como es mayor de edad, directamente está haciendo Fines, un plan de estudios para mayores que terminen la secundaria. Así que va por ese lado y el de 13 esta haciendo Escuela Virtual Imagina. Está en 8vo a punto de terminar.."


Propuestas Viables Para Solucionar  El Problema

Una de las cosas que debemos entender, es que el problema no es legal, sino cultural. Muchas personas que trabajan en las diferentes áreas de educación en Argentina no conocen nada sobre la educación en el hogar. Para ellos, en primera instancia, es un problema legal, porque son enseñados por el sistema que la escolarización compulsiva es ley. No vale la pena siquiera contratar abogados, porque en líneas generales ellos tampoco tienen idea y ya existen fallos judiciales, donde se traslada la competencia para dar solución a estos "problemas", a los diferentes ministerios de educación.

La ley no prohíbe a los padres educar a sus hijos en el hogar, sino que, por el contrario, obliga a los diferentes ministerios de educación a facilitarla, garantizando la igualdad de condiciones ciudadanas, con aquellos que están en el sistema. ¿Cómo es eso? Les explico:

En primer lugar, la Constitución Nacional Argentina nos defiende de varias maneras, ya citadas en el artículo titulado: "Las Escuelas Del Mundo Son Utilizadas Para Adoctrinar A Nuestros Niños", pero en esta oportunidad deseo señalarte el artículo 33:

"ARTÍCULO 33.- Las declaraciones, derechos y garantías que enumera la Constitución, no serán entendidos como negación de otros derechos y garantías no enumerados; pero que nacen del principio de la soberanía del pueblo y de la forma republicana de gobierno"

El artículo 14 y 14 bis de la Constitución garantiza nuestras libertades individuales, lo que indica el artículo 33, es que si aquel artículo no enumera la libertad de que los padres enseñen a sus hijos en el hogar, como hacer eso no es delito, entonces debería ser contemplado como un derecho constitucional. Sobre todo, porque según los tratados internacionales con rango constitucional, se garantiza el imperio de la "Patria Potestad" y el derecho paterno de educar a sus hijos según sus creencias y cultura.

Además, el artículo 75 de la Constitución, cuando habla de los deberes del Congreso de la Nación, en su inciso 23, dice que ellos deben:

"Legislar y promover medidas de acción positiva que garanticen la igualdad real de oportunidades y de trato, y el pleno goce y ejercicio de los derechos reconocidos por esta Constitución y por los tratados internacionales vigentes sobre derechos humanos, en particular respecto de los niños, la mujeres, los ancianos y las personas con discapacidad. Dictar un régimen de seguridad social especial e integral en protección del niño en situación de desamparo, desde el embarazo hasta la finalización del período de enseñanza elemental, y de la madre durante el embarazo y el tiempo de lactancia."

Aunque existen muchos más artículos repartidos en diferentes constituciones provinciales, leyes civiles y tratados internacionales vinculantes, basta con citar estos artículos constitucionales para darnos cuenta que el espíritu de nuestra constitución es defender a los padres y a los niños en su derecho, principalmente, de enseñar y de aprender. Según el artículo 75, inciso 23, el gobierno está obligado a legislar para promover medidas de acción positiva que garanticen la igualdad de trato y de oportunidades de un niño educado en el hogar, para obtener el mismo aval gubernamental educativo que el resto de los ciudadanos. Sin embargo, en este caso no será necesario legislar, ¡Porque las leyes están! Pero sí deben garantizar el trato igualitario.

Vimos, durante la pandemia, que el estado ya se encuentra en condiciones de hacerlo, es decir, permitir la articulación de los niños educados en el hogar, con la escuela secundaria que los padres elijan. Nuestros hijos tienen el derecho constitucional de ser tratados ante la ley en igualdad de condiciones y oportunidades. No es posible que un alumno que concurre a los establecimientos escolares apruebe sin saber leer correctamente en español, y a nuestros hijos, por no haber estudiado en aula, les exijan la totalidad de una currícula que ningún maestro puede cumplir a lo largo del año, para obtener el mismo documento legal, tan necesario para ingresar a la universidad.

Organizados Para Peticionar

Se estima que en Argentina existen más de 5000 padres educando en el hogar a sus hijos, lo que se necesita, es encontrar la forma de que todos puedan peticionar ante los diferentes ministerios de educación provinciales, para que los mismos garanticen el trato igualitario ante la ley.

La Constitución Nacional en sus artículos 14, 18 y 33 garantiza -entre otros derechos- que todos los habitantes de la Nación gocen de los derechos a peticionar a las autoridades y al debido proceso.

En dicho marco, entonces, debemos denunciar y peticionar.

¿Qué debemos denunciar? Que se están vulnerando nuestros derechos constitucionales de enseñar a nuestros hijos en el hogar, al no otorgarnos un trato igualitario ante la ley.

¿Qué debemos peticionar? Que los establecimientos escolares articulen la enseñanza en aula con los padres de los alumnos educados en el hogar, para que éstos últimos puedan seguir los contenidos dados en aula (incluyendo los exámenes) y acudir con sus padres el último día de clases, a retirar sus respectivos certificados como al resto de los ciudadanos, sin tener que "rendir libre" en el caso de que sus exámenes fueran aprobados.

Conclusión

La educación secundaria en el hogar es crucial para dar la batalla cultural contra la ideología de género, el lenguaje inclusivo y tantas otras tonteras que están siendo impulsadas desde el estado con nuestros impuestos. (ver artículo: "La Batalla Cultural Cristiana" ). Dicha franja etaria es clave. Ellos lo saben y por eso no están dispuestos a ceder, porque saben que el voto de ciudadanos de 16 años en adelante, es un voto que puede ser manipulado desde el aula y los centros de estudiantes.

No es ni difícil, ni imposible la implementación del secundario en el hogar. En la educación primaria ya se está haciendo. Ya existen los elementos de comunicación tecnológicos para que en la escuela secundaria también se logre. Las leyes están, pero lo que no está, es la predisposición de las autoridades educativas a hacerlo. ¿Por qué? Porque no saben, porque no entienden, porque no fueron enseñados ni contemplaron este tipo de enseñanza durante su formación académica. En otras palabras, el problema no es legal, es cultural. Quizás, llegó la hora de que comencemos a dar la "batalla cultural" también en este rubro, animándonos a peticionar ante las autoridades pertinentes, con la constitución en una mano, y la Biblia en la otra.


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