Un Gran Potencial Desperdiciado

24.12.2019

"Si tan sólo pudiéramos ver ..."

La palabra "sinergia" procede del griego y básicamente significa "cooperación". En castellano se la usa para definir a la unión de dos o más fuerzas conjuntas, unidas para producir un efecto superior que no sería factible si dichas fuerzas operaran individualmente. Dos elementos que se unen y generan sinergias ofrecen un resultado que maximiza las cualidades de cada uno de los elementos.

En lo que se refiere a la obra misionera, en muchos lugares se aprecia un atraso en el mejor de los casos y un retroceso en el peor. Es verdad que la multiplicidad de causas que implican un "atraso" hace difícil que en un artículo, que pretende no superar las 1500 palabras, pueda tratarse; sin embargo, cuando el atraso se debe a motivos que bien podríamos solucionar con un mínimo de buena voluntad de parte de los líderes de la obra y no se logra, entonces debemos reparar y meditar en ello.

He visto que la obra bautista independiente, muchas veces peca de "independiente" haciendo demasiado énfasis en la doctrina de la iglesia que declara que cada congregación es autónoma en gobierno y rechazando el cooperativismo, el cuál también se encuentra claramente expresado en las Escrituras.

La obra misionera debe ser llevada adelante en el marco de un cooperativismo que permita coordinar estrategias globales que faciliten el desplazamiento y arraigo de los misioneros que migran hacia sus lugares de servicio. El ejemplo que poseemos en el Nuevo Testamento, es el de un contacto entre los pastores y misioneros que les permitía discutir estrategias y unificar criterios, que facilitaban el trabajo de los misioneros y animaban a las misiones incipientes (Hch. 15).

La verdad del asunto, es que al leer 2ª Corintios, capítulos 8 y 9 parecería indicarnos que es el Misionero el que coordina con las iglesias el esfuerzo sinérgico para socorrer a los hermanos de Jerusalén con una ofrenda voluntaria. En este caso, Pablo anima a la iglesia de Corintio a cumplir con la recolección de una ofrenda prometida con anterioridad y envía a un grupo de hermanos para recoger dicha ofrenda y entre ellos menciona a un hermano designado por las iglesias (2 Cor. 8: 18,19). No es un hermano designado por una iglesia, sino por varias; lo que implica un nivel de organización mucho más sofisticado que el simple voluntarismo individual y poco comprometido de hoy, con que algunos pretenden apoyar al misionero, si es que lo encuentran.

La obra misionera es un trabajo en equipo no sólo entre pastores, sino entre pastores y misioneros. No es un trabajo destinado a ayudar a los misioneros, sino a alcanzar con el Evangelio al mayor número y cumplir de esa manera con la Gran Comisión. Para que este ideal pueda alcanzarse, alguien tiene que estar dispuesto a trabajar con iglesias como la de Corintios ¿no?, que aunque equivocada en muchas de sus enseñanzas, estaba dispuesta a ser corregida por su misionero (Apóstol - literalmente uno que es enviado) mientras colaboraba con la obra mundial.

En Argentina existen aproximadamente 150 iglesias Bautistas Independientes y la gran mayoría de ellas no se conocen entre sí; razón por la cual existen muchos misioneros sufriendo económicamente, cuando una simple cuenta matemática que incluya la cantidad de misioneros argentinos, nos daría como resultado que todos, sin excepción, deberían estar viviendo dignamente del ministerio, sin tener que trabajar secularmente.

Creo que el gran problema que estamos padeciendo puede deberse a una simple mala voluntad, impulsada por un genuino deseo de separarse de la falsa doctrina y mantener nuestras iglesias sanas en dicho aspecto. Sin embargo, cuando la separación doctrinal se da entre Bautistas Independientes, eso me hace recapacitar y entender que no tenemos bien definida la delgada línea divisoria entre una enseñanza equivocada y una falsa doctrina. La arrogancia de creer que la única interpretación válida de la Biblia es la que predicamos desde nuestros púlpitos nos ha llevado a construir dogmatismos que no nos permiten trabajar "a pesar de".

Es evidente que a Pablo no le molestaba trabajar con la iglesia de Corinto a pesar de sus desviaciones doctrinales. Inclusive les llegó a expresar el amor que les tenía aunque se habían desviado tanto que hoy día, ninguno de nosotros podría llegar a pensar que dicha iglesia fuera bautista; sin embargo, el Apóstol Pablo los incluyó en este privilegio de participar en la gran obra misionera mundial, llevada adelante por aquel entonces, por un grupo de iglesias organizadas que enviaban, sostenían y coordinaban ayuda financiera para que los líderes de la obra no sufrieran penurias económicas (2 Cor. 8;19; Hch. 11:29,30).

Mi pastor me enseñó que debemos siempre estar dispuestos a conocer a otros pastores Bautistas de manera personal, y confiando en la honestidad de los mismos, esforzarnos en trabajar en un compañerismo que ayude a expandir el evangelio hacia el resto del país. Debemos estar dispuestos a apoyar a otros misioneros que vienen recomendados por dichos pastores, para que cooperemos con la verdad. De esa forma, no sólo seremos de bendición a nuestra iglesia y a ese hombre que se aventuró a ir adonde nosotros no podíamos llegar, sino que estaremos abonando el terreno para que cuando el Señor levante un misionero en nuestra iglesia, se le facilite conseguir el apoyo misionero, debido al conocimiento previo cultivado en el compañerismo entre pastores.

¿Cuándo aparecerá un grupo de pastores dispuestos a buscar e invitar a trabajar coordinadamente al resto de las iglesias que en mucho casos, se creen pocas o aisladas? Particularmente creo que los pastores y misioneros deberían organizarse, y dejando de lado las diferencias políticas, designar a alguien dispuesto a viajar y hablar personalmente con cada uno de estos pastores, muchos de los cuales habrá que rastrearlos, porque ni teléfono de ellos tenemos. Si tan sólo pudiéramos ver el gran potencial sinérgico que estamos desperdiciando, estoy seguro que dejaríamos nuestras diferencias de lado para dar paso a la gran prioridad de Cristo, que es ir y predicar el evangelio hasta lo último de la tierra.



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