Quiero escribir lo que siento en un poema de amor,
Para expresar con acierto hablando en poesía,
Lo que no podría de otro modo expresarle a mi gran Dios.
Cuando en la noche yo salgo a mirar la luna llena,
Escoltada por estrellas que titilan levemente,
Me asalta de repente un sentir inexplicable.
Noches son esas, para mí, inolvidables;
Pues la presencia de Dios casi la puedo palpar.
A veces suelo llorar, a medida que yo canto.
Otras veces en mi canto, si me asalta la emoción,
Va surgiendo la canción que alaba siempre a mi Cristo.
Y en la soledad nunca resisto, dibujar cosas que pinto con mi letra y mi canción.
¡Quiero gritarle al mundo: "En verdad cuánto lo amo"!
Y cada día enamorarme, siempre, siempre, más y más,
De mi Cristo y su verdad; de mi Dios y su potencia;
De su Espíritu que encierra en mi interior el fervor,
Que me impulsa con amor, a escribir todos los días,
Expresando en poesía: ¡Cuánto amo a mi gran Dios!
En las iglesias contemporáneas, se observa una tendencia preocupante: el mensaje del evangelio está siendo diluido. Verdades fundamentales que antes se predicaban con firmeza están siendo suavizadas o, en algunos casos, eliminadas por completo. El deseo de atraer más personas y de ser aceptados socialmente ha llevado a muchos a modificar el mensaje...
El “síndrome del llanero solitario” es una metáfora que se usa para describir a personas que tienden a trabajar solas, evitando el apoyo o la colaboración con los demás. El término se inspira en el personaje de “El Llanero Solitario,” un héroe del Viejo Oeste que luchaba contra el crimen por su cuenta, con poca o ninguna ayuda.
