Un Tesoro Especial

03.02.2021

Introducción

Estamos sin duda, viviendo tiempos peligrosos (2 Tim. 3:1), y tal como Pablo lo explicara a Timoteo, el peligro está dado por la enorme confusión religiosa que estamos viviendo (ver 2 Tim 3 y 4), confusión que se ha trasladado incluso, a la manera en que debemos hacer las cosas para llevar el Evangelio al mundo.

En realidad, la confusión religiosa es ideológica, debido a que hemos renunciado -sin advertirlo- a la simplicidad de la interpretación escritural, para dedicarnos a intercalarla con un conjunto de ideas disociadas de la realidad bíblica y asociadas a un conjunto de pensamientos con sentido común, pero sin sentido bíblico alguno. Esto, sin duda, ha distorsionado nuestra valoración del mundo que nos rodea. Conocemos la Biblia, somos pastores incluso, "maestros de la ley", como bien describe Pablo a los líderes judíos de su época (Rom. 2:17-24), pero siento que hoy, más que nunca, necesitamos nuevamente reparar en las palabras de Cristo cuando dijo:

"No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan;sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan. Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón(Mateo 6:19-21)

Sin lugar a dudas, podemos decir, que aunque un tesoro es algo muy valioso, no todos los tesoros revisten el mismo valor. Es que el valor está determinado por una apreciación puramente subjetiva e individual. Una manta tejida por mi madre, reviste para mí, por ejemplo, un valor que el dinero no puede cuantificar. Recientemente, la actriz norteamericana Angelina Jollie, vendió un cuadro pintado por el ex presidente Roosevelt en más de 2 millones de dólares. Sin embargo, estoy seguro que si Roosevelt viviera, no pagaría ni 500 dólares para recuperarlo. Es que no es el cuadro, sino lo que el mismo representa para el comprador, lo que le asigna valor. Teniendo en cuenta este pensamiento, tal vez sería bueno que evaluaras: ¿Cuáles son los tesoros que más aprecias en tu vida?

Apreciando lo que Dios aprecia

El Apóstol Pablo hacía un esfuerzo consciente por tratar de parecerse a Cristo (Fil. 3:8-14), e instaba a los hermanos a que hicieran lo mismo, que se convirtieran en imitadores de Dios (Efe. 5:1; 1 Cor. 11:1). Pablo enseñó que debemos someter incluso nuestros pensamientos, para llevarlos a la obediencia a Cristo (Fil. 4:8; 2 Cor. 10:5) de forma tal que llegó a afirmar "mas nosotros tenemos la mente de Cristo" (1 Cor. 2:16).

Nuestra manera de pensar, entonces, no debería ser producto de nuestro trasfondo sociocultural, sino fruto de nuestro conocimiento de Dios. Si hemos de imitar a Dios, necesariamente debemos conocerle, pero si hemos de pensar como Dios piensa, debemos entonces ahondar en el escrutiño de la Biblia, porque los más íntimos pensamientos de Dios están intercalados en la Biblia de forma tal, que sólo serán revelados a aquellos que lo buscan (Sal. 25:14; Prov. 3:32; Sal 51:6).

¿Pero cómo hacer para deshacernos de esta mochila que llevamos? Me refiero al peso de nuestros hábitos y pensamientos carnales aprendidos en el seno de nuestro hogar, en nuestro crecer en medio de una sociedad que ama y practica el pecado: "He aquí en maldad he sido formado..." (Sal. 51:5). La clave nos la da Cristo cuando primero, rompe nuestra escala de valores al afirmar :

No penséis que he venido para traer paz a la tierra; no he venido para traer paz, sino espada.Porque he venido para poner en disensión al hombre contra su padre, a la hija contra su madre, y a la nuera contra su suegra; y los enemigos del hombre serán los de su casa.El que ama a padre o madre más que a mí, no es digno de mí; el que ama a hijo o hija más que a mí, no es digno de mí;y el que no toma su cruz y sigue en pos de mí, no es digno de mí.El que halla su vida, la perderá; y el que pierde su vida por causa de mí, la hallará.El que a vosotros recibe, a mí me recibe; y el que me recibe a mí, recibe al que me envió.El que recibe a un profeta por cuanto es profeta, recompensa de profeta recibirá; y el que recibe a un justo por cuanto es justo, recompensa de justo recibirá.Y cualquiera que dé a uno de estos pequeñitos un vaso de agua fría solamente, por cuanto es discípulo, de cierto os digo que no perderá su recompensa."Mat. 10:34-36

La manera en que impactan estas palabras en mi relación con mi propia familia, habla mucho sobre lo distante que se encuentra mi escala de valores con la de Dios. Estas palabras están dirigidas principalmente a aquellos cuya valoración de la vida, en general, no les permite asistir cada domingo a la iglesia, "porque algunos días la familia viene a visitarnos", o directamente aceptar a Cristo como Señor, porque "yo también tengo una vida propia que deseo vivir, y no la desperdiciaré convirtiéndome en un fanático religioso" a ellos Cristo les dice: "El que halla su vida, la perderá; y el que pierde su vida por causa de mí, la hallará".

Entonces, para apreciar lo que Dios aprecia, y odiar lo que Dios odia (Sal. 139:21), necesitamos hacer lo que Pablo hizo:

"Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí." Gál. 2:20

Porque Cristo es la "perla de gran precio" que sólo puede ser apreciada por aquellos que conocen sobre el tema (Mat. 13:45,46). Si conocemos y comprendemos lo que vale la vida de Cristo, entenderemos lo poco que vale la nuestra.

El Especial Tesoro De Dios

Una persona que aprecio mucho, insiste en que Dios no discrimina, por lo que me he puesto a estudiar el tema, pues aunque yo enseño que sí, mi base bíblica no era muy clara. Pues bien, aquí les presento un versículo donde Dios sí discrimina. Así como nosotros le asignamos diferente valor a las cosas, haciendo que hayan "tesoros" más valiosos que otros, este pasaje que les presentaré, nos muestra que aunque Dios le asigna valores importantes a muchas cosas y personas, sí discrimina entre unas y otras. Dios tiene "tesoros que son especiales".

"Ahora, pues, si diereis oído a mi voz, y guardareis mi pacto, vosotros seréis mi especial tesoro sobre todos los pueblos; porque mía es toda la tierra" Exo 19:5.

Dios está prometiendo al pueblo de Israel un trato especial "sobre todos los pueblos". Ellos serán como un especial tesoro. La promesa es condicional. Para que esto suceda Israel debe escuchar con atención y guardar -que es lo mismo que practicar- la Palabra de Dios.

Pero esta expresión utilizada por Dios para indicarnos que él le asigna valor especial a un pueblo por sobre otro, también lo vemos en lo tocante a los individuos:

Entonces los que temían a Jehová hablaron cada uno a su compañero; y Jehová escuchó y oyó, y fue escrito libro de memoria delante de él para los que temen a Jehová, y para los que piensan en su nombre. Y serán para mí especial tesoro, ha dicho Jehová de los ejércitos, en el día en que yo actúe; y los perdonaré, como el hombre que perdona a su hijo que le sirve. Entonces os volveréis, y discerniréis la diferencia entre el justo y el malo, entre el que sirve a Dios y el que no le sirve (Mal. 3:16-18).

Nuestra falta de discernimiento se debe, muchas veces, a que no estamos catalogados por Dios como "su especial tesoro". ¿Por qué digo esto? Por lo que dice el texto. Léalo nuevamente y analícelo conmigo:

Para pertenecer a dicho "tesoro" debemos ser temerosos de Dios, al punto de que seamos capaces de "hablar al oído de nuestro compañero" (v.16), frase que enfatiza el carácter personal de la charla que apunta a persuadir a la persona, en forma privada, a volverse a Dios (Sant. 5:20). Sólo ellas son parte de un grupo selecto -especial- en el cual Dios obrará de tal manera, que adquirirán la capacidad de discernir -comprender, distinguir una cosa de otra- como un obrar de Dios en sus vidas. "Entonces" significa que la capacidad de discernir viene luego de que Dios perdona, "como el hombre que perdona a su hijo que le sirve" (v. 17)

El "especial tesoro de Dios" son aquellos que han decidido serle fiel hasta la muerte (Fil. 2:8; Apo. 2:10; 12:11). Son los "hijos de obediencia" (Heb. 5:8; Rom. 11:30; 6:17), los llamados "amigos de Cristo" (Juan 15:14).

Conclusión

Vuelvo, nuevamente, a lo dicho en la introducción de este artículo. Pienso que estamos fallando en la manera en que servimos a Dios, cuando lo hacemos colectivamente, sin pensar en que cada uno dará a Dios cuenta de sí (Rom. 14:12).

Fallamos cuando no entendemos que es mejor tratar de persuadir a los hermanos a que regresen a las sendas antiguas (Jer. 6:16), a riesgo de que nos juzguen mal, a callar por temor al qué dirán (Juan 12:43).

Fallamos al no querer salir del molde de lo políticamente correcto antes de implementar en nuestros ministerios, aquello que Dios puso en nuestro corazón hacer.

La obediencia a la Palabra de Dios implica muchas veces persecución.

"Y también todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús padecerán persecución;" (2 Tim. 3:12)

Tal vez, a eso se refería Cristo cuando dijo "no he venido a traer paz, sino espada", ya que sin lugar a dudas, si hemos de volver a la simplicidad de obedecer la Palabra de Dios hasta las últimas consecuencias, tendremos la capacidad, dada por Dios, de discernir a tal punto que, sin dudas, seremos menospreciados por aquellos, cuya escala de valores difiere tanto de la de Dios.

Solamente que os comportéis como es digno del evangelio de Cristo, para que o sea que vaya a veros, o que esté ausente, oiga de vosotros que estáis firmes en un mismo espíritu, combatiendo unánimes por la fe del evangelio, y en nada intimidados por los que se oponen, que para ellos ciertamente es indicio de perdición, mas para vosotros de salvación; y esto de Dios. Porque a vosotros os es concedido a causa de Cristo, no sólo que creáis en él, sino también que padezcáis por él, teniendo el mismo conflicto que habéis visto en mí, y ahora oís que hay en mí(Fil. 1:27-29).

¿Eres parte del especial tesoro de Dios? ¿Padeces o has padecido alguna vez los mismos conflictos que tenía Pablo? Porque ten por seguro, que si Cristo es el primero en tu vida y solo Cristo es tu Señor, no pasará mucho tiempo para que la disensión llegue al seno de tu hogar, el desprecio de tus seres queridos se patente en comentarios despectivos hacia tus decisiones, o la persecución lisa y llana hacia tu persona se materialice.

No creas que exagero cuando digo que estamos viviendo tiempos peligrosos. Si no me crees, atrévete a decir en el seno de un centro educativo, que la perspectiva de género, es una ideología pecaminosa y sin base científica.

El especial tesoro de Dios es un ejército de incondicionales, dispuestos a dar su vida a Cristo para que el Evangelio corra, antes que entregarse a las exigencias de este mundo. ¿Eres parte de dicho ejército?